Reportajes especiales

Comedor comunitario y espacio cultural convergen en “Manos Amigues”

Manos Amigues es un comedor comunitario para la comunidad LGBTIQ+, aunque también se le puede describir como un espacio cultural, donde convergen los diferentes sectores del barrio y de la comunidad.

En el lugar se ofrece arroz, frijoles y un guisado con proteínas por el costo de 15 pesos. Aunque también hay una galería de arte gráfica y al fondo un escenario para los diferentes artistas.

No es un comedor común, el espacio es enorme, con techos altos y bancas cómodas frente en las largas mesas. El horario de producción inicia a las nueve de la mañana, para empezar a ofrecer la comida a la una de la tarde. Se ubica en Pedro Moreno 113, colonia Guerrero, en Ciudad de México. 

Alex Rodríguez es el director de Manos Amigues y explicó que una de sus mayores fortalezas es que todas las decisiones para el funcionamiento del espacio se toman de manera asamblearia.

Tuvimos que tener buena planeación, una buena administración y sobre todo una buena gobernanza para que esto pudiera funcionar. Por eso decidimos hacer un consejo honorario en dónde se tienen que tomar las decisiones de manera colectiva, que es muy importante pero también muy complicado, pero sabemos que es la única forma para hacer que todo esto pueda avanzar”, afirmó Alex.

“Por eso es que también este modelo está encaminado a la comunidad LGBTIQ, porque estamos muy fragmentados. Nunca falta el activista que se cuelga medallas con trabajo de otros y lucran con la moneda de solidaridad, así como también hay mucha banda que no hace nada, o quienes están totalmente desinteresados. Este espacio abre la puerta a otro tipo de convivencia a favor de nosotros y hacer iniciativas tan ambiciosas como alimentar bien a las personas u ofrecer un espacio de expresión”.

La idea surge con la Unión de tres organizaciones “La colonial” que puso el lugar; “Burritos y no bombas”, quienes repartían despensas; y “Manos Amigues”.

El lugar lo hicieron con sus manos. El diseño, instalación de luz, mantenimiento, acomodo de los espacios para que la cultura y la comida tuvieran un lugar para convivir y que no fuese dirigido a la clase alta.

Más que un comedor es un centro comunitario dónde las personas pueden venir a coexistir y sobre todo a expresarse, desde el sector artístico, el del espectáculo. La comunidad (LGBTIQ) ha estado confinada a este lugar limítrofe  social de la vida nocturna, las estéticas, la fiesta. Sufrimos  de discriminación y este es un lugar seguro donde podemos convivir y expresarnos. Es una opción de comer dignamente y observar un espectáculo mientras se genera comunidad y red con otras personas”, aseguró Alex Rodríguez.

La libertad de llevar más allá el proyecto tiene que ver con su autonomía gubernamental pues el apoyo del programa viene de un actor y una fundación estadounidenses.

“Hemos analizado el funcionamiento de otros comedores oficiales y se nos hace muy convencional y también un poco descuidados, pensamos que deberían de ser lugares más dignos. Nuestros principales usuarios son gente de la tercera edad, o niños o personas en situación de calle”.

“La alimentación es muy complicada porque en el sistema productivista en el que vivimos dice que para alimentarte necesitas trabajo y para tener trabajo necesitas capacitarte y para capacitarte necesitas redes de contactos y muchas cosas más que alejan a los sectores de esta necesidad básica que es la alimentación”, expresó Alex.

El director del proyecto señaló que hacen falta muchos voluntarios en Manos Amigues, por lo que convocó a la comunidad a sumarse al espacio.

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