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“Decidí romper esquemas, estudiar y no casarme”; científica indígena va a Alemania por posgrado

Perfecta Cabrera García es parte de 0.1% de mujeres indígenas que logra estudiar un posgrado.

Perfecta Cabrera García es una mujer indígena originaria de San Bartolo Tutotepec, una zona Otomí del estado de Hidalgo. A sus 34 años ha logrado convertirse en una de 0.1% de mujeres indígenas que logra estudiar un posgrado.

Once Noticias Digital platicó con Perfecta, quien se concibe como una mujer que a pesar de ser doblemente discriminada, por ser mujer y ser indígena, siempre logra lo que se propone, y empezó su recorrido desde la infancia con algo muy claro: “siempre dije que no me iba a casar porque lo que quería era estudiar”.

Perfecta fue acreedora a una de las dos becas que otorgó el grupo alemán Merck en su “Programa de Estancias Técnicas de Investigación para Mujeres Indígenas Hidalguenses en Alemania”, en conjunto con la Unidad de Planeación y Prospectiva y el Consejo de Ciencia, Tecnología e Innovación (CITNOVA) del estado de Hidalgo.

El proyecto de Perfecta García tiene que ver con el microencapsulado de granada para pacientes diagnosticados con hipertensión leve.

¿Cuán retador ha sido para ti llegar hasta donde te encuentras ahora?

Desde muy pequeña ha sido realmente un reto el llegar hoy aquí y poder decir he logrado todo esto. Tuve una familia un poco disfuncional, entonces mi madre tuvo que tomar la batuta en cierto momento y decir tengo a mis hijos y tienen que salir adelante.

Ella siempre ha querido que mis hermanos y yo sigamos estudiando, que nos superemos, que seamos alguien, si ella no tuvo la oportunidad, que nosotros sí la tengamos.

Mi mamá ha sido realmente una fuente de inspiración para mis hermanos y yo, y el reto fue realmente estar en la escuela. Primero pues mi nombre, obviamente no es algo que yo haya elegido y mis papás lo decidieron, antes no me gustaba pero ahora ya lo acepto. Fue desde ahí un poco difícil porque es un nombre no muy común, mi papá quiso que me llamara así.

¿Has sido discriminada por el hecho de ser de origen indígena?

Soy un gran ejemplo, no solamente para casa y mi comunidad, sino para todas las mujeres indígenas, pues los retos que hay que vencer es ser señalado porque hablas una lengua indígena, porque tus papás hablan una lengua indígena. Yo puedo decir que sufrí mucha discriminación, hoy hay más apoyo, pero antes no era así y te señalaban, ese fue un reto muy importante. Jamás negué que mis papás son indígenas, mi papá es campesino y mi mamá se dedicó al comercio. Somos cinco mujeres y un varón. Cuatro de seis pudimos seguir estudiando, mis hermanos mayores no lo pudieron hacer.

En la escuela a veces al principio, me acuerdo que hasta el segundo grado, me daba pena porque sentía que se burlaban de mi nombre y me ponían apodos. Aparte el hecho de que mi mamá hablaba otomí, en la escuela los niños comentaban, los que hablan otomí son nacos, esa era la palabra que usaban, entonces yo veía que mi mamá era una mujer empoderada. Ella siempre desde que me acuerdo daba discursos frente a mucha gente y los daba en otomí, y yo decía qué padre, quién como ella que lo puede hacer.

¿Cómo hiciste para superar esa discriminación?

Tengo muy grabado que cuando iba a la secundaria a veces no había luz, porque en mi municipio se sufre mucho de la luz eléctrica, y me ponía a estudiar con una vela y así hacía mis tareas. Después vino el reto de que tenía alrededor de 16 y ya iba a entrar a la prepa y el miedo de los papás a esa edad normalmente es que te embaraces y te vayas a casar, y yo siempre dije yo no voy a hacer eso.

Mi hermana mayor se casó de chica, yo dije ‘quiero seguir estudiando, no quiero casarme’, no porque esté mal sino porque si me caso no voy a poder seguir estudiando. Las mujeres en mi comunidad se casaban muy pequeñas.

Decidí romper ese esquema con el que a veces te señalaban, no solamente eres señalada por las personas de la comunidad, sino incluso por familiares de la ciudad, quienes decían a mi mamá ‘se te va a casar y va a salir embarazada’, entonces yo les dije a mí no me vas a tratar así, a mí no me vas a discriminar. Yo dije que iba a demostrar que cuando quieres puedes.

¿Qué profesión elegiste y cómo llegaste hasta el posgrado?

Yo a otras chicas les cuento que hay becas, que hay escuelas digitales y que siempre que se quiere estudiar se puede hacer. Sé que tenemos algunas carencias, pero yo dije puedo lograrlo. Estudié licenciatura en Terapia Física en la Universidad Politécnica de Pachuca.

Me seguí con una maestría, después de terminar la licenciatura trabajé un tiempo porque la terapia física en México es nueva, no es muy reconocida en el sector salud. Pasé por el proceso de decir ya estudié y ahora qué hago, no me alcanzaba para solventar lo que quería. Se me presentó la oportunidad, trabajé tres años y me dedicaba a la consulta particular y la maestría la había postergado porque tenía que ayudar en casa con algunas carencias que teníamos. Me dediqué tres años a trabajar, sabía de las becas de Conacyt y dije si no me la dan, la tomo con mis ahorros.

Yo dije, así me quede sin nada, yo no sé cómo le voy a hacer iba a tomar mi maestría. Afortunadamente el Conacyt me dio la beca y estudié la maestría en Ciencias Biomédicas y de la Salud.

¿Cómo va a repercutir en tu comunidad, con tu familia y en lo personal tu estancia en Alemania?

Es crecimiento personal y profesional, es también un cumplimiento de retos y luchas que he podido demostrarme que soy capaz de lograr muchas cosas. En mi comunidad creo que voy a ser un gran ejemplo a seguir. Quizá muchas mujeres indígenas no saben lo que estoy realizando, yo soy una mujer que regularmente anda ocupada y me gusta hacer muchas cosas a la vez, incluso trabajar bajo presión, y a veces no saben a qué me dedico, pero cuando tengo la oportunidad de platicar con una mujer indígena la trato de impulsar a que siga estudiando.

Me gustaría compartir a mi regreso de Alemania la experiencia con otras mujeres, para que se animen a que rompamos el esquema de 0.1% que logran llegar al máximo nivel de estudios.

En mi comunidad es algo que hace falta, porque desgraciadamente la juventud ahora ya no quiere estudiar. En el estado de Hidalgo va a ser muy bueno ver que una mujer indígena logró ir a continuar su investigación a otro país, a Alemania, con otro idioma, otra cultura, a miles de kilómetros de su casa, pero que no le preocupa y que lo puede lograr. Creo que va a influenciar bastante.

¿Qué mensaje le envías a las niñas en México?

Que no se rindan, que ellas pueden lograr los sueños que se han propuesto, si ellas quieren ser astronautas lo van a lograr porque lo quieren. Y como lo mencionaba no hay obstáculo más grande que el que tú misma te puedas poner. En mi casa no me enseñaron la palabra no puedo.

Ellas pueden lograrlo, por ejemplo, ayer platicaba con mi sobrina que vive en una localidad cercana a mi municipio y le conté que me iría a Alemania a continuar con mi investigación y me preguntó qué es lo que tenía que estudiar para lograr eso, ella tiene 11 años, y le dije que era una beca para Ciencias de la Salud, que si ella quería podía estar en el mismo lugar que yo, entonces mi sobrina me dijo “yo quiero estudiar eso, quiero ser doctora”.

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