Reportajes especiales

Docencia, la pasión por la enseñanza

La Dra. Analiese Richard asegura que como maestra de universidad su rol es desarrollar a los estudiantes y ayudarles a encontrar lo que les apasiona

Para los estudiantes de universidad el agobio y el estrés pueden ser determinantes para el desarrollo de su profesión, así como la toma de decisiones, por lo que el apoyo de los docentes es determinante en este proceso.

La Dra. Analiese Richard, catedrática de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Cuajimalpa, platicó para Once Noticias cómo ha sido su experiencia como docente y su visión sobre la pedagogía universitaria.

“Mi mamá fue maestra de preescolar y siempre nos decía a mí y a mis hermanas que no fuéramos maestras, me decía que era una profesión devaluada y laboriosa, pero también lo disfrutaba muchísimo. Vivíamos en un pueblo pequeño, ella le enseñó a tres generaciones de personas a leer. Cuando va por el pueblo siente el aprecio, los frutos de la docencia se ven años después”.

La académica comentó que en ningún momento se propuso ser maestra, tenía la ilusión de ser guionista de teatro, también le llamaba la atención el activismo de los derechos humanos, situación que la llevó a la investigación. Hizo una maestría y luego un doctorado en antropología. Explicó que tuvo que entrar como asistente de profesor para pagar la renta de su hogar y fue en ese momento donde descubrió que le gustaba la docencia.

“Me convertí en docente por accidente y necesidad, aprendí que como profesora de universidad el rol de los maestros es acompañar procesos de desarrollo y de descubrimiento de lo que le apasiona a tus estudiantes, para que puedan contribuir a la sociedad”.

Además aclaró que en México y varios países hay un modelo de enseñanza vertical, es decir, unilateral por parte del docente. Por lo que el aprendizaje termina siendo un trámite, situación que desespera a los estudiantes porque la formación educativa se vuelve rígida.

“Claro que debe haber disciplina y estándares de donde partir, pero creo que hay mejores formas de acercarse. Muchas veces a los profesores no nos enseñan a enseñar, nos muestran el contenido que hay que enseñar pero no cómo transmitirlo, eso lo he aprendido a ensayo y error”.

¿Es una profesión apreciada en México?

“Creo que las familias de los estudiantes aprecian el trabajo de los maestros, sobre todo porque pueden ver el impacto en sus hijos. En cambio, a nivel institucional veo una actitud vertical hacia los maestros, no les preguntan qué necesitan o qué dinámicas hay en sus clases y cómo esto puede permear a las políticas educacionales”.

La docente de la UAM Unidad Cuajimalpa agregó que hay muchos profesores que tienen mucha experiencia, esperanza y ganas de hacer las cosas mejor, pero no ve la mejor disposición del aparato institucional para ayudarlos, los salarios no son los mejores.

¿Mayor reto como maestra?

“El mayor reto es hacerles creer a tus alumnos que confíen en sus capacidades, veo mucho en la universidad que no creen en su propia voz ni en sus capacidades analíticas y por lo mismo no se atreven, les da miedo proponerse cosas grandes. Ves tanto potencial y por supuesto que vale la pena invertir tiempo en desarrollar sus capacidades”.

Analiese externó que muchos alumnos que van de preparatoria a universidad viven un brinco cuántico, debido a que vienen de un modelo educativo que suele acostumbrarlos a copiar y pegar el aprendizaje, un método que se cierra a una respuesta correcta o incorrecta.

¿El hermetismo de la academia puede ahuyentar a los estudiantes?

“Cada disciplina tiene su jerga y esta tiene una función, en una conversación teórica es necesario un lenguaje especializado para poder entrar al diálogo, el problema a veces es que las especialidades se encierran en sí mismas y se pierde la discusión entre una misma disciplina, por ejemplo, historiadores ambientales ya no hablan con historiadores de historia intelectual”.

Además argumentó qué hay un juego de prestigio en el mundo académico que aleja a las personas, la Dra. en antropología señaló que en la academia hace falta traducir lo teórico en términos cotidianos, es decir, explicarlos en términos sencillos a los alumnos.

“La gente que no maneja ese lenguaje no se atreve a participar en debates teóricos, cuando la conversación debería estar abierta a todos, debemos ser explícitos en el uso del lenguaje y desmitificar ciertos conceptos”.

Finalizó comentando que muchos investigadores son incapaces de explicar por qué es importante lo que hacen, situación que encuentra problemática porque entonces no queda claro el rol social de las universidades y hace que el apoyo a la docencia y la investigación se aleje.

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