Reportajes especiales

Dos años de la muerte de George Floyd: persisten actitudes de racismo

Especialista considera que falta mucho por hacer para erradicar el sentimiento de odio hacia las minorías

Hoy se cumplen dos años de la muerte de George Floyd a manos del policía Derek Chauvin, sentenciado a 22 años y medio de cárcel, por la muerte del afroestadounidense, el 25 de mayo de 2020 en Minneapolis.

Aunque el expolicía se declaró culpable en diciembre de 2021, se dedujo que no lo hizo por arrepentimiento u otro sentimiento parecido; lo hizo con la intención de reducir su condena. El caso reavivó el movimiento Black Lives Matter y desató protestas en todo el país contra los abusos policiales en Estados Unidos contra la población negra. Pero, sobre todo, desató la ira de quienes siguen considerando que el racismo en Estados Unidos está muy lejos de terminarse.

Para hablar de la situación racial en ese país, Once Noticias conversó con Pía Taracena, quien tiene dos especializaciones en Sociedad y Gobierno de Estados Unidos por la Universidad del Sur de California y la migración vasca a América Latina por la Universidad de Deusto. En su opinión es un conflicto que no se termina y que a pesar de hacer cambios o manifestaciones en el afán de demostrar que se está erradicando ese mal, no termina de “cuajar” ese mensaje. 

“(…) porque parte de un sentimiento que se produce contra otro ser humano, y tiene que ver con un origen muy puritano de ciertos americanos de que siempre han manejado de que ellos los blancos son la raza elegida de Dios para colonizar o expandirse en esos territorios”, explica.

Según la académica, a las tribus indígenas, mexicanos, hispanos -que ya estaban ahí, en Estados Unidos-, y a los afroamericanos, no se ven como iguales.

La maestra en la Universidad Iberoamericana señala que siempre se ha manejado esta paradoja de la declaración de la Independencia en la que Thomas Jefferson, tercer presidente estadounidense, creyó que todos los hombres son creados iguales.

En este sentido, cabe señalar que la frase surge al momento de hacer la Declaración de Independencia y, se supone, que hacía referencia al desvanecimiento de la esclavitud; cuestión que no resulta hasta el momento.

“Creo que esto fue algo positivo en el sentido de que, a pesar de que ellos (los estadounidenses), lo pensaban, para la sociedad de blancos en la que vivían, finalmente se volvió un objetivo para todas las demás minorías que viven en Estados Unidos, para hacer cumplir eso”, indica.

Añade que en ese sentido hay dos cuestiones: por una parte, la convivencia del día a día en un país con tanta diversidad multicultural; en otro punto pone a discusión el uso y acceso a las armas porque, “si tienen acceso fácil a éstas, eso genera violencia”.

Pía Taracena agrega que otro de los retos para estas minorías, sobre todo, en el siglo XX -aunque ya se veían asuntos similares en el siglo XIX-, es el de luchar por sus derechos civiles.

Así mismo, apunta que la igualdad se concibe desde el punto de vista legal, aunque eso no ha sido suficiente para cambiar o permear el sentimiento negativo hacia el otro.

Polarización

¿El hecho de que haya llegado a la presidencia Barak Obama es un mensaje positivo?

“Aunque haya hasta presidentes de color, no se va al fondo del problema, es bastante complejo porque del otro lado no es que se quieran integrar al mundo de los blancos, siempre va a haber este lenguaje, esta narrativa que más bien tiende a la polarización que a la unión”.

Pese a ello, la especialista opina que Estados Unidos sí ha progresado en temas de racismo.

“Creo que sí han tenido muchos avances; por ejemplo, en la llegada de Obama a la Presidencia, aunque se le criticaba mucho porque no era un descendiente de esclavos, y ahí hacen una diferencia por ser hijo de una blanca, entonces como que no lo veían muy del grupo”, relata la especialista.

No obstante, sostiene que, el mensaje del ex mandatario estadounidense y de Michelle Obama, quien sí era descendiente de esclavos, era: “si te esfuerzas, sí puedes”. Por lo tanto, “es un tema más de integración, que yo veo difícil que se logre, porque finalmente los resentimientos (de racismo) están ahí”.

Y pone de ejemplo a México que, indica, se ha instalado como un espejo de la narrativa desde Estados Unidos.

“Pero al decir que era una sociedad mestiza, se buscaba ser más incluyente, y tampoco lo logra del todo, aunque lo pongo de ejemplo, porque aunque hagas el esfuerzo de tener una narrativa incluyente como México al decir, todos somos mestizos, de alguna manera esas diferencias surgen”.

Caso Floyd                                                                            

Uno de los puntos a favor de la narrativa que desea enviar Estados Unidos en su lucha por zanjar cuestiones racistas está el haber condenado al asesino de George Floyd. 

“Creo que es un asunto que a Estados Unidos le sale mejor, en el sentido de que las personas que hacen este tipo de acciones las atrapan y son condenadas y es un mensaje a la sociedad de que, ‘si la haces, la pagas’”.

Para Taracena, en ese tenor, hay menos impunidad porque todo se resuelve desde el aspecto legal. Recuerda los movimientos de los derechos civiles o las reformas a las enmiendas a la Constitución que fortalecieron el tema de la igualdad y el acceso a la educación y a la salud de las minorías.

“Aunque estas acciones, que si bien ha habido juicios que le dan razón a los blancos, no son suficientes para cambiar el sentimiento racista de los blancos hacia los negros”, concluye.

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