Este 8 de septiembre es Día Internacional del Periodista, una fecha establecida por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, Argentina, en 1938.
Al principio, la fecha se estableció en memoria del primer medio impreso regional de carácter independentista de esa nación; más tarde, al término de la Segunda Guerra Mundial, el gremio periodístico internacional optó por homenajear al periodista checo Julius Fucik, quien fue ejecutado por los nazis el 8 de septiembre de 1943. Su reportaje “Al pie de la horca” logró ser publicado en 1945.
Este escrito adquirió gran difusión internacional y ha sido traducido a más de ochenta idiomas, de hecho, ha sido libro de cabecera de varias generaciones de estudiantes.
Y, precisamente, por tratarse de un día dedicado a los periodistas, Once Noticias conversó con Bernd Debusmann, periodista alemán retirado, quien radica con su familia, integrada por su esposa Concepción, su hijo Bernie y su nuera Sarakshi, todos dedicados al “maravilloso oficio del periodismo”, como diría Gabriel García Márquez.
En la ciudad de Washington DC, Bernd Debusmann sigue escribiendo columnas de opinión sobre política estadounidense y otros conflictos mundiales.
Durante su etapa periodística fue nominado al premio Pulitzer, el prestigiado galardón que enaltece logros en el periodismo impreso y en línea, la literatura y la composición musical en los Estados Unidos (EUA). La nominación se dio por su cobertura de la toma de la embajada de EUA en Irán, donde se tuvo al personal estadounidense como rehén por 445 días. Dicho conflicto se desarrolló entre 1979 y 1981.
Bernd Debusmann confiesa ser “terco” y admirador de Nelson Mandela “porque hizo lo correcto sin importar las consecuencias”. Además, un intrépido aventurero, que practica el skydiving, o bien, el paracaidismo, donde presume haber hecho más de tres mil saltos.
Debusmann inició su larga carrera internacional en la agencia Reuters en su natal Alemania. Aunque el destino, que siempre tiene sus propios planes, pronto lo llevaría a Europa del Este, el Medio Oriente, África y Latinoamérica.
Sus pininos se dan en la ciudad germana de Bonn, en 1964, como corresponsal local. Toda su carrera se desarrolló exitosamente en la agencia Reuters, “donde empecé en mis años 20’s y estuve 48 años”, relata.
El último puesto, por así decirlo, que tuvo al frente de esa agencia fue como editor para las Américas con base en Washington.
Meteórica carrera
Desde esa trinchera, tuvo la oportunidad de demostrar sus habilidades y capacidad aprendidas para manejar a un extenso equipo, conformado por 500 periodistas, ubicados en norte, centro y sur de América.
Bernd ha reporteado desde 102 países y ha tenido como base: Londres, Inglaterra; Viena, Austria; Addis Ababa, Etiopía; Beirut Líbano; Cairo, Egipto; Belgrado, en lo que era Yugoslavia; Nairobi, Kenia; Ciudad de México, México; Praga, en la ex Checoslovaquia; Miami, Florida como jefe para América Latina y finalmente Washington, DC.
Pero, ¿cómo surge la idea o qué influye en su vida para ser corresponsal de guerra? “Me inspiré y motivé por ciertos libros y biografías de otros periodistas”, responde.
Ya adentrado en los conflictos bélicos en los que ha estado presente con esa vena reporteril y habilidades que los caracterizan se hallan: el conflicto Etiopía-Eritrea; guerra Irán-Irak; guerra civil en Angola; guerra civil en Líbano; guerra en Centroamérica; guerra del gobierno Colombiano contra los guerrilleros de izquierda; guerra en Perú contra Sendero Luminoso; guerra del Golfo; pero sin duda el conflicto que más lo marcó fue, “la invasión de Estados Unidos a Irak”.
La experiencia en un “día de guerra”, no se parece ni una décima a lo que vivimos los mortales. Así lo narra este experimentado periodista.
“Te levantas, vas a cubrir la batalla, regresas, escribes, te tomas un trago. Son días en los que no hay nada de los problemas de la vida diaria que uno vive cuando está en casa. Esperas sobrevivir y que pase algo grande que te de la gran nota; el sonido y el ambiente son de explosiones, ruidos de metralletas, sirenas, gritos de dolor, grito de duelo”.
Del trabajo que considera más valioso para su carrera está haber cubierto el conflicto bélico civil en Líbano.
“Ahí fui herido dos veces. Aún tengo la bala en mi espalda, pues esta incrustada en la espina dorsal y sería peligroso extraerla. En la primera ocasión (que lo hirieron) fue cubriendo una batalla en el centro de la ciudad”, relata.
Añade que la segunda vez fue en un intento de asesinato por parte de Hafez al-Assad, un dictador sirio que le había advertido que dejara de escribir en contra de él.
“El matón enviado me disparó por la espalda desde una moto. También Etiopía me marcó bastante. Ahí en una ocasión el gobierno me interrogó durante cinco horas, tras las cuales fui obligado abandonar Addis Ababa por negarme a revelar mis fuentes sobre la ejecución de cinco oficiales del ejército por parte del dictador que regía el país”, explica.
Y aunque han sido casi cinco décadas de satisfacciones en el mundo periodístico, también ha habido tristezas, como el hecho de ver morir a colegas delante de él.
“Para mí siempre ha sido el trabajo primero, los sentimientos después”.
Pero su trabajo, pese a su retiro, no concluye porque el experimentado periodista publicará próximamente un libro sobre columnas de opinión.
Finalmente, y al ser este día dedicado a los periodistas reconoce que, en lo que respecto a México, en nuestro país debe y urge terminar con el asesinato de representantes de medios de comunicación y con la represión a la prensa independiente.