La carrera espacial de nuestro país tiene una historia que data desde los años 50. Y es en los años 70 cuando comienzan los problemas por falta de presupuesto. Aquí hacemos un recuento.
En diciembre de 1957, en México, sólo dos meses después del lanzamiento del Sputnik I, profesores de la Escuela de Física de la Universidad de San Luis Potosí lanzaron el primer cohete sonda mexicano para conocer las propiedades de la atmósfera: el Física I, con 8 kilogramos de peso, 1.70 metros de diámetro y dos mil 500 metros de alcance, con el objetivo de aprovechar los cohetes como vehículos para realizar investigación científica en las altas capas de la atmósfera.
“México inicia así su participación en la era espacial, sin tener ninguna prisa, sin competir con nadie, esto era un aprendizaje, un esfuerzo de la academia, no del gobierno”, comentó para la Agencia Informativa Conacyt, Mario Arreola Santander, director de Divulgación de la Ciencia y Tecnología Espacial de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
Entre 1959 y 1960, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), bajo la dirección del ingeniero Walter Cross Buchanan, inició la construcción de cohetes con combustible líquido, tomando como ejemplo la tecnología de propulsión de los cohetes alemanes de la Segunda Guerra Mundial. Los cohetes SCT-1 y SCT-2 llegan entre cuatro mil y 25 mil metros de altura, respectivamente.
En esos años, el programa Mercury de los Estados Unidos estaba en su apogeo, y se pidió a nuestro país instalar una estación rastreadora en Guaymas, Sonora, para poder captar la señal de sus naves, la cual sirvió también para los programas Gemini y Apolo de la NASA.
En 1962, el presidente Adolfo López Mateos, crea la Comisión Nacional del Espacio Exterior (Conee). En ese mismo año, la UNAM establece su Departamento del Espacio Exterior, con fines astrofísicos, para estudiar la física en el sistema solar.
Entre 1963 y 1967, en San Luis Potosí, los físicos continuaron con el lanzamiento de sus cohetes sonda desde Cabo Tuna, en San Luis Potosí.
En 1968, para los Juegos Olímpicos de México, se realizaron las primeras transmisiones de televisión a color vía satélite a todo el mundo, gracias a los primeros satélites comerciales de telecomunicaciones que ya existían y a la Estación Terrena de Tulancingo, Guerrero, la más grande del mundo en su tiempo, con dos enormes platos parabólicos, de 32 metros de diámetro, que aún funcionan.
Comienzan las trabas presupuestales
Para 1972, la Universidad de San Luis Potosí realiza su último lanzamiento desde Cabo Tuna, con el cohete Filoctetes II, de dos etapas, con un mayor alcance. Este programa se suspendió por falta de presupuesto.
En 1977, gente con menos visión no supo qué hacer con la Conee y la desapareció. Ya en los 80, México fortalece su presencia en el espacio con el sistema de satélites Morelos I y II.
En los años 90, estudiantes de la UNAM desarrollaron un microsatélite, el UNAMSAT B, que fue lanzado en un cohete ruso que, hasta la fecha, ha sido el único satélite construido por mexicanos que ha estado en órbita.
Para inicios del año 2000, al acabarse la vida útil de los satélites Morelos, México adquirió su segundo sistema, los satélites Solidaridad I y II, lanzados en 1993 y 1994, en los cuales ya hubo algo de transferencia de tecnología, ya que científicos mexicanos se capacitaron para su operación e -inclusive- participaron en el diseño de algunos componentes.
En junio de 2010 se aprobó, después de un debate de más de seis años en el Congreso, la ley que dio origen a la Agencia Espacial Mexicana (AEM).
En 2021, Gustavo Medina Tanco, responsable del Laboratorio de Instrumentación Espacial LINX, del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, reveló que esa Casa de Estudios y el gobierno de Hidalgo impulsan proyectos como la creación del Laboratorio Nacional de Acceso Espacial y el lanzamiento de algunos satélites.
“El 27 de febrero lanzamos un satélite completamente hecho en México desde la India, el cual está ahora en órbita a 504 kilómetros de altura. Para 2023 vamos a mandar uno que va a ser controlado completamente por Inteligencia Artificial (IA)”, adelantó.