Lo abres, lo hueles, lo palpas, lo hojeas. Te deleitas con él. Revisas su índice, y, si hay fotos, las admiras. Del otro lado, prendes tu computadora, abres la app de tu celular o tableta. Das un clic y ahí lo tienes. Práctico, con brillo y luz amoldables a tus gustos. Lo puedes subrayar sin remordimiento de conciencia.
El primero, el impreso, festeja el Día Internacional del Libro el 23 de abril. Este 4 de julio se celebra el Día Mundial del Ebook o Libro Electrónico. Y es que, en esta fecha, pero de 1971, Michael Hart estudiaba en la Universidad de Illinois, Estados Unidos, y acababa de conseguir por primera vez acceso al sistema informático de la universidad. Mientras pensaba qué hacer con ese acceso, decidió transcribir una copia de la Declaración de Independencia de Estados Unidos y mandarla por correo a un grupo de amigos.
La cuestión fue que el tamaño final del texto o el número de contactos superaban la capacidad del sistema de entonces –todavía en los inicios de internet y como lo conocemos ahora– y Michael Hart no pudo enviar el mensaje. Así fue como decidió crear el texto como un elemento independiente y descargable, la base de lo que hoy entendemos como libro electrónico.
Es indiscutible que la pandemia marcó muchos paradigmas para la industria de los libros. Incluso, a finales de 2021, Juan Luis Arzoz Arbide, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM), e Ignacio Uribe Ferrari, coordinador de la Comisión de Estadística de la CANIEM, dieron a conocer que las cifras de lectores, entre 2020 y 2021 aumentaron 2%, además, el crecimiento de la población que lee libros en formato digital, pasó de 12.3% en 2020 a 21.5% para 2021.
“Al inicio de la pandemia –2020–, hubo un enorme auge de los libros electrónicos. Se trataba de una especie de pánico porque la gente no sabía si iban a volverse a abrir las librerías. Muchas personas hicieron compras masivas de ebooks. Pero de inmediato los establecimientos físicos se pusieron en marcha. Abrieron sus ecommerce y empezaron a comercializar sus libros, aun a puerta cerrada”.
“Fue ése el momento en el que, incluso, tuvieron la oportunidad las librerías pequeñas, de barrio, de florecer. Actualmente el problema es económico y en todos los sectores. No hay mucho flujo de dinero y eso a las librerías les está cobrando factura”, señala Sara Schulz, directora de Fauno, editorial especializada en arte, ensayo y literatura.
Hacia el replanteamiento de “libro”
Sobre el debate de qué es “mejor”, si el libro impreso o electrónico, Schulz es puntual:
“Creo que ambos se pueden complementar. Se ha visto mucho que el ebook suele ser una versión para lanzar o presentar un texto. La ventaja es que tiene el alcance que el físico no podría generar tan rápido, además de económico por la logística. Los costos de transportación siempre serán un tema importante. Por otro lado, cuando se tienen ambos formatos, se suele recurrir primero al electrónico y después al impreso”.
“Y es que aquí estamos hablando del concepto ‘experiencia’. Lo táctil y visual del impreso no se equipara a la pantalla del digital. Un libro que se puede palpar siempre otorgará una experiencia multinivel”.
Agrega que hay que sumarle factores de derechos y estéticos que hacen necesaria la impresión. Ejemplificó que cuando se tiene que replicar alguna pintura, se tiene que ser bastante cuidadoso en que se respeten los colores, si hay variación entonces se estaría tergiversando la obra. En el digital, precisa, hay ajustes en los monitores que harán percibirla de manera distinta.
“Evidentemente el libro electrónico cuenta con la interactividad y la hipermedialidad que un impreso jamás tendrá, pero ahí ya estemos hablando de algo que no precisamente se llame libro. Habrá que ver a qué nos estamos refiriendo ya en esos formatos y las posibilidades mencionadas”, matiza Sara.
La crisis editorial
El informe de 2021 de la CANIEM dio a conocer que los libros de educación básica alcanzaron los 48.8 millones de ejemplares comercializados; los infantiles juveniles didácticos se constituyen como la segunda temática con 14.3 millones de ejemplares comercializados. La tercera posición corresponde a los libros de Enseñanza de la lengua inglesa con 12.5 millones de ejemplares comercializados.
Estas cifran cobran relevancia con la experiencia de la que habló Sara Schulz.
“Muchas personas, que hacen consultas académicas o buscan libros de este corte, suelen recurrir normalmente al libro digital. Porque sólo requieren información y utilizarla. Con el arte y la literatura suele ser otra la suerte. Quienes buscan estas lecturas están interesados en el acercamiento. Desde la experiencia de ir a una librería, buscar, comprarlo, palparlo, y tomar un café. Ponerse a leer y guardarlo en el librero”, explica.
Frente al panorama económico en la industria editorial, tanto digital como impresa, Schulz aclara que “la crisis del libro empezó en 2019. Cuando se dieron los recortes a financiamientos y apoyos culturales; entre ellos los editoriales. Después vino la pandemia y las cosas no mejoraron. La propuesta tendría que ser generar e impulsar nuevos proyectos como los de fomento a la lectura e infraestructura, para garantizar la supervivencia del sector editorial en México”, remata la directora de Fauna.
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En el siglo XIV se fundó la Escuela de Traductores de Toledo. Se trató de un lugar de encuentro de sabios y científicos dedicados a la traducción de todo tipo de libros con el fin de difundir el conocimiento en la Edad Media en España. La dirigió Alfonso X, el Sabio. Él se encargó de reunir a los mejores intelectuales para traducir obras del árabe y del griego, al latín y de las más diversas temáticas, como medicina, historia y matemáticas.
Una idea similar se repitió el siglo pasado. Michael Hart encabezó una de las iniciativas más importantes de las artes bibliográficas: la preservación y difusión del patrimonio cultural mundial mediante el Proyecto Gutenberg. Aquí, Hart comenzó a crear copias de libros clásicos como la Biblia y las obras de Shakespeare. Al principio sólo estaba él, pero pronto consiguió la ayuda de voluntarios que, desde entonces, han hecho crecer esta biblioteca digital hasta convertirla en la más grande del mundo. Accede desde aquí.
Este 4 de julio es Día Mundial del Libro Electrónico. Además de ser una fecha dedicada a recordar a Michael Hart, quien murió en 2011, también es una gran oportunidad para buscar un libro, ya sea electrónico, o impreso, pero leerlo hasta el final; disfrutarlo en cualquiera que sea su presentación. ¡Feliz Día Mundial del Libro Electrónico!