El restaurante y cafetería Niddo es famoso en redes sociales, por su apetitosa repostería, sus delicados brunch, sus desayunos y comidas. Además es un lugar, en la colonia Juárez, de Ciudad de México, que promete una postal de ensueño -digna de redes sociales para atraer miradas curiosas y seguidores- por el escenario y la imagen gastronómica que ofrecen.
Fernanda Cifuentes y Javier Molina, exempleados de este lugar, conversaron con Once Noticias sobre su experiencia en Niddo. Denuncian que en este lugar hay malos tratos, discriminación, hostigamiento y acoso laboral.
Esto se da en un contexto cercano a las denuncias que se hicieron semanas atrás al restaurante Pujol, de Enrique Olvera, por el movimiento Terror Restaurantes MX. En la conversación Fernanda y Javier hicieron hincapié en que el abuso sistemático responde a un contexto en el sector gastronómico y de la alta cocina.
Javier Molina dijo a Once Noticias que él llegó a este lugar porque estaba sin trabajo, debido a la pandemia. Tiene 11 años de experiencia en este sector, por lo que decidió acercarse a Niddo.
Los visité en Instagram y su mensaje era familiar, entre diseño y gastronomía, un mensaje de ser apapachado y apapachar. Eduardo [Plaschinski] me entrevistó y la narrativa era que es un lugar de profesionales, de gran experiencia. Me hicieron una entrevista general y con énfasis sobre el ser profesional. Tuve dos días de prueba y sin paga. Por la circunstancia lo acepté”, relató.
Recordó que la gerencia hace énfasis en hacer las cosas rápido, un ‘¡de volada!’ disfrazado de sobreexplotación.
“Era una frase popular que usaban para apurarnos: ‘¡de volada!’ Esos días de prueba fueron brutales, un trabajo exageradamente pesado y eso que yo vengo de lugares con mucha afluencia”, comentó Javier Molina.
Fue ahí donde se dio cuenta de que había una normalización de los malos tratos.
“No entendía porque había gente que lloraba y seguía ahí. Era mal visto que alguien entrara en crisis o se equivocara por la tensión. Varios compañeros referían que si alguien levantaba la voz era motivo de una contestación como ‘si quieren estar aquí, sino váyanse, hay mucha gente en la pandemia que quiere trabajar’, ese hostigamiento sistemático era continuo. La mayoría no teníamos alternativa, yo no podía quedarme sin ese ingreso, aunque me di cuenta que no valía la pena”, refirió Javier Molina.
Una de las cosas que más sobresaltaba a Javier eran las jornadas, que van desde las 6:30 am y que el horario de comida era hasta las 4 de la tarde.
“Había veces que la comida de días antes, te la servían recalentada combinada con la comida de ese día. Además hay nulas normas de higiene y productos de mala calidad. Gracias al talento de gente que está ahí, hacían maravillas con esos productos que usaban”, denunció.
Por eso Javier sólo duró apenas tres meses y medio, porque los malos horarios y las malas prácticas de higiene, además de los malos líderes, le llevaron a revalorar que no valía la pena continuar en Niddo.
Javier señaló que las propinas están sujetas a penalizaciones. Estas últimas aparecen en un documento que los hacían firmar titulado ‘Política de puntualidad y asistencia’, en el que se lee, en el apartado ‘Penalizaciones’ que:
“Pierden derecho a las propinas de la semana en curso así como el derecho a salir temprano en los 4 domingos siguientes cuando:
– En caso de exceder el número de tolerancias
– En caso de presentarse después del horario de tolerancia
– En caso de tener una emergencia de cualquier tipo que les impida presentarse a laborar o que implique que lleguen tarde y no avisar máximo a las 6:30 del día en cuestión”
Pese a que en el artículo 346 de la Ley Federal del Trabajo dice que:
“Las propinas son parte del salario de los trabajadores a que se refiere este capítulo en los términos del artículo 347. Los patrones no podrán reservarse ni tener participación alguna en ellas”.
Javier y Fernanda denunciaron que tenían prestaciones, pero una parte se pagaba por vía nómina y otra parte en efectivo.
Esa es la estrategia de estos empresarios, para darte de alta en el IMSS con el mínimo, como eso sale en las cuentas que ellos registran ante Hacienda, tiene que coincidir con cuánto das de alta a tu empleado, por eso hacen eso”, comentó Fernanda Cifuentes.
Fernanda duró cuatro meses en Niddo y para ella es imposible durar más.
Las personas que han durado años, en ese sistema de opresión y explotación, es porque se vuelven parte de él. Muchos personas no dicen nada por miedo, no denuncian esos abusos, pero también porque se normalizan esas prácticas. Te vas haciendo parte de lo mismo. Es tanta la manipulación, tanto el terror que te meten, que sino operas de la misma forma y si no abusas de los que tienes debajo de ti, no sobrevives, en ese tipo de lugares”, comentó Fernanda.
Ella también llegó a Niddo por Instagram. Al respecto dijo que esa publicación, “la suben dos veces al mes, porque es tanta la rotación de personal que siempre están contratando,” denunció.
Sin embargo, por un problema de salud mental dejó el empleo, “yo les comenté de un problema que tenía sobre depresión y me dijeron que ellos no pueden emplear a nadie así. Las enfermedades mentales también son enfermedades y el hecho de que te digan que no pueden emplearte por eso, también es discriminación”.
Durante su estancia Fernanda atestiguó humillaciones al personal, así como la exhibición a empleados y empleadas, por sus características físicas y demás malos tratos por los dueños del restaurante.
Ellos saben y conocen los perfiles, saben quién está con gran necesidad y ahí aplican este sistema. Saben a quién gritarle más, a quién humillar más y a quién pisotear. Me tocó ver a compañeras que les llamaron la atención por cosas tan banales como usar labial rojo o sentarte en las bancas del café, fuera del turno, porque ensuciaban la vista del restaurante o por usar el celular fuera del turno”, declaró.
Fernanda enfatizó que Niddo ya hizo una reunión para amenazar a sus empleados. Dijo que los testimonios y denuncias continúan llegando a Terror Restaurantes MX.
“Niddo dijo que están conscientes de las denuncias, pero las negaron frente a empleados. Hay una política de miedo. Están esperando a que los testimonios acaben, para sacar un comunicado y que continúen operando”, concluyó Fernanda.