Verónica Rosas es mamá de Diego Maximiliano Rosas Valenzuela, un menor de edad que fue secuestrado el 4 de septiembre de 2015, en Ecatepec, Estado de México, y hasta hoy no se sabe el paradero y la suerte del pequeño.
Diego nació el 29 de agosto de 1999. Estudiaba la preparatoria en Coacalco,
iba en su segundo año y todos los días llegaba a casa entre una y dos de la tarde, su madre llegaba entre cuatro y cinco.
Acaba de ser su cumpleaños 16 y ese día le pidió permiso a su madre para salir, dijo, ‘no se tardaba’ y como era de día, lo dejó ir. Era una regla que él siempre tuviera el celular prendido y aparte si era una salida de noche su madre lo llevaba en carro para ver a donde iba, pero ese día la luz de la tarde le dio confianza, le
dio permiso hasta las ocho de la noche, porque los viernes le ayudaba a Verónica a entregar un proyecto de PowerPoint, que presentaba en su trabajo semanalmente.
“Dieron las nueve de la noche y no llegaba, me comencé a angustiar, él era muy responsable. Cuando le marqué me manda a buzón y ahí comencé a enojarme porque pensé que le había valido gorro, pero de alguna manera me relajé y esperé otra hora. A las diez ya no me pareció normal que no llegara ni que su teléfono siguiera apagado”.
“Comencé a buscarlo en la colonia, y cuando iba manejando me entró una
llamada diciéndome que tenían a mi hijo secuestrado y que
querían dinero y pues yo no lo creí, porque soy una persona de bajos recursos, no soy rica. Pensaba que
solo secuestraban a la gente rica y pues yo solo era una madre soltera trabajadora, pero no tengo riquezas, entonces colgué. Cuando volví a contestar
me hablaron con groserías y me dijeron algunas cosas que solo Diego sabia y pues
me sentí muy mal. Le avise a una vecina, pero todos pensaban que era una extorsión”, dijo en entrevista Verónica.
Acudieron a diferentes autoridades, pero los mandaron a la Gendarmería de la Policía Federal a que negociaran e hicieran el operativo de rescate, pero todo fue fallido. El tiempo de las
negociaciones tardó entre seis y ocho días, según recuerda Verónica. La familia pagó el rescate, pero Diego nunca regresó a casa.
“Durante el proceso yo no juntaba el dinero y las autoridades nos guiaron muy mal y pues lastimaron a mi hijo para darme una prueba de vida, yo en ese momento sentí que me iba morir, pero tuve que seguir. Y es por eso que entregamos la cantidad que pidieron. Nos dijeron que lo iban liberar y que lleváramos una ambulancia porque Dieguito estaba mal, así lo hicimos. Dijeron que iban a dejarlo por Chalco, ese día lo buscamos todo el día por esa zona, pero no logramos encontrarlo”, lamentó Vero.
En el caso se detuvo a tres personas en marzo de 2016, eran dos hombres y un menor de edad, quienes fueron detenidos en flagrancia durante un secuestro. Durante las entrevistas lograron relacionarlos al secuestro de Diego. El plagiario menor de edad se declaró culpable y obtuvo una sentencia de tres años y medio.
Cumplió su condena y ahora está libre. Los otros dos
siguen con procesos abiertos, pues a pesar de las diferentes pruebas presentadas no se les ha aclarado una sentencia.
Llama la atención qué, aunque en los años en los que fueron detenidos aún no estaba configurado el delito de desaparición, hoy en día no se hayan creado líneas de investigación para acusarlos por ese crimen. Ni en audiencias han querido ofrecer información que pueda ayudar con el paradero de Diego.
“Así como nosotros tenemos la esperanza de encontrar a Diego, ellos tienen la esperanza de salir. Entonces no quieren decir nada y niegan su participación. El joven que si fue sentenciado ya está libre y no hay nada que lo pueda obligar a decir en donde esta Diego y eso es muy frustrante porque pensamos que los derechos de las personas desaparecidas nadie los cuida”, expresó a Once Noticias.
Verónica Rosas junto con otras familiares víctimas de desaparición comenzaron a organizarse para formar el colectivo
Uniendo Esperanzas del Estado de México. Ahora también parte de su proceso es acompañar a otras familias para ayudarles a que tengan un camino más ligero y, en sus casos, buscar esa
resiliencia dentro del apoyo mutuo. Dentro de sus trabajos de acompañamiento han ayudado a coordinar las búsquedas que se reiniciaron en el Gran Canal.
Hace un año Verónica solicitó buscar en el Puente de Fierro del Gran Canal
, porque es muy cercano a uno de los predios de los secuestradores de Diego. Las autoridades hicieron el análisis y determinaron tres puntos de prospección:
Puente de Fierro, Tecámac y un tercer lugar a las periferias de Ecatepec.
Estas búsquedas ya se habían iniciado en el mes de marzo, pero por las condiciones de seguridad (estaban bajo unas antenas de alta tensión) se suspendió y después llego el mal clima y las lluvias que les impidió continuar, “aunque no han concluido en el primer punto decidimos venir a Puente de Fierro, porque el montículo de basura que desazolvaron del Gran Canal ya se lo van a llevar las autoridades y la comisionada de búsqueda del Estado de México pidió que los dejaran para revisarlos”.
“Es muy impactante estar aquí, por todo lo que implica este lugar. Yo tengo la fe de que mi hijo este vivo, sin embargo, tengo que descartar cualquier opción”.
“Ahora nos tocó venir a escarbar en medio de toda esa basura para ver que
no haya ningún resto o alguna persona, ya sea Diego o alguien de todas las familias del país. En la
búsqueda pasada hubo un hallazgo gracias a dios, y aunque
no es un dictamen oficial parece que no pertenece a ninguna de las familias que participamos en la diligencia, pero aún no tenemos la identificación plena por parte de las autoridades”.
Verónica Rosas pidió que las autoridades investiguen y busquen, ya que lo delegan a las comisiones de búsqueda que no tienen el equipo ni personal para hacer esas diligencias.
“A las autoridades, sobre todo a los agentes del ministerio público que no olviden que son personas las que buscamos. Estamos cansadas de las investigaciones de escritorio, que solo estén girando oficios, para nosotras no son efectivas esas búsquedas, queremos que investiguen para que lleguemos a donde están nuestros seres queridos”.
Pidió que se actualicen en la materia de desaparición y que
conozcan todos los nuevos mecanismos y leyes “para que puedan entender que la
desaparición es un delito continúo y permanente, y mientras las autoridades hagan el ocultamiento de un cuerpo con sus malas diligencias o de una persona con vida, ellos también están ejerciendo un delito”, concluyó la buscadora mexiquense.