Reportajes especiales

¿Cómo impacta la actividad minera a la salud de poblaciones?

Especialista advierte que existen evidencias científicas sobre las implicaciones de salud; sin embargo, hay desafíos para dar seguimiento a la problemática

Efectos negativos en la salud, repercusiones socioambientales, culturales y violaciones a los derechos humanos, son parte de las afectaciones que se han reportado por la actividad minera en las comunidades. En entrevista con Once Noticias, Marlene Cortez Lugo, investigadora en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) en Dirección de Salud Ambiental, destacó que la evidencia científica señala que la presencia de metales pesados que provienen de la actividad minera y que son expuestos a través del suelo, el aire o del agua, implican graves consecuencias en la salud de las personas.

Entre deficiencias y vacíos

La investigadora Marlene Cortez Lugo señaló que en México la problemática de la minería está íntimamente ligada con el hecho de que “la ley minera otorga de carácter preferente y de actividad pública [concesiones mineras] por encima de cualquier actividad relacionada con las comunidades en los territorios”. Nuestro país ocupa el onceavo lugar, a nivel mundial, con mayores conflictos socioambientales relacionados con la minería. La investigadora del INSP recordó que los proyectos mineros obtienen permisos de operación a través del Procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental (PEIA).
“De acuerdo a la Ley General de Equilibrio y Protección al Ambiente tiene la finalidad de identificar y evaluar los impactos potenciales al ambiente y definir y proponer las medidas necesarias para prevenir o mitigar, sin embargo, hemos observado que hacen una limitada referencia a aspectos de impacto en la salud o impactos sociales y culturales”, lamentó la investigadora.
Dijo que tanto en la legislación como en la práctica existen deficiencias y vacíos que conducen a que la toma de decisiones de estos proyectos no se haga en función de una visión integral (para la conservación ambiental, la salud y bienestar social y cultural) teniendo en cuenta el pleno respeto de los derechos humanos de las poblaciones que se asientan en los territorios en los que se desarrollan megaproyectos.

¿Cómo se miden las afectaciones?

La especialista del INSP dijo que la exposición a contaminantes, metales o metalaoides se da en diferentes fases de la minería: en la extracción, procesamiento, en el manejo de los jales (conocido como el apilamiento de los residuos después de que los minerales han sido extraídos de las rocas que lo contienen) o a través de la contaminación directa del aire, agua suelo aire o alimentos. Relató que las poblaciones están expuestas no sólo a una cosa sino a diferentes sustancias, por lo que se debe estudiar la exposición y coexposición. Ante esto, dijo, es importante una evaluación de la salud de la población en cuanto a efectos o mortalidad, previo a los proyectos mineros y darles seguimiento.
“Eso facilitaría conocer las causas de las afectaciones en salud o a lo largo del tiempo del proyecto minero”.
Para dimensionar la problemática la investigadora recordó que en México se tienen casos como fue el derrame de 40 millones de litros de desechos tóxicos y metales pesados sobre los ríos Sonora y Bacanuchi, por la mina Buenavista del Cobre, subsidiaria de Grupo México, ocurrido el 6 de agosto de 2014. Debido a la devastación que causó se considera el desastre ambiental minero más grande de México. Afectó a más de 20 mil personas y hasta la actualidad en el agua hay presencia de arsénico y plomo, lo que tiene graves consecuencia para la salud de las personas que continúan expuestas. Y es que los estudios se hacen hasta que se presentan efectos graves o visibles. Por ejemplo, en el caso de la contaminación del Río Sonora, las afectaciones de piel fueron las más visibles, aunque  después se detectó un aumento de enfermedades renales o cáncer que se asociaron a la contaminación.
“Debido a que los desechos fueron lixiviados de sulfato de cobre, se asoció [también] a una disminución de fecundidad en mujeres expuestas a la contaminación del Río Sonora”, indicó la doctora Marlene Cortez.

Afectaciones en salud

La especialista relató que ella y su equipo de trabajo han realizado estudios sobre el efecto del manganeso, en Hidalgo, lo que les ha revelado datos relevantes, por ejemplo:
  • En menores se encontró que el manganeso tiene impacto a nivel neurológico.
  • Entre mayor es la exposición a manganeso por aire, la función intelectual en escolares decrece con efectos más notables en niñas que en niños.
  • En población adulta tiene efectos principalmente en el funcionamiento motor (en el movimiento).
En tanto, hay estudios que prueban que la exposición de mujeres embarazadas a la actividad minera pueden tener trastornos en el crecimiento fetal, además de problemas perinatales. “En general, se ha probado que los impactos a la salud en etapas tempranas de la vida, con la contaminación por metales, puede desencadenar el desarrollo de ciertas discapacidades”, narró al medio. En lo que respecta a los jales, la investigadora señaló que pese a que son desechos continúan con presencia de minerales.  Apuntó que cuando los metales entran en contacto con el agua “hay contaminación. Todos los cuerpos, el agua, el aire o suelo, tienen la capacidad de autodepurarse siempre y cuando no se rebase esa capacidad”. Mientras que con relación al talio, la investigadora dijo que ya se ha estudiado en otros países y se asocia a daños en el sistema nervioso.
“La mayoría de los metales son neurotóxicos, tienen que ver con afectaciones en el sistema nervioso central”.

Desafíos

Marlene Cortez Lugo enfatizó que hay muchos desafíos a enfrentar; sin embargo, criticó que no existe una vigilancia epidemiológica en zonas mineras, por lo que urge a crear una coordinación intersectorial con el sector salud para atender a las personas afectadas por esta actividad, que incluya capacitación adecuada del personal. Y es que puntualizó que el personal de salud no cuenta con la capacitación para detectar una intoxicación por metales pesados como plomo, “es algo que no se ve en la medicina común por eso es importante la capacitación de los profesionales de la salud”. Entre otras cosas, la especialista enfatizó que las empresas mineras tienen la obligación de realizar evaluaciones periódicas de los impactos y que las instituciones como Semarnat, deben dar seguimiento y monitoreo al ciclo completo de los proyectos mineros, porque no basta con realizar estudios una vez que hay afectaciones o sólo de forma previa, sino que se debe dar seguimiento, ya que otro problema es cuando cierran las minas y dejan a su paso devastación. 
“Es urgente introducir la figura de evaluación de impacto ambiental y en salud, en el marco normativo”.
Dijo que una cuestión importante es reformar la legislación vigente sobre las actividades mineras con un enfoque de derechos humanos y a favor del medioambiente y de la salud. La investigadora resaltó que no es fácil, pero consideró que el tema debe ser prioritario en la investigación y que se debe invertir para que se genere conocimiento que pueda ser implementado en la política pública. “Se deben también impulsar estrategias de educación que concienticen a las poblaciones sobre los diversos impactos y cómo se relacionan con la demanda y consumo de bienes y servicios”, concluyó la doctora Marlene Cortez Lugo.

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