El colectivo
Uniendo Esperanzas del Estado de México reactivó las búsquedas de personas desaparecidas en el Gran Canal. Los trabajos se programaron junto al “Puente de fierro”, en Ecatepec de Morelos.
Las familias llegaron al punto de reunión y como es tradición del colectivo, el sacerdote Arturo Carrasco celebró una misa con las familias. En la misa agradecieron la
fuerza, la unión y la esperanza; pidieron paz y tranquilidad y por supuesto la pronta aparición de todos los desaparecidos en México.
Todas comenzaron a vestirse con los trajes tyvek, se amarraron el cabello y tomaron los rastrillos metálicos para rascar un enorme montículo de tierra y basura que estaba junto al canal.
Ese montón de tierra surgió por los trabajos de desazolve que hace la Comisión Nacional de Agua (Conagua) en este drenaje, sin embargo, son las familias quienes, a través de la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de México, junto con las Fiscalías Estatal y de la República iniciaron con
rastreos de restos humanos.
‘Cuando hicieron mi carpeta desgraciadamente ya no había pistas’
Con el rastrillo y bajo el sol estaba Dionisia Pelcastre, madre de Guillermo David, un joven desaparecido desde el 22 de septiembre de 2017. A tan solo tres días del sismo 19S que colapsó a varios estados de la República, la señora Dionisia fue alertada por un sexto sentido y desde las 9 de la noche de ese día sintió que algo estaba mal y con un mensaje de texto le preguntó a su hijo si estaba bien, él lo leyó según las dos palomitas de la aplicación, pero no le contestó.
“Media hora después llegó su papá a la casa y me dijo que estaban juntos en la base y que ya venían para la casa. Desde ahí le marcamos, pero ya no nos contestó y a las diez de la noche lo fueron a buscar con sus amigos, pero dijeron que no lo vieron. A partir de las once de la noche buscamos en toda la colonia y a las seis de la mañana avisé a mi familia y me ayudaron a buscar en hospitales, cárceles y delegaciones, pero nada”.
“En la tarde ya levanté la denuncia por desaparición, pero
me decían que tenía que presentarme dos días después, yo
no deje de buscarlo en ningún momento y para cuando hicieron mi carpeta desgraciadamente
ya no había pistas de qué es lo que pudo pasar con mi hijo”.
Ella comenzó a salir a búsquedas en vida, dentro de los penales, hospitales o zonas de tolerancia, en el campo
aprendió sobre la antropología forense a identificar huesos de humano de los huesos de otros animales. Ahora participa en esta búsqueda porque el lugar en donde desaparecieron a su hijo está a escasos minutos del lugar en donde ahora busca entre los contaminantes de las aguas negras.
Un lugar de ocultamiento de cuerpos
En entrevista con Sol Salgado, titular de la Comisión de búsqueda de Personas del Estado de México (Cobupem), mencionó que revisar el desazolve de punto de fierro es muy importante por encontrase a la periferia de la mancha urbana.
“En este trabajo se rompió por completo una capa de contaminantes que se habían apelmazado casi como tierra firme y nosotros pensamos que si hubiesen ocultado algún cadáver o restos humanos en el agua, estos podrían quedar entre el material que sacó la draga de Conagua”.
“Tenemos que estar revisando todo lo que podemos valorar como material óseo o restos humanos, pero tenemos la instrucción de llevarnos todo para determinar en un laboratorio si son restos humanos o no”, dijo la Comisionada estatal.
En su recuento señaló que durante los años 2013 y 2014 se hizo este trabajo de búsqueda, con la coordinación de la Fiscalía estatal y la Conagua. En esas fechas se lograron la identificación de
seis personas que habían sido reportadas como desaparecidas.
“Nosotros concluimos que el Gran Canal se ha convertido en un lugar de ocultamiento de cuerpos, no solo ahora, sino desde hace mucho tiempo”.
“Es un lugar donde el agua por sí misma desvanece las evidencias de los cuerpos y restos. Son
10 mil personas desaparecidas que hay en la entidad y muchas de ellas
podemos encorarlas aquí. Pero también es un corredor que puede pasar por varios estados cómo Ciudad de México e Hidalgo, por eso
estamos apremiados a realizar la búsqueda a la par que Conagua va avanzando sobre el Gran Canal”, mencionó Sol.
El tiempo corre en contra de los buscadores, los contaminantes se van comprimiendo y secando hasta hacerse una enorme roca con la que es muy difícil maniobrar por eso intentan ir detrás de la maquinaria de la Comisión y
revisar cada montaña de contaminantes que sale de las aguas negras.
El montículo poco a poco se va reduciendo y algunas de las madres localizaron restos óseos que a simple vista fueron descartados por los peritos que aseguraron ser de algún animal. Sin embargo, como aseguró la comisionada, serán evaluados en el laboratorio para descartarlos.
Las familias y funcionarios se organizaron para alternar el trabajo cada 30 minutos. Entonces
un grupo de ocho personas tomaba los rastrillos, al desgajar la enorme roca de basura iban saliendo prendas de ropa, ramas de árboles, llantas, juguetes y demás desperdicios humanos.
El tiempo de trabajo para
revisar este material contaminante está programado para 30 días y esta fecha también corresponde al momento en el que la Comisión de Aguas termina de
desazolvar el siguiente punto, para que las madres trabajen con el mismo contratiempo que la naturaleza les impone, compactar la tierra y solidificarla.
Las madres esperan que durante el mes de trabajo más familias se sumen y puedan acuerpar la búsqueda de personas desaparecidas en México.