Un tema muy sonado y preocupante a nivel mundial es el cambio climático, resultado del consumo excesivo de energías convencionales como el carbón, petróleo, gas. Todos son necesarios para el desarrollo de las sociedades modernas.
Sin embargo, a mayor crecimiento de la economía mundial, existe una mayor demanda en el consumo de energía, produciendo con ello, una elevada cantidad de gases de efecto invernadero (GEI), causantes del calentamiento global que es la antesala del cambio climático.
Existen esfuerzos a nivel mundial por frenar los efectos del cambio climático, disminuir la huella de carbono y no comprometer los recursos de las nuevas generaciones. La realidad es preocupante.
De acuerdo con Global Footprint Network (GFN), actualmente necesitamos los recursos de 1.6 planetas por año para satisfacer los recursos naturales que usamos anualmente, y esto aumentará con el paso del tiempo. Se piensa que para el año 2030, necesitaremos dos veces más, y en 2050 se requerirá utilizar el equivalente a tres veces más los recursos naturales que ocupamos por año. Lo anterior es simple y sencillamente insostenible.
Los expertos en energía, medio ambiente y otras áreas relacionadas, recomiendan el uso eficiente de energía, que se puede aplicar a una persona, un proceso, una industria o un país. La intención es utilizar la menor cantidad de energía para obtener los mismos servicios. Los seres humanos deseamos una vida más simple y por eso usamos la energía para todo, desde iluminarnos hasta movilizarnos.
Líneas de acción
Un ejemplo de ello es cuando una persona adquiere un automóvil que posee un motor eficiente energéticamente. Esto le permite poder recorrer la misma distancia que normalmente transita, pero ahora utilizando menor cantidad de combustible.
Indica que debemos tomar el control y usar nuestro sentido común para lograr la eficiencia energética. Es decir, debemos utilizar sistemas más eficientes que favorezcan al usuario y a la sociedad en general. Usando menos combustibles fósiles, disminuye la contaminación ambiental. Es necesario, entonces, que todas las personas tomemos el control del uso eficiente de energía y una conciencia colectiva en torno a ella.
Los seres humanos debemos reeducarnos y educar a las nuevas generaciones, con enfoque de uso eficiente de energía y bien común. Es decir, aunque se tenga un auto ahorrador de gasolina, un híbrido, o eléctrico, se debe privilegiar salir a caminar para realizar algunas de las tareas cotidianas. En la medida de lo posible, lo mejor es utilizar el transporte público o compartir el auto con familiares o compañeros de trabajo.
En el hogar, debemos iluminarnos con lámparas LED de baja potencia. Instalar un sistema de paneles fotovoltaicos para producir energía eléctrica para autoconsumo. Utilizar un calentador solar para tener agua caliente todo el día. Desconectar los aparatos eléctricos que no se estén utilizando. Instalar únicamente electrodomésticos de consumo eficiente, haciendo especial énfasis en el refrigerador, la lavadora y la pantalla de televisión.
En industrias y oficinas, es recomendable realizar un diagnóstico energético que permita conocer cuánta energía eléctrica se consume mensualmente. Al mismo tiempo, se debe verificar que no existan fugas de electricidad. Se debe hacer un censo sobre los consumos en iluminación, calefacción, etc., tanto en horario de trabajo, como cuando no hay actividades.
Pueden parecer complicadas las acciones mencionadas antes, pero afortunadamente, el Instituto de Energías Renovables de la UNAM cuenta con expertos que te pueden ayudar a realizar estudios de eficiencia energética, así como el diseño de sistemas basados en energías renovables, para el autoabastecimiento de energía de tu casa u oficina. Apostemos por un mundo sustentable no para el mañana, sino para tenerlo hoy mismo.
Sergio A. Gamboa | Instituto de Energías Renovables, Universidad Nacional Autónoma de México | sags@ier.unam.mx