Al menos tres horas son las que llevan llegar a
Tláhuac, desde el Estado de México, en transporte público. Desde Taxqueña es una hora y media de camino, aproximadamente, aunque depende del
tráfico vehicular sobre la avenida, ya que se reconoce el caos por el encuentro entre RTP, metrobús, transporte privado y colectivo.
El transporte del Metro, en especial la Línea 12, representaba un medio de enorme beneficio para las
392 mil 313 personas que viven en la demarcación de Tláhuac. Aún tienen esperanza de que vuelva a funcionar y con mejores condiciones, tal como expresa Olga Timotea a
Once Noticias, porque ella y su familia viven a media cuadra del metro, sólo una barda los separa de su calle con la estación de Tlaltenco.
Doña Olga ya tiene bien calculado el tiempo que uno se puede llevar en el tráfico. No por nada lleva 25 años viviendo en el pueblo de San Francisco Tlaltenco, aunque no es originaria de ahí, pero como si lo fuera porque José Fernando García, su esposo, sí lo es y uno es de donde echa raíz.
“Uno toma conciencia sobre el agua cuando no la tiene o cuando tiene muy poca”, platica Don José.
Don José, en compañía de su nieta, comparte algunos recuerdos de cómo era el lugar cuando era niño: el Canal Acalote estaba limpio y también cuando compraba hortalizas con su abuela en las chinampas. Eran otros tiempos en los que había suficiente agua.
Uno de los problemas recurrentes, en los últimos años, cuentan, fue la administración del agua a las casas. Cuando Don José era niño, recordó que el agua llegaba con fuerza, porque estaban conectados a una bomba mucho más cercana, el rebombeo conectaba de Tlaltenco a Zapotitlán.
No obstante, hace algunos años eso cambió cuando fueron conectados al rebombeo de la Conchita, que queda mucho más lejos.
También el
crecimiento demográfico en la zona y la llegada de inmobiliarias, provocó que comenzara a escasear el agua. Eso tuvo un impacto en las familias de la colonia Zacatenco, tal como compartió Timotea.
Desde entonces el agua llegó con baja presión y sólo por algunos días. Eso llevó a Olga a recolectar agua de la lluvia, para reutilizarla en su hogar (en la lavadora, para trapear o para el baño), “también para mis plantas, porque me gustan mucho y tengo varias, ni modo que no les ponga agua”, enfatiza la mujer mientras su nieta escuchaba atenta los testimonios de sus abuelos.
Fue así que decidieron comprar unos tambos de 600 litros para llenarlos con el agua de lluvia y que tuvieran al menos el líquido algunos días. Olga decidió poner un tubo para conectarlo a su lavadora y aprovechar el agua de la temporada de lluvias, aunque volvía a tener los mismos problemas de escasez cuando no llovía.
Don José recuerda que muchas familias decidieron comprar pipas y que hasta eso se convirtió en conflicto, porque había vecinos que no querían que otros las ocuparan.
“Además, la Red de Drenaje es antigua, no creo que tenga la capacidad para seguir aguantando la llegada de tanta gente (…) Uno toma conciencia sobre el agua cuando no la tiene o cuando tiene muy poca. Eso nos pasó, aunque mi esposa ya recolectaba el agua, porque luego hasta llegamos a pasar muchos días sin agua, imagínese”, detalla también Don José.
En abril de este año, Olga y su esposo se enteraron, por un amigo cercano, del
programa “Cosecha de lluvia” y decidieron inscribirse en él. A las pocas semanas llegó el equipo y tomaron un curso de capacitación para aprender cómo limpiar y mantener en óptimas condiciones el equipo.
Don José y su nieta muestran al medio la bomba y los tubos que conectan al tinaco de 2 mil 500 litros con sus tinacos de arriba.
“Sólo tenemos que limpiar el filtro, porque se llena de tierrita. Mantener limpios los tinacos y ponemos las pastillas de cloro, en el filtro de adentro del tinaco grande. ¡Y listo! Esa agua la utilizamos en la casa, para lo que se requiera, aunque no para consumo de nosotros”, afirma Don José.
Por su parte, Olga señala que “cuando no es temporada de lluvias llenamos el tinaco con el agua corriente. Puede tardar toda la noche o día y medio, porque la presión es muy baja, pero afortunadamente ya tenemos agua. Yo creo que estoy muy agradecida, porque ya es una preocupación menos”.
Suman 30 mil familias beneficiadas
Desde 2019, se impulsó el programa “Cosecha de lluvia”, a través de la Dirección General de Coordinación de Políticas y Cultura Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México.
Hasta la actualidad, según detalla Sedema,
más de 30 mil familias, es decir, más de 140 mil personas de nueve alcaldías (Tláhuac, Milpa Alta, Azcapotzalco, Iztapalapa, Coyoacán, Tlalpan, Gustavo A. Madero, Magdalena Contreras y Xochimilco) son beneficiarias y cosechan agua pluvial.
El propósito del programa es “mejorar el abasto de agua de personas que viven en colonias de bajos ingresos con la instalación de sistemas cosechadores de lluvia”.
Para ser beneficiaria o beneficiario del programa las personas deben habitar alguna de las colonias que se enlistan en las
Reglas de Operación del Programa.
Deben inscribirse y comprometerse a cumplir con la participación, adopción y mantenimiento del Sistema Cosechador de Lluvia, que si se mantiene según las instrucciones puede tener una vida de hasta 20 años.
También deben asistir a
pláticas comunitarias introductorias y de sensibilización. Asimismo deberán cumplir con una evaluación técnica sobre las condiciones de infraestructura de las viviendas y hacer las adecuaciones necesarias para llevar a cabo su instalación.
Doña Olga y su familia en la actualidad pagan el
servicio de agua a través de una cuota fija, porque es por tandeo. Muchas familias de la calle tienen en su puerta una calcomanía que advierte que son beneficiarios de este programa gratuito de Ciudad de México.
“También hay algunos que no, porque tienen pileta o siguen comprando pipas. La verdad para nosotros ha sido muy beneficioso, le digo que ya tenemos una preocupación menos”, concluye Timotea.