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Estigmas deterioran calidad de vida de personas con enfermedades mentales

Los estigmas hacia las personas con alguna enfermedad mental no sólo bajan su autoestima, sino que deterioran su calidad de vida, por lo que especialistas advierten la urgencia de que este tipo de enfermedades sean más difundidas y que hablar de ellas sea una prioridad social.

Y es que, pese a que las enfermedades mentales prevalecen en un porcentaje considerable de la población a nivel mundial, aún existen desafíos para atendarlas y concientizar a la población sobre su importancia.

En 2019, casi mil millones de personas -entre ellas, 14% de adolescentes– alrededor del mundo estaban afectadas por un transtorno mental, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hasta el año 2020, los trastornos mentales representaron 7% de las enfermedades a nivel mundial y fueron la principal causa de 16% de las lesiones en personas de 10 a 19 años, de acuerdo a un estudio

En el caso de México, las enfermedades mentales afectaron a una tercera parte de la población mexicana, de acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut) 2018. Además, 28.6% de la población dijo haber sufrido un trastorno mental alguna vez en su vida.

Con la pandemia se develó una crisis mundial de salud mental. Al respecto, Edilberto Peña de León, médico neuropsiquiatra y director del Centro de Investigaciones del Sistema Nervioso (CISNE), comentó que la pandemia ha sido un factor.

Aseguró que los trastornos mentales son la principal causa de años perdidos por discapacidad, y representan uno de cada seis casos de años perdidos por discapacidad en el mundo.

“La pandemia de COVID-19 ha generado una crisis mundial de salud mental, alimentando el estrés a corto y largo plazo, y socavando la salud mental de millones de personas. El aumento de los trastornos de ansiedad y depresión ha sido de más de 25% durante el primer año de la pandemia”, reveló el médico.

Este contexto, además, agudizó las cifras de suicidios. A nivel mundial, el suicidio se convirtió en la cuarta causa de muerte en personas de 15 a 29 años. En México, es la segunda causa de muerte en personas jóvenes.  

La estigmatización deteriora las vidas 

El estigma se define como aquellos atributos que poseen los individuos que le generan descrédito y desvalorización social. Emergen al haber una incompatibilidad entre la identidad que “deben” tener las personas, de acuerdo a normas culturales que dictan grupos sociales y la identidad “real” que poseen las personas, de acuerdo al sociólogo Erwin Goffman.

En el caso de las personas que padecen enfermedades mentales los estigmas son una etiqueta que clasifican, es decir, estereotipos que consideran a los individuos como peligrosos o débiles, lo que conlleva actitudes discriminatorias y de rechazo social, lo que genera impactos negativos en las vidas de las personas. 

Yolanda Pica, médico psiquiatra y maestra en psicoterapia, explicó que los estigmas son una barrera para que las personas acudan a buscar ayuda profesional, dado que hay desconocimiento a nivel individual, pero también se enfrentan al rechazo en el entorno familiar y social.

“Estigmatizar a una persona que presenta una condición de salud mental puede llevarla a tener una baja autoestima y una menor calidad de vida. Calificarlos de extravagantes, ser siempre inestables, impredecibles, peligrosos, no tener capacidad para hacer las cosas o siempre depender de alguien para poder llevar a cabo una actividad, son sólo algunos de los estigmas más comunes”, aseguró la doctora Pica.

En nuestro país, hasta 2018, 25% de las personas entre 18 y 65 años presentaron algún problema de salud mental y sólo 3% buscó atención médica, de acuerdo a datos de la Secretaría de Salud, recuperados por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria AC (CIEP).

Los principales trastornos mentales por depresión y ansiedad fueron la principal causa de años de vida perdidos por discapacidad. De acuerdo con INEGI 15.4% de la población reportó haber tenido síntomas de depresión, un trastorno mental que ha ido en aumento.

Hasta el año 2020, a nivel nacional 66.96% de la población presentó depresión, de los cuales 37.45% fueron hombres y 95.97% mujeres.

Asimismo, INEGI reportó que 19.3% de la población adulta tiene síntomas de ansiedad severa, mientras que otro 31.3% revela síntomas de ansiedad mínima o en algún grado.

Si se toma en cuenta que esos transtornos mentales son causa de discapacidad, de acuerdo a la Encuesta sobre Discriminación en Ciudad de México (2021), uno de los grupos más discriminados en la capital son quienes tiene alguna discapacidad. Este grupo ocupó el séptimo lugar, en una lista de 39, con 3.9%. 

Atención a salud mental 

En el caso institucional, los transtornos mentales están gravemente desantendidos y son costosos. OMS señala en un estudio reciente, publicado en este año, que los sistemas de salud mental adolecen de deficiencias en materia de información e investigación, gobernanza, recursos y servicios.

Además, los presupuestos para atender la salud mental son insuficientes. Este organismo apunta que en promedio, los países otorgan menos de 2% de sus presupuestos. Los que se ven mayormente afectados son los países de bajos ingresos, ya que también hay una limitada disponibilidad de medicamentos esenciales y asequibles.

La mayoría de las personas que sufren trastornos mentales no recibe ningún tratamiento y la cobertura de servicios se ven agravadas por la calidad de la atención.

En el caso específico de México, de acuerdo al estudio que hizo CIEP, de 2013 a 2021, se asignó, en promedio, 2.1% del presupuesto de la Secretaría de Salud para la atención mental

De 2022 a 2023, según el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) se prevé un alza de 4%, por lo que el monto pasaría de tres mil 307 millones de pesos (en 2022) a tres mil 436 millones de pesos, para el año próximo.

De acuerdo al programa de Acción Específico de Salud Mental y Adicciones 2020-2024, 80% del presupuesto se destina a gastos operativos de hospitales psiquiátricos. Aunado a ello, el nuevo modelo de salud contampla desaparecer esos espacios y considerar a la salud mental como parte de la atención de salud universal, cuyas enfermedades deberán ser atendidas en unidades generales, y los cuidados quedarán bajo responsabilidad de familias.

Este programa señala no hay suficiencia para llevar a cabo otras acciones como: prevención y promoción del autocuidado, actuación en la comunidad, capacitación del personal en salud mental y adicciones, e investigación.

Afirma que una de las principales acciones que se ven limitadas son las encaminadas a disminuir el estigma, la discriminación y el deterioro de las personas con problemas de salud mental, por lo que resulta un desafío para atender, de manera integral, la salud mental en nuestro país.

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