Siete años fueron los que determinó el Tribunal Superior de Justicia de Ciudad de México (TSJ-CDMX) a Javier Edilberto “N” por el delito de violencia familiar, según resolvió la magistrada Celia Marín Sasaki, hacia Elisa Xolalpa, sobreviviente a tentativa de feminicidio por ataque con ácido.
Esta entidad ordenó, también, a la Fiscalía General de Justicia de Ciudad de México (FGJ-CDMX) que investigue las negligencias e irregularidades cometidas por las autoridades como el extravío de la carpeta de investigación de Elisa.
El ataque ocurrió en 2001 cuando Elisa, una mujer campesina originaria del pueblo de San Luis Tlaxialtemalco, una zona chinampera de Xochimilco, fue rociada con ácido en 40% de su cuerpo, por parte de su expareja, Javier Edilberto “N”. Sufrió quemaduras que la llevaron a diversas y dolorosas intervenciones quirúrgicas.
Elisa comparte a Once Noticias que desde entonces el camino no sólo ha sido largo sino que por momentos pareciera no tener fin. Y es que el proceso ha durado 21 años, pero no ha estado exento de los traspiés de la justicia hacia las mujeres que han sido víctimas de la violencia estructural, machista, misógina y clasista que permea en este país.
Elisa reconoce, desde el otro lado del auricular, que esa pena no le hará justicia a su cuerpo, a sus hijas, ni a su familia, porque una condena en sí misma (por violencia familiar) no es justicia, sino lo mínimo que debe garantizar el Estado luego de los agravios hacia los cuerpos y vidas de las mujeres que han sobrevivido a estos ataques.
Y es que los ataques con ácido han incrementado en la región y en el país. La organización Acid Survivors Trust International (ASTI) calcula que al año se producen al menos mil 500 agresiones: más de 80% de las víctimas son mujeres y 90% de los atacantes son hombres. Además es considerada una forma de violencia extrema contra las mujeres.
En nuestro país, en los últimos 20 años, hasta 2021, de acuerdo con un registro de la Fundación Carmen Sánchez, se han contabilizado 29 ataques con agentes químicos. Sin embargo, no existe una cifra oficial del número de mujeres que han sido víctimas de este tipo de violencia y las cifras podrían ser mayores, pero muchos casos no se denuncian y no se hacen públicos.
¿Dónde está la carpeta de investigación del caso de Elisa?
“Estaba hospitalizada, el Ministerio Público tomó declaración y como tenía lesionadas mis manos no pude firmar, lo hizo mi mamá”.
Cuando Elisa salió del hospital acudió a la Fiscalía Desconcentrada Benito Juárez para darle seguimiento y preguntar por su carpeta de investigación, pero le dijeron que no la encontraban. Después acudió a la Procuraduría General de Justicia y recibió la misma negativa.
En esa búsqueda, tal como compartió Elisa, la Unidad de Gestión y Criminalística arrojó los datos de Elisa y el delito, “pero no hay más, esa carpeta está desaparecida. No estoy mintiendo, sí me pasó. Siento coraje porque cómo es posible que una carpeta, con un delito tan violento, pueda desaparecer”, relató Elisa a Once Noticias.
Hasta ahora, Elisa tiene copia de la declaración que hizo en 2001. En esta se lee que la indagatoria tiene el número FDALVARO/043/USD01/00200/2001-11B y que fue realizada en la Fiscalía Desconcentrada Benito Juárez, en la Unidad Investigadora-2.
Es lo único que sustenta que esa carpeta existió, porque las autoridades han argumentado que está perdida.
Elisa enfatizó que está a la espera de que se reponga el proceso, se investigue la actuación de las autoridades que realizaron la investigación y las irregularidades, como la pérdida de la información. Exige saber dónde está su carpeta y por qué las autoridades no le dieron seguimiento a la investigación.
Elisa expresó a Once Noticias que ella busca la sentencia máxima, porque existen las pruebas que acreditan el delito además de una violencia continua que perpetró el agresor, pero también la familia de él, quienes la han amenazado y agredido en constantes ocasiones.
Esta sentencia, dijo Elisa, significa mucho porque se da luego de que el imputado buscó una apelación que le daba la posibilidad de salir bajo una fianza de 30 mil pesos y de seguir su caso fuera de reclusión, luego de un fallo que emitió el juez Adolfo Rodríguez Campuzano, en diciembre de 2021.
“Me siento contenta con la resolución de la magistrada. No es la sentencia que buscamos. Estamos en diálogo para retomar el proceso de 2001 y la Fiscalía reconozca que perdieron la carpeta”, señaló.
Reconoce que la sentencia lograda ha sido parte de una lucha colectiva que es de ella y de todas las mujeres que la han acompañado en este andar.
Elisa Xolalpa Martínez agregó con voz temblorosa, pero precisa al externar sus ideas:
“Estamos en búsqueda de la verdad, para mí es muy importante como mujer de un pueblo originario, porque durante mucho tiempo fue visto como mi responsabilidad de que hice algo que provocó que me tratara de esa forma y siempre tuve señalamientos, pero la verdad es importante. Dejar un precedente, pese al tiempo, y que haya una sanción”, concluyó.