Reportajes especiales

¿Discriminación, homofobia o coloquialismo?

'Enciclopedia de los legoritmos mexicanos', una propuesta gráfica y bibliográfica de ‘traducir’ el español mexicano formal al popular y picaresco

La anticipación es clara y tajante: “este libro ha sido escrito al chile y de corrido, así que si encuentra usted faltas de ortografía, errores de puntuación o se nos fue un acento y no entendió, no lo haga de pedo y corríjalo usted mismo porque ya bastantes pedos tuvimos para terminar los dibujos y tratar de descifrar la profundidad filosófica, dialéctica, etológica, ontológica, esotérica casi shamánica, semiótica, eufemista, hermenéutica sociobiológica, antropológica y semántica de los ‘legoritmos mexicanos’”.

Así reza la nota de los autores de la Enciclopedia de los legoritmos mexicanos, obra que ha empezado a trascender en la modernidad de esta pospandemia y aquella ola del español mexicano que todos conocemos, muchos no comprenden, y muchísimos tienen problemas para interpretar.

“La idea de esta obra surge de la infancia de la autora. Se trata de un culto y una enorme fascinación por el lenguaje de, incluso, aquellos años en los que el lenguaje era más limitado de pronunciar y estructurar”, explica Christian Arcos Valdez, vocera autorizada de la anónima autora: Guya Amman.

Para entender la Encilopedia de los legoritmos mexicanos, primero habrá que entender qué es un “legoritmo”. Tal y como lo narra la contraportada del libro, esta propuesta bibliográfica surge de “las frases, los sobrenombres, las inflexiones, entonaciones, énfasis, sentidos ocultos, códigos, calós y slangs que conforman un mundo aparentemente trivial, casi folclórico y casi alegórico” de nuestra lengua.

Y… ¿por qué ‘legoritmo’? Sencillamente porque precisamente ese tipo de palabras se constituye a partir de diferentes palabras, interpretaciones y conceptualizaciones que hacen entenderlos sólo y exclusivamente a manera de un juguete lego.

La finalidad es dar a entender lo que implica nuestro lenguaje. Lo que se hizo fue investigar el significado o implicación de algunas frases del coloquialismo mexicano. A partir de este trabajo, Guya Amman se fue dando cuenta de que, en muchas ocasiones, no se sabe ni de dónde vienen ciertas frases. Por eso se hace necesario incluir un glosario en el que aporta, apenas, una idea de lo que significan, pero no tanto como la primera parte de la enciclopedia, en la que sí se desentrañan de una manera más detallada un gran segmento de frases”, agrega Guadalupe Mendoza Toraya, también vocera del libro.

El apoyo visual

Después de la definición de la estructura de la Enciclopedia de los legoritmos mexicanos: conceptos y posteriormente un glosario, Guya Amman se vio prácticamente obligada a echar mano de la ilustración. Y es que, ya definir cada una de las frases se volvió compleja por la dificultad de acceso a fuentes y argumentos sólidos. “El proceso primero fue identificar las frases que, por gusto de Guya y sus colaboradores, sintetizarían un tanto del infinito bagaje lingüístico del mexicano”.

“En muchas ocasiones tuvieron que ir a ‘pueblitos’ para intentar rastrear los orígenes. Hay que recordar que muchas frases suelen venir del habla diaria. La visita a Tepoztlán fue un ejemplo. Hubo que tener contacto con los habitantes para comprender ciertos contextos. Ya con las definiciones, se dieron cuenta de que no había otra manera de darlas a entender que con imágenes”, cuentan Guadalupe y Christian.

En cada página de la Enciclopedia de los legoritmos mexicanos se pueden advertir creativas y sugerentes ilustraciones que ayudan a entender la realidad de aquellas frases que han ido construyendo una realidad lingüística de la identidad mexicano, y que la diferencia con las otras variantes del español en el mundo. En este sentido, el ilustrador del libro es una persona cercana a la autora.

“Juntos crearon el hilo conductor: Maki. Se trata de un perro que existe en la vida real, es la mascota de la autora. Éste se encontrará presente todo el tiempo en la enciclopedia. Él será el respaldo para dar a entender lo que no se comprende con facilidad en palabras. Así, se entiende de manera fácil cómo la propuesta de Guya es también una herramienta lúdica que se puede entender de la misma manera como un traductor del mexicano formal, al más picaresco y popular”, explican Guadalupe y Christian.

 Salir del canon machista, misógino, discriminatorio y homófobo

Abrir las primeras páginas de la Enciclopedia de los legoritmos mexicanos es una analogía de nuestro país. Como bien lo defiende su contraportada, en nuestro México, basta con mirar a cualquier rincón, escuchar una conversación, una canción, para darse cuenta de que en México, la magia se encuentra hasta en los más simples diálogos. Así es el libro de Guya.

Una enciclopedia libre de prejuicios

Desde “pinche”, “no te pases de lanza”, “me vale un kilo de ‘riata’, “vete a la verga”, “echar pata” y “a parir chayote”, hasta “le dio pa sus tunas”, “es tu pedo”, “no seas cabrón” “está de huevo”; incluso “le truena la reversa”, “naco”, y “le partieron su madre”, la Enciclopedia de los legoritmos mexicanos define todas “al chile”; pero siempre, con cuidadas y sutiles palabras que no transgreden la mínima susceptibilidad de lo machista, misógino, discriminatorio y homófobo; aunque pareciera imposible prescindir de esos infames recursos. Pero se logra.

“A veces vienen de contextos que, sin ellos, podrían ofender a ciertos sectores, pero jamás ha sido la intención. De hecho, somos mujeres las que trabajamos con la publicación. Por eso, y desde ahí, no podríamos intentar ofender a nadie con este libro que promete una siguiente entrega. Por eso le llamamos ‘enciclopedia’”, concluyen Christian y Guadalupe.

La Enciclopedia de los legoritmos mexicanos se puede encontrar en cualquier librería. A pesar de que fue publicado en tiempos de pandemia, donde las librerías eran poco accesibles, la campaña de comunicación ha logrado romper fronteras, y hasta se hacen debates en línea para hablar sobre algunas frases.

Ésa ha sido incluso una oportunidad para que extranjeros, hispanohablantes no mexicanos, o simples curiosos, se hayan acercado al texto. Por tanto, si no te gustaría que te la arrempujaran, y menos que te mareen, te vas a debrayar un chingo. Así que mejor ve, corre hecho la chingada a comprar tu Enciclopedia de los legoritmos mexicanos, o vas a valer v… ¡Ponte trucha!

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