Reportajes especiales

Afrontar el cáncer de mama para las familias: un reto de acompañamiento

Las mujeres que han sido diagnosticadas con cáncer de mama deben afrontar diversos niveles de estrés y de perturbación emocional, así también las familias que acompañan los diagnósticos y tratamientos.

Mi hermana acaba de ser diagnosticada de cáncer de mama. Es mi única hermana, todos somos hombres. El médico nos dijo que debe llevar quimioterapias, ya va la segunda. Estamos tristes, porque nos dijo que la ha invadido otras partes, como el páncreas, pero tenemos que seguir”, relata Víctor Ramos, hermano de Beatriz.

Beaty, de 58 años, fue diagnosticada apenas hace unos meses de cáncer de mama. No se percató de la enfermedad. Jamás imaginó que sería víctima. Ha comenzado las quimioterapias, aunque el médico no les ha dado un gran aliento de esperanza. Ellos viven en un pueblo en Silao, Guanajuato, y su principal fuente económica es la tierra. Los hijos de Bety, a veces, cuando hay trabajo, logran emplearse en albañilería.

Bety es atendida en el Hospital Materno de Celaya, que es el más cercano para atenderse.

Inegi afirma que disponer de la afiliación a servicios de salud a alguna institución permite afrontar de mejor manera la atención de esta enfermedad. Por el contrario, no gozar de ésta hará que el gasto en salud para la familia sea mayor, ya que implica el pago de estudios, tratamientos, cirugías y hospitalizaciones.

“Cuando le dijeron a sus hijos, pues no podían creerlo, tengo cuatro sobrinos. Nunca nos lo imaginamos, porque mi hermana todavía es joven y nunca fue enfermiza. Creo que por eso hacernos a la idea pues está difícil”, comenta Víctor a Once Noticias.

Hasta ahora no le han dicho a su mamá, doña Nica. Consideran que tendría gran afectación, por su edad. Quieren contener el impacto.

Una vecina le dijo a mi mamá que Bety se veía enferma, que parecía que tenía cáncer, pero mi mamá nomás le dijo que no es cierto. Lo negó, imagínese si le decimos. Yo creo que a lo mejor mi mamá sí sabe, pero tampoco nos atrevemos a hablarlo. Todos los hermanos quedamos en no hacerlo. Mi hermana dijo que no dijéramos y pues hay que respetar su decisión, ¿verdad?”, externa.

Bety ya no sale al campo. La cuidan sus dos hijas, principalmente. El resto de los tres hermanos se “echan la mano” con los gastos, sobretodo en los traslados para ir al hospital.

Pues ahorita en comida, Bety no quiere ni comer. A veces ya ni quiere y pues ahí están sus hijas dándole. Yo le digo que debe estar fuerte para aguantar el tratamiento que luego yo la veo muy mal. Aquí sí está difícil, porque además tenemos lo de la pandemia”, señala Víctor al explicar que ahora Beatriz se encuentra en un grupo de riesgo.

Los impactos en la familia van desde el económico, hasta el psicológico, porque nadie, nunca está preparado para enfrentar los efectos de una enfermedad de este tipo: “fue un golpe para todos”.

Bety trabajaba pero ahora ya no puede, por lo que el sustento proviene del resto de la familia.

Víctor y sus hermanos no acuden a terapias, “no, a qué hora. Creo que a mis sobrinos sí les dijeron que hay grupos de familias, pero pues con qué tiempo y también queda todo muy lejos desde acá, así que pues no”.

 

Atención y acompañamiento psicológico, una vía

El estrés que provoca padecer cáncer de mama puede tener efectos emocionales negativos en las pacientes. La valoración integral es una de las cuestiones que se toman en cuenta cuando se realiza el diagnóstico.

Todo el sistema se tambalea y requiere una reestructuración para adaptarse a las necesidades de atención y cuidado que deben proporcionar a la paciente. Acompañada además a esta crisis, el desgaste físico, económico y emocional en la familia, lo que ocasiona un desequilibrio total en el ritmo y estilo de vida. En ocasiones se requiere incluso de apoyo de familiares y amigos para cubrir estas necesidades”, tal como afirma la investigadora Estefany Acosta, en un estudio que realizó con familias de 63 mujeres con diagnósticos de cáncer de mama.

La médica afirma que las alteraciones de la paciente con cáncer de mama no solo está enfocado en el aspecto físico de la enfermedad, sino que también se condiciona por una serie de eventos en el ámbito familiar, sexual e incluso laboral.

 

Las formas de afrontarlo

Pues todavía creemos en Dios que Bety se puede curar, aunque ya nos dijo el doctor que harán intento con lo de las quimioterapias. Nosotros no lo hablamos, porque no queremos preocupar a mi mamá y pues ahora sí que con los días pues ahí vamos”, cuenta Víctor.

Las formas de afrontarlo de las familias depende de factores, como los económicos, sociales o emocionales. Aunque los lazos familiares internos son un factor positivo para enfrentar de manera activa la enfermedad y sus efectos.

La Sociedad Americana de Cáncer (ASC) señala que los principales cuidadores en su mayoría son cónyuges, pareja o hijos. En México, no obstante, sobresale la desigual relación, ya que las mujeres suelen ser las principales cuidadoras.

Los especialistas sugieren que las personas cuidadoras se informen sobre la enfermedad, pregunten a los médicos tratantes todas las dudas, pero también aceptar las necesidades individuales, pedir ayuda y apoyo psicológico, para acompañar los procesos de la enfermedad.

Pese a que Víctor y su familia tratan de afrontar el golpe, mantienen la esperanza de que el tratamiento para Bety funcione.

“Pero vale la pena no dejar sola a la Bety. Ya veremos cómo hablamos con mi mamá”.

Existen algunas fundaciones que brindan apoyo emocional, tanto a pacientes como a las familias o canalizan a centros especializados de apoyo psicológico, por ejemplo, Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM), Asociación Mexicana de Lucha contra el cáncer AC o Fundación CIMAB.

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