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Buscadoras llegan a CDMX, tras el rastro de Grisell Pérez

La activista Grisell Pérez Rivera desapareció desde el 13 de marzo de 2021. Su madre Concepción Rivera inició la búsqueda un par de días después, sin embargo, fue hasta el 19 de abril cuando hicieron la primera diligencia y se dieron cuenta que la casa donde vivía estaba derrumbada y los escombros habían sido tapados con varias toneladas de tierra.

Bajo el montículo estaban documentos, ropa y todas las pertenencias de Grisell Pérez que parecían haber sido enterrados a propósito.

Tras cuatro meses de la desaparición de la abogada y activista, comenzaron las búsquedas en las comisiones. La primera semana de julio iniciaron en el refugio “Cabaña de la sabiduría” en Tlalmanalco, Estado de México, ese espacio era donde vivía Grisell y también en donde atendía a personas en situación de calle.

Los familiares salieron a pegar boletines y preguntar a los vecinos si habían visto o si sabían algo de Grisell en esa zona.

Durante la segunda semana de julio, la búsqueda se llevó a cabo en Ciudad de México.

Bajo la neblina de la mañana, en las inmediaciones del Centro Cultural Tlatelolco, se reunieron personas de las comisiones de búsqueda de la capital, del Estado de México y de la Comisión Nacional.

El recorrido comenzó, divididos en tres grupos resguardados por elementos de la Guardia Nacional, rumbo a colonias populares como Tlatelolco, Morelos, Tepito, el Centro Histórico y Lagunilla.

Los contingentes se dedicaron pegar volantes y entrevistaron a comerciantes y personas en situación de calle que pudieran saber el paradero o alguna pista de Grisell.

Los grandes edificios y largos pasillos de Tlatelolco se fueron llenando poco a poco con volantes que la señora Concepción  Rivera y las comisiones de búsqueda iban pegando. Algunos vecinos se mostraban atemorizados al ver elementos de la Guardia Nacional pasar entre los angostos corredores de la unidad habitacional, pero la mayoría eran receptivos y solidarios con la familia que busca en cada rincón de la ciudad.

Uno de los grupos llegó a la entrada de un edificio, el portero salió enfurecido y gritando dijo que no se podía pegar “propaganda”, porque el edificio parecía una cárcel. Pese a las explicaciones de comisionados y de la señora Concepción Rivera, el portero rechazó la colocación de los boletines de búsqueda.

El sol iba mostrando sus primeros destellos del día, la templada mañana fue agarrando calor y las chamarras ya pesaban. Alguna que otra persona comentaba a la señora que podrían haber visto a Grisell hace un par de meses.

Todo Tlatelolco quedó cubierto con el rostro de Grisell, sólo algunos espacios donde no permitieron colocar el boletín quedaron en blanco.

Los tres grupos llegaron a un punto de reunión a medio día, de ahí partieron en convoy rumbo a Garibaldi.

El gusano de carros y patrullas entró por la Lagunilla y se estacionó de frente a la plaza de los mariachis, a lo lejos las trompetas y las guitarras sonaban la canción “Volver, volver”, mientras Concepción caminaba entre los grandes sombreros y personas en situación de calle.

Lo mismo que en Tlatelolco, fueron pegando boletines por la Plaza de la Conchita, el Teatro Blanquita y las vecindades de la colonia Guerrero.

Las pistas que le daban le movían el corazón. Un hombre llegó y le dijo que hace un par de días vio a una mujer idéntica a su hija, a Concepción se le mezclaban todas las emociones, pero fríamente le pidió al sujeto que describiera a la mujer, y lo primero que dijo es que “era una mujer alta y vestida con ropa formal”; la madre de Grisell pensó que podría ser una confusión pues su hija es mide 1.55 metros y por lo general viste de ropa casual. Así iban y venían las emociones de la buscadora.

Caminaron bastantes cuadras para cubrir todo el perímetro de búsqueda. Al regresar al punto de reunión, encontraron a otra familia que estaba haciendo la misma labor pero sin todo el apoyo gubernamental.

La familia de Luis Enrique Puente Vázquez, de 27 años, desaparecido el 3 de julio del año 2021, pegaba sus boletines hechos con una fotocopiadora a blanco y negro. Los colocaban junto a los que la señora Concepción había pegado un par de horas antes. El insólito encuentro dejó un fortuito diálogo y la unión de las familias.

La búsqueda terminó y las víctimas quedaron en contacto para organizarse en otras actividades.

Quiero agradecer a todos los que participaron en esta búsqueda. A todas las instituciones personas que nos han acompañado en este trabajo que ha durado cuatro meses. Yo sé que muchas familias no reciben la atención que hemos tenido por parte de las autoridades. Termino con la cabeza a punto de estallar por tanta información que recibimos en estás búsquedas pero también estoy agradecida”, expresó Concepción Rivera.

Las nubes grises comenzaron a cerrar el cielo y las gotas de agua que caían, parecían lágrimas que acompañaban el dolor de las víctimas de desaparición en Ciudad de México.

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