Reportajes especiales

En Chile, como en México, la frontera está incontrolable: especialista

En las últimas semanas Chile ha llamado la atención debido a las expresiones de xenofobia, en marchas antimigrantes, que han generado tensiones sociales. Además, pese al cierre de fronteras, personas de diversas nacionalidades han ingresado al país y también han salido para emprender un tránsito hasta México con el objetivo de llegar a Estados Unidos.

En ambos lugares se ha manifestado que existe una crisis migratoria. En Chile, el pasado 25 de septiembre se registró una marcha antiinmigrante que atrajo los ojos del mundo, debido a las imágenes que testificaban expresiones de xenofobia y aporofobia.

 

Lo que ocurrió en Iquique

Personas de diversas nacionalidades, compuestas en su mayoría por venezolanas, acampaban en la plaza Gerardo Poblete, conocida antes como plaza Brasil. La mañana del 24 de septiembre, carabineros y elementos de la Policía de Investigación y de Fuerzas Especiales irrumpieron para desalojar a las personas, con el argumento que debían irse porque habrían ‘encontronazos’ con miles de manifestantes que llegarían en una marcha antiinmigrante.

Las familias, algunas de ellas con varios meses de haber llegado a la ciudad de Iquique, se vieron obligadas a dejar ese espacio con sus pertenencias. Los objetos, que adquieren un valor intrínseco por la naturaleza del tránsito migratorio, se vuelven fundamentales para la supervivencia de las personas. Juguetes, utensilios o ropa fueron dejados ese viernes ante la advertencia de las autoridades.

Ese desalojo dejó como saldo, al menos, cinco personas detenidas y una persona herida.

La marcha antiinmigrante, llamada “No+migrantes”, compuesta por alrededor de cinco mil personas que se manifestaron para rechazar la presencia de inmigrantes en Iquique. Las personas alzaban banderas de Chile, carteles con mensajes de rechazo a la “otredad” y corearon consignas de orgullo nacionalista.

Las imágenes y los discursos parecen cíclicos. Se repiten en ambos trópicos. Basta recordar a aquella marcha antiinmigrante, en la ciudad fronteriza de Tijuana, a finales de 2018, cuando con el arribo de la caravana centroamericana, un grupo de apenas unos cientos (en su mayoría habitantes de la zona: transfronterizos y estadounidenses) irrumpieron para manifestarse en contra de ella. Los argumentos de rechazo armonizaban con el discurso trumpista y se coreaban consignas xenófobas.

La manifestación en la ciudad chilena terminó con la quema de carpas y pertenencias de las familias que acampaban en la plaza. Algunas personas se resguardaron en otros lugares públicos, como en la playa, aunque fueron acosadas por las autoridades. Las imágenes circularon por todo el mundo; organismos internacionales expresaron repudio ante la manifestación de xenofobia, aporofobia y racismo.

Iquique se ubica al norte de Santiago de Chile, a unos mil 757 km de distancia. La ciudad se encuentra a mil 575 km de la frontera con Perú y a unos 683 km de la frontera con Bolivia. En los últimos meses se ha registrado la llegada masiva de personas inmigrantes de diversas nacionalidades –principalmente venezolanas y haitianas– que han ingresado por la región de Colchane, por zonas fronterizas no permitidas.

 

La inmigración en Chile

Pablo Mardones, investigador del Instituto de Estudios Internacionales (INTE) de la Universidad Arturo Prat, en Iquique, señaló que históricamente Chile ha sido un país de tradición de emigración y no de inmigración.

Sin embargo, en los últimos años esa tradición ha cambiado debido a la presencia cada vez mayor de personas de diversas nacionalidades que llegan al país en búsqueda de mejores oportunidades de vida y de empleo, por lo que las cifras de inmigración recientes son muy altas.

El antropólogo dijo a Once Noticias que Chile ocupa el primer lugar en el cono sur, apenas rebasado por Surinam, que tiene los porcentajes más altos de personas inmigrantes: va de 8% al 10%.

En un país de casi 20 millones de personas, un millón y medio o dos son personas inmigrantes que han entrado de manera irregular. Surinam nos supera, pero es un país más pequeño. En la historia chilena los principales grupos de extranjeros que llegaban tradicionalmente eran argentinos y bolivianos, debido a su cercanía. No obstante, desde hace 10 años de forma paulatina han aparecido otras personas, principalmente del norte de América del Sur y afrodescendientes del Caribe”, señaló.

Según datos del Departamento de Extranjería de Chile, hasta el 31 de diciembre de 2020, las principales nacionalidades de las personas extranjeras residentes en aquel país son venezolanas (30.7%), peruanas (16.3%), haitianas (12.5%), colombianas (11.4%) y bolivianas (8.5%).

En Chile no era común la presencia afrodescendiente pese a que tiene una población pequeña, aunque no numerosa.

El especialista e investigador relató que lo que sucedió en Iquique responde a un contexto mucho más complejo. Compartió que a principios de la pandemia se cerraron las fronteras terrestres. Desde entonces han observado una persistente descoordinación entre las autoridades políticas en distintos niveles, para atender el tema migratorio.

A diferencia de México, Chile es un país unitario, no federal. Las regiones tienen un poder político muy bajo con respecto a la autoridad nacional, que está en Santiago. Es muy sistemático. El alcalde de Iquique se entera  de las decisiones nacionales a través de Twitter”, criticó el especialista.

Apuntó que lo ocurrido en Iquique responde a esa descoordinación. Dijo que intervienen tres factores: el primero es que la sociedad civil (los marchistas) son los que marcaron la agenda al Estado; el segundo fue que las personas desalojadas de la plaza Brasil no fueron llevadas a albergues (con la pandemia están cerrados) y quedaron vulnerabilizados en la calle; el tercero fue que la policía en vez de cuidar a las personas inmigrantes los desalojaron del espacio público.

El antropólogo responsabilizó, en parte, a las redes sociales de la expansión de las reacciones de xenofobia.

“Las redes virtuales se usaron mucho y reprodujeron los discursos de que los migrantes son delincuentes, se generó un odio virtual. Las redes sociales y el anonimato se prestan para generar esos discursos de odio. Al no interactuar con las personas inmigrantes los ven como peligrosos. Las redes lo maximizaron”.

 

Chile y México, fronteras incontrolables

Pese al cierre de las fronteras de Chile por la pandemia, no se ha detenido el flujo de entrada de personas migrantes que han ingresado de forma irregular. Según lo expuesto por Pablo Mardones, el conducto que ha dado la autoridad es la autodenuncia, “pero los pone en una situación de alta vulnerabilidad porque están sujetos a expulsiones”.

Antes las personas eran expulsadas por causas judiciales, pero ahora, indicó el especialista, son expulsadas por causas administrativas, es decir, por ingresar en lugares no permitidos, “aunque eso no es un crimen,” señaló.

Consideró que la frontera en Chile, como en México, es incontrolable y porosa.

 

El caso haitiano y el racismo

El antropólogo subrayó que en el caso haitiano se enmascaró la deportación en una repatriación por razones humanitarias, “pero las letras chicas decían que los inmigrantes haitianos no podían ingresar a Chile por 9 años. A la gente que comete un delito no la dejan ingresar por 10 años. Es vergonzoso. El gobierno lo vendió a los medios como que hacia un favor a los haitianos”, indicó.

Muchas personas haitianas que han llegado a México provienen de Brasil y Chile. Las personas que provienen de Chile expresan que una de las situaciones que los orillaron a emprender el difícil tránsito es que son víctimas del racismo, debido a que es un país mayoritariamente blanco, pese a que su población indígena es 12.8% del total del país y el pueblo Mapuche el más numeroso.

Pablo compartió que es una situación densa, porque muchas familias haitianas llevan a sus hijos que ya son chilenos, debido a que la migración haitiana comenzó a llegar al país después del terremoto de 2010.

Fue uno de los principales puntos de llegada, debido a que el gobierno ofreció permisos humanitarios y ofreció reunificaciones familiares. Incluso creó un vuelo directo entre Puerto Príncipe y Santiago.

No obstante, criticó que en Chile persiste la falsa idea del blanqueamiento que se construyó desde el Siglo XIX.

La discriminación se expresó con la migración peruana, por su origen indígena, ahora pasa lo mismo con la población afrodescendiente. Desde el punto legal se les ponen muchas trabas para su regularización. Desde el punto social conviven ambas, porque también hay mucha solidaridad de la sociedad civil. Después de lo que ocurrió en Iquique han surgido expresiones de solidaridad para ayudar a las personas inmigrantes”, concluyó el investigador.

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