La contaminación del arroyo Coyote y del río Santa Rosa se dio por un derrame de la presa de jales y acuosos de la Compañía Minera Cuzcatlán, en 2018, lo que provocó un brote de hepatitis y de enfermedades gastrointestinales, sin embargo, también se registra el aumento de enfermedades respiratorias desde que la minera comenzó sus operaciones en San José del Progreso, Oaxaca, denuncian las periodistas Mariana Recamier y Roxana Romero.
La Compañía Minera Cuzcatlán es una filial mexicana de la compañía canadiense Fortuna Silver Mines. Inició sus exploraciones en 2006 en los Valles Centrales de Oaxaca. En 2010, comenzó sus operaciones de extracción de oro y plata.
En la actualidad ocupa 64 mil 442 hectáreas, la empresa se localiza en San José del Progreso y tiene 31 concesiones. Además está explorando en otras partes de los valles y de México, por ejemplo, en Sinaloa. Tiene proyectos mineros en Perú y Argentina”, denuncian Mariana y Roxana.
La Compañía extrajó sólo el año pasado 6.2 millones de onzas de plata y 37 805 onzas de oro y, según datos de la investigación que realizaron las periodistas, las comunidades que habitan en los municipios cercanos a la minera padecen afectaciones graves, principalmente en la salud.
En conversación con Once Noticias, Mariana Recamier y Roxana Romero dijeron que hallaron afectaciones en la salud de pobladores en, al menos, dos comunidades (en un marco de 20 km).
“Una es San José del Progreso y Magdalena Ocotlán, aunque la contaminación se extiende a otras comunidades como San Pedro Apóstol. Sin embargo, estas son las principales porque están a un lado de las instalaciones”, dijo Mariana.
Roxana comentó que la contaminación se hizo visible a partir de un derrame de la presa de jales, en 2018.
“Los jales son residuos de rocas molidas que quedan después de la extracción de los minerales. La pileta donde se vierten, se desbordó y contaminó el agua”, explicó.
Estos residuos llegaron al pozo de agua potable que usa la comunidad de Magdalena Ocotlán, una población que padece altos niveles de marginalización. Al notarlo la comunidad dejó de consumir esa agua algunos meses, sin embargo, indicó Mariana Recamier, “un año después del derrame comenzaron los brotes de enfermedades gastrointestinales por organismos no identificados (la Secretaría a de Salud los define así cuando se desconoce lo que provoca la enfermedad) derivado de la presencia de metales. Hubo un brote de hepatitis”.
Dicha información, dijeron, fue confirmada por estudios toxicológicos que realizaron especialistas que trabajan en la zona, como el Instituto de Ecología de la UNAM, que encontraron presencia de estos metales que rebasaban los niveles permitidos por las autoridades, tal como señaló Recamier.
Además, hallaron otros sucesos relacionados a la contaminación como “la presencia de agua roja con una capa de espuma. En 2020, los peces aparecían muertos en las presas cercanas a las comunidades. Había una capa negra en las plantas que cultivaban. Para las comunidades que están vinculadas con sus territorios fue muy notable lo que estaba ocurriendo”, compartió Roxana.
Otro de los principales hallazgos de las periodistas fue que el arroyo Coyote, se conecta con el Río Atoyac, luego a Río Verde que desemboca al Océano Pacífico.
Es un recorrido largo, pero a final de cuentas, la presencia de metales es alta y constante y puede llegar al mar. Es una de las preocupaciones de las comunidades”, detalló Mariana Recamie.
El arroyo Coyote no siempre tiene agua y por tanto, no aparece en los mapas de hidrografía del INEGI.
“En CONAGUA sí aparece con coordenadas precisas. Nosotras le dimos seguimiento y coincide con las comunidades que ellos dicen. El arroyo pasa por debajo de la presa de jales. La empresa refiere que ‘hay una corriente intermitente que pasa por debajo de la presa de jales’, pero ellos la han entubado. No dicen el nombre de esa corriente, pero con los mapas y cruces nosotras concluimos que es el arroyo Coyote. Según los especialistas es peligroso que haya una corriente entubada dentro de las instalaciones mineras. Además, todo lo que sale de ahí, baja con todos los minerales”, destacaron.
Respuesta de las Instituciones a la problemática
Las periodistas mencionaron que las comunidades han denunciado la situación ante Semarnat, Cofepris y Conagua.
Existen multas y manifestaciones contra la minera, pero no hay un freno de sus operaciones.
En abril de este año el “Frente No a la Minería por un Futuro de Todas y Todos”, se reunieron con Semarnat, acordaron una serie de estudios y monitoreo en la zona por parte del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).
Hasta la actualidad no se han realizado muestreos y además la minera Cuzcatlán ha firmado convenios con otras compañías mineras canadienses para explorar en otras zonas de Oaxaca, “según la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), la minera tiene la intención de extender sus operaciones hasta 2029”, revelaron Mariana Recamier y Roxana Romero.