El segundo día de rastreo de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Morelos fue en la barranca de Yecapixtla, que baja hasta el río Cuautla. En ese lugar se supo que hace un mes localizaron un tambo lleno de cemento, pero al fondo había restos humanos que delataron al lugar como uno de los tiraderos conocidos por la voz popular del pueblo.
El convoy de familiares iba escoltado por militares y guardias nacionales, que llegaron al local de un solidario que ofreció su espacio como estacionamiento y lugar de descanso de los brigadistas.
El calor subía de la hierba caliente y del piso húmedo, las familias tenían que bajar formadas en una línea al borde de un camino que daba al vacío.
El camino se interrumpió y una pendiente, de cuatro o cinco metros de profundidad, detuvo a las familias. Elementos de Protección Civil y de la Comisión Nacional de Búsqueda armaron un mecanismo con cuerdas que permitió bajar hasta a la buscadora más longeva de 73 años.
El camino seguía de bajada y los sesenta brigadistas lograron llegar al fondo del río. Buscaron con dirección al puente donde habían arrojado el tambo con restos humanos.
El río tenía una corriente baja pero no del todo. Los familiares cruzaban brincando entre piedras redondas de todos los tamaños. Se sabe que también es un canal de aguas negras que en ese momento dejaba ver entre las piedras muchas prendas de ropa, zapatos, bolsas de mujer, pantalones y hasta juguetes infantiles.
El olor del río incomodaba a cualquier nariz, pero después de un tiempo ya no se sentía. La espuma blanca del río dejaba entender que la contaminación del agua era brutal.
Ranas con una pata y peces muertos flanqueaban la corriente de agua. Las familias rascaban entre la arena y seguían sacando prendas de ropa que cuando se desprendían de la tierra despedían un tufo fétido.
Los brigadistas subieron caminando a contra corriente, algunas buscadoras encontraron pequeños pedacitos de huesos que cuando fueron analizados por los antropólogos voluntarios señalaron que eran de animales que pudieron haber tirado desde el puente.
El lugar es impresionante, un cañón de piedra roja, que sería paradisiaco si no estuviera totalmente bordeado de basura y aguas negras.
De arriba para abajo los elementos de la organización “Marabunta” descendían a rapel por más de 50 metros de altura. La búsqueda del suelo y sobre las alturas parecía no arrojar ningún hallazgo. Pero llegando las cinco de la tarde, uno de los que colgaba sobre las cuerdas anunció que había localizado una costilla humana.
Con protocolos específicos sacó el hallazgo del precipicio. Lo puso en un lugar accesible para que los peritos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Morelos, la procesará para iniciar la identificación del resto.
Wendy Guadalupe Ruiz Ramírez, comisionada de Búsqueda de Morelos, afirmó que la Fiscalía del estado realizará el procesamiento del lugar.
La costilla humana se recogió y comenzó su proceso dentro de la cadena de custodia estatal. Las familias comenzaron a subir la barranca de aguas negras hasta llegar a la superficie, ahí las esperaba una torta de jamón y frijoles antes de subir a los carros y regresar en un camino de una hora al albergue donde pernoctan.
El día de trabajo terminó. Las familias tomaron un baño en la alberca y comieron una sopa caliente que cerró el día pasadas las siete de la noche.