Reportajes especiales

En espacio digital preocupa réplica de estereotipos y prejuicios raciales

Cuatro de cada 10 publicaciones en redes sociales, a nivel nacional, promueven discurso de odio social, son racistas y clasistas: Observatorio de Racismo en México

Hasta febrero de 2022, la tasa de racismo digital en México, fue de 44%, lo que se traduce en que cuatro de cada 10 publicaciones que se hicieron en el espacio virtual sobre racismo, racialidad y/o clasismo tuvieron una carga negativa; esto reveló que estereotipos y prejuicios raciales continúan forjando narrativas que promueven discursos de odio social, según detalla el Racistómetro.

Once Noticias conversó con José Antonio Aguilar, director ejecutivo de Racismo Mx -nombre en redes de Educación contra el Racismo AC- sobre las reveladoras cifras de Racistómetro un proyecto que emana del trabajo en conjunto del Observatorio de Racismo en México y Centroamérica, que busca documentar e investigar las prácticas racistas en diversos espacios, para incidir en políticas públicas en la región.

El Racistómetro: un proyecto para medir el racismo en redes sociales

En esta primera edición del Racistómetro, se analizaron 731 publicaciones sobre racialidad. De estas, 326 tuvieron un tono racista que apuntó a que la tasa de racismo digital en México es de 44%.

San Luis Potosí tuvo una tasa de 100% de racismo digital, mientras que Ciudad de México tuvo una tasa de 40%, muy cerca de la tasa a nivel nacional. Tlaxcala (75%), Sonora (64.5%), Nuevo León (60.3%) y Colima (60%), fueron las principales entidades en las que se detectó una tasa alta de racismo digital, hasta febrero de 2022.

La construcción de esta tasa, tal como compartió el director de Racismo MX, se hizo a través de dividir el número total de publicaciones que se clasificaron como racistas sobre el total de publicaciones con mensajes sobre racialidad, racismo y/o clasismo. Es decir, para medir esta tasa fue fundamental reconocer la carga negativa del mensaje.

Sin embargo, esto no es una medición estática sino que responde en gran medida a las coyunturas que se generan en el espacio digital.

Hasta febrero las coyunturas que detonaron estos mensajes fueron, por ejemplo, las coberturas racistas de los medios de comunicación sobre el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. También sobre un caso en CDMX de una mujer indígena que le fue negada la entrada al baño de un restaurante, en la colonia Roma, explicó Antonio Aguilar.

“Son nodos de conversación que generan reacciones y esas reacciones son racistas”, dijo.

El análisis fue logrado debido a que programaron un algoritmo que detecta todas las expresiones de raza, racismo y clasismo, y las clasifica para ver cuáles abonan a un discurso social de odio, es decir, reconoce la connotación negativa y racista.

Por ejemplo, en el caso de Ciudad de México detectaron muchos mensajes sobre raza, racismo y clasismo, pero sólo 40% fueron de connotación racista. En San Luis, la totalidad de los mensajes fueron racistas.

Y es que algunos mensajes hacían alusión a los términos (raza, racismo, clasismo) para emitir alguna crítica o abonar a la lucha antirracial, por lo que no se contabilizaron en la medición de esta tasa, señaló Aguilar.

Estos índices permiten conocer una parte que suma al panorama sobre el racismo en el país y la región, que contribuye a la desigualdad social, relató Aguilar al medio.

Las razas no existen, no así el racismo que responde a los actos de violencia y discriminación contra las personas por poseer características físicas distintas. Al respecto, Aguilar reflexionó sobre el término de racialización, una categoría que proviene de las ciencias sociales y la antropología, y se refiere a la manera en que las desigualdades se inscriben en los cuerpos de las personas asociadas al aspecto físico. 

La racialización no sólo responde al color de piel, también se atraviesan otras desigualdades como el origen, nacionalidad, la clase, el género, etc. Y las personas que suelen ser víctimas de este tipo de discriminación son las personas de grupos que han sido vulnerabilizados como afrodescendientes, indígenas o personas en situación de migración.

El racismo no se circunscribe al ámbito privado ni tampoco responde a casos aislados sino que:

“es una estructura histórica y social, y tomará un tiempo desestructurarlo, porque está incrustada en las instituciones educativas, de salud, migratorias y de impartición de justicia. El panorama no ha sido muy alentador, no porque haya empeorado necesariamente, quizá siempre fue lo mismo, sino porque ahora hay más estudios que manifiestan o evidencian estas dinámicas que generan desigualdad e injusticia”.

El director de Racismo MX dijo que para hacer frente a esta estructura es necesario ir deconstruyéndolo y una de las primeras acciones -simbólicas y que puede tener peso- es reconocerlo, para luego generar estrategias de política pública e incidencia social.

Recordó que el reconocimiento de las poblaciones afromexicanas a nivel constitucional, en 2019, y la inclusión sobre la autoidentificación de la población afromexicana o afrodescendiente, en el Censo de Población y Vivienda de INEGI (2020), fueron pasos sobresalientes, pero aún insuficientes para erradicar esta problemática.

Prejuicios y estereotipos raciales promueven discursos sociales de odio

Una de las conversaciones analizadas por el Racistómetro fue la publicación de un Tweet que señaló:

“Para este #SanValentin algo que #LosNacosRegalan es un tinte color rubio a sus novias prietas…” @Usuario123

Esta publicación manifiesta prejuicios y estereotipos sobre las personas morenas o de color de piel oscura, principalmente sobre las mujeres:

“por un lado prevalece el estereotipo de que las mujeres de piel oscura aspiran a ser blancas o rubias. Esto se alimenta del prejuicio de que quien no sea rubio(a) no es bello(a) y no merece pintarse el pelo de otro color, es decir, limita la libre determinación de la personalidad”, según detalla el análisis del Racistómetro.

Este tipo de mensajes abonan a la continuidad del discurso social de odio. Este último término fue utilizado por Racismo MX, para sostener que en los discursos sociales de odio existe una permisividad y legalidad social.

Para explicarlo mejor: las personas pueden emitir un mensaje en redes sociales con una carga racista, pero no habrá alguna medida punitiva salvo la de las redes mismas, es decir, no hay una legislación que apunte a que una persona pueda ser castigada -con una multa o cárcel- por emitir un comentario racista, salvo las medidas que disponga Facebook o Twitter, quienes deciden si borrar o no el comentario o imponer una sanción de suspensión del perfil.

“Aunque esté permitido y sea legal genera preocupación”, explicó Antonio Aguilar. Recordó que el discurso de odio se circunscribe cuando una persona invita a hacer un daño físico a otra persona o población -que ha sido históricamente racializada o vulnerada-.

Antonio detalló que es importante que se continúe denunciando a las cuentas en plataformas digitales, que promuevan estos discursos porque abonan a construir narrativas racistas y clasistas.

Pero también dijo que es fundamental apostar por cambios culturales a través de informar para identificar estos discursos, expresiones y comportamientos racistas, para poder mitigarlo.

El Racistómetro compartió que las 326 publicaciones analizadas llegaron a 1.8 millones de personas. El volumen de esas personas importa porque replican estereotipos y prejuicios raciales.

“La persona puede emitir un mensaje racista, pero no es que la persona sea racista sino que vivimos inmersos en un sistema y una cultura que hace que una persona pueda opinar sin ninguna consecuencia, ahí está nuestro llamado a la acción”, concluyó Antonio Aguilar a Once Noticias.

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