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Así dañan la capa de ozono tablets, celulares y computadoras

Vaciar la carpeta de correos electrónicos borrados, no deseados y enviados ayudan a generar menos CO2.

En las distintas capas que componen la atmósfera (esa delgadísima capa gaseosa que rodea al planeta) se pueden encontrar gases, partículas sólidas y líquidas que tienen distintas funciones, que hacen posible a la vida. Una de las más importantes es la capa de ozono, que se localiza a 15 hasta 50 km de la superficie de la Tierra, en la estratósfera.

Esa capa nos protege de la radiación ultravioleta y es un elemento fundamental, para la vida en el planeta, pero ha sufrido demasiados embates por la actividad humana.

De acuerdo a estudios científicos, se ha comprobado que los medios electrónicos como celulares, tablets y computadoras generan bióxido de carbono (CO2), lo que daña a esa fina capa gaseosa, tal como señala Gabriela Jiménez, académica del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IE-UNAM), a Once Noticias.

¿Cuándo fue descubierta la capa de ozono?

El ozono fue descubierto, en 1840, por el alemán Christian Friedrich Schönbein. Lo identificó por su fuerte olor cuando aisló el compuesto gaseoso y lo denominó ozono, que proviene de la palabra griega ozein, que significa oler.

Después, en 1913, los franceses Charles Fabry y Henri Buisson descubrieron la capa de ozono.

En los últimos tiempos se han descubierto agujeros en la capa de ozono que, de acuerdo a la comunidad científica, significa que esa capa se está adelgazando. Este fenómeno y la pérdida de densidad no suele ser permanente, sino que fluctúa con las estaciones.

No obstante, los agujeros se producen debido a los contaminantes, que reaccionan con el ozono y que, por consecuencia, lo descomponen.

Razones que producen su daño

Son nada más y nada menos que los aerosoles estratosféricos derivados del azufre producidos por los volcanes; pero también los halocarbonos y los gases derivados del cloro, como los clorofluocarbonos que son moléculas, empleadas como propelentes y refrigerantes.

Gabriela Jiménez (IE-UNAM) destaca que los agujeros en la capa de ozono no son casos extraordinarios.

Destaca que, el más conocido, es el ubicado en el hemisferio sur, en la Atlántida, aunque también existe uno en el hemisferio norte, que son estacionales y producidos por la contaminación. Se calcula que el de norte se cerrará en el año 2030 y el del sur, en 2050.

“La capa de ozono es importante, al faltar el ozono se pierde la vida en la Tierra. No sólo nos causa daños, quemaduras, cáncer de piel. Pero el problema se está atacando, aunque yo tengo una frase: ‘las acciones hormiga crean soluciones masivas’”, dice en entrevista con Once Noticias.

La experta coincide en que el cloroflurocarbono que se usaba en los refrigeradores y aerosoles y que, según ella, ya no se usa en México por el cambio climático, dañaba en gran medida a la capa de ozono.

Añade que, el factor que contribuye a ello son la presencia continua de las fábricas, pese a que están bajo legislación y certificadas debidamente.

Tecnología, gran responsable

Aunque, lo realmente dañino para esta fina capa gaseosa es el bióxido de carbono (CO2) producido por los medios electrónicos.

“No saben la cantidad de CO2 que generan. Últimamente se ha vuelto una de las principales fuentes de contaminación. Es que es muy difícil explicarle a la gente que un correo produce CO2, porque dice: ¿cómo? si no lo puedo tocar y no es tangible”.

Pero la explicación va más allá. En primera instancia, la profesora explica que un correo electrónico sencillo sin imágenes, sin archivos, del tamaño promedio, puede generar 50 gramos de CO2, por lo tanto, se calcula que en un día, en el mundo, se pueden generar entre 25 y 30 mil toneladas de CO2.

“También videoconferencias y un mensaje de whatsapp produce CO2 . No es que usted lo mande o no, lo que sucede es que cuando se manda el correo, en algún momento llega a su destinatario. Las bandejas de entrada y salida, no las tenemos en nuestra computadora, están en unas computadoras inmensas que se les llama granjas de computadoras”.

Asume que esos lugares funcionan como servidores muy grandes, con muchas computadoras conectadas entre y repartidas en todo el mundo.

Ella sostiene que los ocupados por estas grandes computadoras pueden ser del tamaño de un supermercado, o más grande, y están almacenadas en un bodegón -por así llamarlo- que generan mucho calor porque están prendidas 24 horas.

“Ese calor genera CO2. Claro que también se genera con la computadora personal, pero en cuanto nosotros la apagamos, la dejamos de generar o se genera muy poco porque tiene una pila interna que siempre está prendida, aunque este calor es sólo una de las consecuencias”.

Y el problema sigue.

La especialista detalla cómo es que estos servidores enormes, que ofrecen el servicio de correo electrónico, deben enfriar esos cuartos para evitar el sobrecalentamiento de las computadoras.

Y es que no hay manera de disminuir los efectos de este proceso porque, para enfriarlos se usa aire acondicionado que genera más CO2.

Otro punto es que el sótano de esas grandes bodegas, están llenas de agua y en cada determinado espacio en el suelo hay rejillas de tal manera que el aire frío que genera el agua, casi helada en el sótano, saldrá por esas rejillas y enfriará el ambiente de esa bodega.

Recalca que, mantener esas cantidades de agua fría con una máquina enfriadora y que funciona todo el día, genera CO2; por eso concluye que, no es que se haya mandado el correo o no, sino el lugar donde están almacenados.

“A esto me refiero con ‘acciones hormigas’: vaciar la carpeta de correos borrados, no deseados, correos enviados, los viejos, eso significará que los servidores liberarán espacio y se generará menos CO2”.

¿Internet nos salva la vida o termina con ella?

Reconoce que, aunque el internet nos ha salvado la vida, también contribuye a este daño, porque cuando estamos de viaje, con el único hecho de que tengamos señal podremos bajar información de la nube.

“Pero la nube, no es una nube esponjosita, como la vemos en el cielo. No. Es una computadora que, en alguna parte del mundo, entre más información guarde, más está contaminando”.

Por ello, se atreve a recomendar que la información se almacene en discos duros externos, porque son económico y eficientes. Y, en el caso de requerir guardar dos o tres archivos y sea imposible cargar con una computadora, sólo dejar pocos archivos guardados en la nube.

Así mismo, aconseja desconectar los aparatos electrodomésticos que no estén en uso, como los microondas, la televisión o las baterías del celular, porque generan CO2.

Ante tal escenario, la académica abre el debate para quienes están al frente de la educación de nuestro país. “Luego de ver cómo es que generamos CO2 y dañamos la capa de ozono con el uso de computadoras, habría que valorar seguir en clases vía zoom o regresar a las clases presenciales”, concluyó.

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