Karina López salió de Chiapas, a los 12 años de edad, como muchas de las chicas trans subió al tren “La Bestia” por la discriminación y maltratos que sufrió dentro de su comunidad y por el poco apoyo familiar que recibió.
En Veracruz encontró un espacio en donde podría permanecer y crear una red de apoyo con las demás chicas trans trabajadoras sexuales, donde era conocida por su carisma y el apoyo que les brindaba a sus compañeras de calle. Incluso, Tony, uno de sus amigos que vivió y trabajó en la calle, hoy es maestro gracias al apoyo que ella le brindó para que él pudiera seguir estudiando.
Sin embargo, la noche del viernes 14 de enero fue la última vez que supieron de ella. El sábado 15, elementos periciales de la Fiscalía de Jalapa estaban en su casa levantando su cuerpo sin vida.
Las amigas, que se hacen llamar hermanas, identificaron el cuerpo y trataron de iniciar los trámites para poder velar y enterrar a su compañera de vida, pero aún tenían que enfrentarse a la discriminación.
Josselin Paulina Rodríguez, encargada del albergue de la Casa de las Muñecas Tiresias en Jalapa, relató que se enteró del fallecimiento desde el sábado. Una de las conocidas de Karina se haría cargo de los trámites, pero dejó de contestar el teléfono de un día para otro.
“Ya era lunes a las seis de la tarde y nos dijeron que nadie había ido a preguntar, no estaba en modo de desconocida porque tenía una identificación y estábamos nosotras para reclamar su cuerpo, sin embargo, los funcionarios siempre se refirieron a Karina como si fuese un barón, hasta que les dijimos que era una chica trans y su nombre era Karina López, pero jamás le dejaron de hablar como si fuese un hombre”, indicó Josselin Paulina Rodríguez.
A pesar de explicar, a diferentes funcionarios, que no tenía contacto con su familia desde hace años, les negaban entregar el cuerpo.
“Nosotras somos su familia, yo le decía al fiscal que querían buscar a la familia que la violentó, que la expulsó de su pueblo para entregarle el cuerpo a esas personas y no a nosotras que somos sus hermanas, porque nosotras somos quienes nos preocupamos por ella, pero eso no le importaba a Gerardo Rafael Aguilar Sosa, fiscal primero, él no nos aceptaba como familia de Karina”, contó a Once Noticias.
El miércoles pasado, las amigas de Karina asistieron a la fiscalía. Les informaron que tendrían que esperar 15 días para que les pudieran entregar el cuerpo. Eso encendió las alarmas, temían que ya no les entregaran el cuerpo.
Es por eso que ese miércoles las chicas tomaron las calles Úrsulo Galván, que está junto a la fiscalía. Después de tres horas sin solución, tomaron la calle principal Ávila Camacho y cerraron las puertas de la entrada principal. Policías y funcionarios se les fueron encima diciendo que no podían manifestarse.
“Fue hasta que a las 12:30 horas liberaron el papel para entregar el cuerpo. A las tres de la tarde salió el cuerpo de Karina; para las siete y media de la noche pudieron llevarla a su departamento para velarla y hasta la una de la tarde del jueves 20 de enero pudieron enterrarla en el Panteón Palo Verde”, explicó Josselin.
Pasaron casi siete días para que una mujer trans pudiera tener una digna sepultura acompañada de la familia que ella eligió, sin embargo, la discriminación y burocracia ha sido el principal problema que las chicas trans enfrentan en cada uno de sus minutos de vida y hasta después de la muerte.
La encargada del albergue de la Casa de las Muñecas Tiresias en Jalapa hizo un llamado a reconocer los problemas que enfrenta la comunidad trans, a respetar su identidad y derechos a una vida y muerte dignas.
“Aún hay mucha discriminación por las autoridades y yo pienso que su machismo no les permite ver más allá de sus privilegios, y esto provoca que violen muchos derechos de la comunidad. Necesitamos revisar las actuaciones en las autoridades de Veracruz, porque no podemos seguir aguantando este tipo de maltratos”, declaró Josselin.