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“Algunos regresan, pero no fue el caso de mi hijo, lo encontré sin vida”

La señora María de los Ángeles Serna Rojas buscó a su hijo quien fue detenido por la policía de la colonia Tacubaya, en Ciudad de México. A tres días de su desaparición, fue a través de una noticia en redes sociales como se informó de lo más lamentable, el fallecimiento del joven de 30 años.

José Alberto Serna Rojas es el único de los tres hijos que llevaba los apellidos de la madre. Trabajaba de herrero, por lo general pasaba el tiempo de ocio en la entrada de su vivienda y al final del día en su cuarto viendo televisión entre estatuas de San Judas Tadeo.

Para la señora María fue raro llegar la noche de ese sábado 4 de septiembre y no ver a su hijo en la entrada de la vecindad, pero pensó que estaría en su cuarto. Cuando entró a casa no había nadie, se preocupó y comenzó a preguntar por él. 

Uno de los vecinos le dijo que policías de la patrulla MX-008-D3 se lo habían llevado detenido porque estaba gritando en la calle. Hasta ese momento su madre pensaba que lo habían llevado al Centro de Detenciones por Faltas Administrativas, conocido como el “Torito”.

Fuimos a la alcaldía de Miguel Hidalgo porque antes de llevarlo al Torito tienen que presentarlo ante un ministerio público, pero nos dijeron que ahí no estaba, pero que podía estar detenido en otro lado porque ese día hubo un operativo antidrogas unas cuadras arriba y nos mandaron buscar al Búnker (fiscalía capitalina). Pero se me hacía raro porque él siempre me llamaba y me decía en dónde estaba o si iba a llegar tarde, y esa vez ni me habló ni nada y se supone que les dejan hacer una llamada. Fue una vecina la que levantó el reporte de desaparecido en Locatel pero le dijeron que tenía que esperar 24 horas para que pudiera poner una denuncia”, explicó la señora María de los Ángeles.

Esa noche la señora sabía que su hijo había sido detenido, pero no había datos en alguna institución policial, ministerial o médica. La señora pasó la madrugada caminando de ventana a ventana dentro de su casa, esperando que su hijo regresara y entrara antes de que terminaran las eternas 24 horas que les pedía Locatel.

El lunes 6 de septiembre la señora decidió salir a todos los lugares que le habían dicho y pasó de la alcaldía Miguel Hidalgo al “Torito”, luego fue al edificio de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y le dijeron que fuera al Bunker, ahí le dijeron que no estaba detenido y por fin le dijeron que tenía que ir a la Fiscalía de Personas Desaparecidas, en Azcapotzalco, a poner una denuncia. El día se le fue entre uniformados y burócratas que por fin le abrieron una carpeta de investigación a casi 48 horas de la desaparición forzada de su hijo. 

En la fiscalía de desaparecidos le entregaron un volante con la foto y los datos de su hijo. En el lugar donde fue la detención pidió los videos de las cámaras que había en una bodega, pero la empresa se negó. Casi una semana después, por una orden judicial, entregaron las grabaciones.

Al día siguiente, el martes 7 de septiembre, la señora salió a buscar a su hijo de calle en calle, una de las vecinas la acompañó a repartir los fotovolantes y a preguntar si sabían algo de lo qué había pasado. En el camino, un joven que vio el boletín de búsqueda comentó que deberían de ir a las barrancas de Chapultepec, porque policías golpean a los detenidos y los van a tirar a esa zona. Según explicó el hermano del Alberto, es algo común en las prácticas policiales de esa región.

La señora llegó al espacio abierto al medio día, iba caminando entre árboles y piedras con su vecina. Las dos gritaban el nombre de José Alberto, preguntaban a cualquier persona que se encontraran. Unos obreros les comentaron que unas horas antes se habían llevado un cuerpo del lugar, que no tenían muchos datos, pero por la ropa que describieron confirmaba que era su hijo. Al recibir la noticia, la señora tomó rumbo para su casa, pero antes de salir de las barrancas se encontraron con unos policías a los que le preguntaron sobre el cuerpo que habían localizado, sin embargo, no sabían nada. Tras llegar a casa, junto con su otro hijo salieron al Instituto de Ciencias Forenses ahí les dijeron que no estaba el cuerpo, que fueran a la alcaldía Miguel Hidalgo.

Pasó a reconocer el cuerpo de su hijo que estaba destapado de la cintura para arriba y se dio cuenta que tenía el rostro golpeado y el tórax con moretones, la señora lo reconoció por la barba y los tatuajes. Cinco horas después, a las seis de la mañana, del 9 de septiembre, le entregaron el cadáver de su hijo y le sugirieron que tenía que trasladarlo directo al panteón por el tiempo que llevaba el cuerpo, pero la señora María de los Ángeles decidió velar en su casa a José Alberto Serna. Patrulleros rondaron durante toda esa noche.

Al día siguiente enterraron el cuerpo. El viernes 10de septiembre,  Fernando, hermano del fallecido se comunicó para conocer qué es lo que había pasado con la investigación.

Esta persona me contestó y me dijo que ya habían hablado con los policías implicados y que ellos dijeron que no habían estado ese día ahí. Que ellos no fueron, que ellos habían soltado a mi hermano. En ese momento quisimos poner una denuncia a CDHDF y nos dijeron que deberíamos tener la carpeta de investigación. El lunes 13 salimos a buscar la carpeta, pero nos decían que no estaba en ningún lado, así estuvimos dos días hasta que decidimos bloquear Constituyentes el 15 de septiembre para que nos hicieran caso”, relató Fernando.

Esa tarde, el secretario de Seguridad Ciudadana de la capital mexicana les ofreció una reunión, pero querían trasladar a la señora en una patrulla, vecinos y familiares se opusieron, así que se fueron tres mujeres más con ella, otros tomaron el nombre del policía y el número de patrulla donde las llevarían.

El secretario se comprometió a que para el lunes de la siguiente semana tendría alguna respuesta y fue así como se giraron las órdenes de aprehensión contra los policías. Para el día 20 de septiembre, detuvieron a Andrés “N”, Óscar Ubaldo “N” y José Ángel “N”, tres de los cinco oficiales con órdenes de arresto. El 24 de septiembre pasado fueron vinculados a proceso por su presunta participación en el delito de desaparición forzada agravada y el juez dictó prisión preventiva a los tres detenidos y dio dos meses para completar la investigación. 

Queremos que paguen los policías, que no sólo les den una sanción, una multa y vayan para afuera, porque sabemos que han hecho eso con mucha gente. Faltan dos policías que están fugados, yo quiero justicia para mi hijo así me manden al infierno para hacer justicia, estoy dispuesta a ir y para allá sólo para hacer justicia, eso se lo prometí en su tumba”, mencionó la señora Serna.

Agregó que faltan investigar tres delitos en la carpeta contra los patrulleros: homicidio, tortura y abuso de autoridad.

“Queremos que se investigue a fondo porque cómo le dijimos al secretario (de seguridad ciudadana), aquí vienen los policías, los detienen (a los jóvenes), les pegan y los van a tirar a las barrancas. Algunos regresan, pero no fue el caso de mi hijo, a él ya no lo encontré con vida”.

Él era el único que estaba conmigo después de la muerte de mi marido. Me duele mucho, hay veces que me siento derrotada y quisiera salirme y perderme y gritar. Hay veces que amanezco bien, pero hay veces que no, pero me pongo a pensar en mis otros hijos y en mis nietos y pienso que tengo que ser fuerte. Es algo que ni a mi peor enemigo le deseo”, concluyó María de los Ángeles.

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