Reportajes especiales

‘Festival de la Bellota’, un encuentro de pueblos nativos de Baja California

El objetivo del festival es generar interés por el cuidado de los encinos y la visibilización de los pueblos indígenas

Los encinos dan bellotas, unos frutos que son esenciales en la gastronomía de los pueblos indígenas del noroeste del país. Los kumiai, kiliwa o paipai le han dado diversos usos a las bellotas, uno de ellos para hacer el típico atole pero también para hacer artesanías o en muchas recetas. Por esa razón se organizó el Festival de la Bellota que se realiza anualmente con la intención de que las personas conozcan la importancia de los encinos y también a las comunidades originarias de la región, ya que estos árboles y sus frutos forman parte del patrimonio histórico, cultural y natural de Baja California. Las familias se dieron cita desde muy temprano para asistir al Festival, que se llevó a cabo en el Cañón Manteca, ubicado en Tecate. El evento contó con diversas actividades como la representación de danzas y canciones por parte de integrantes de la comunidad kumiai; el “Indio Kumiai”, quien interpretó en bilingüe (español-kumiai) canciones como Flor de Capomo, la presentación del libro Etnobotánica kumiai, del antropólogo estadounidense Michael Wilken, charlas, recolección de bellotas y venta de artesanías.

La conservación del encino y la importancia de la bellota

El festival tiene varias intenciones, tal como señaló Norma Meza, indígena kumiai y jefa del Departamento de Comunidades Indígenas del Municipio de Tecate. “El motivo es porque las personas que compran lotes, al ver seco los encinos los tiran o lo usan como leña. La bellota, eso se come, es nuestro alimento. La intención es que miren que las plantas nativas sirven y puedan valorar las plantas nativas de los cerros, a veces los quitan y traen otros árboles como el pirul, pero no deja crecer a otras plantas nativas”, expresó a Once Noticias. Dijo que ella aspira a que la sociedad comprenda la importancia de conservar esta especie, “para que los jóvenes vayan entendiendo que se están acabando los encinos y eso afecta, se acaban encinos y se están enfermando. También hay una doble intención, las comunidades buscan que las autoridades apoyen para conservar a los encinos,” señaló. La bellota es un fruto que proviene del encino, una especie de árbol que abunda en el hemisferio norte: de las 500 especies que hay alrededor del mundo, 300 especies están en Norteamérica, 170 en México y 107 son endémicas en nuestro país, aproximadamente. Una de las especies nativas es el encino verde o Quercus agrifolia y se extiende desde el norte y centro de California, hasta la península de la Baja California. La especie tiene varias particularidades, por ejemplo, son árboles muy longevos y altos: pueden llegar a tener hasta 250 años y pueden medir hasta 25 metros. La hoja de este encino es verde y no importa la estación del año, siempre permanece con ese color, es una de sus principales características. Esto último ha sido un beneficio para las comunidades originarias que lo han aprovechado para diversos usos, el principal como alimento básico, pero también como espacios de descanso, porque al no perder sus hojas y ser árboles densos y verdes, brindan una buena sombra y proveen de espacios frescos a los accidentados cañones, en los calurosos y secos veranos de Baja California. Uno de los problemas que resalta para conservar a esta especie de encino es la tala, por el avance de los proyectos inmobiliarios, y que se lleven la tierra para fines de jardinería. Y es que la tierra de encino es fundamental para proveer de nutrientes a los árboles y para retener la humedad en el suelo. Es fundamental que el encino esté en su suelo, porque obtiene nutrientes específicos, se comunica con otros encinos y además hay hongos que aparecen, después de la temporada de lluvias, que favorecen su crecimiento. Esta especie es fundamental para los pueblos originarios de Baja California, forma parte del patrimonio histórico, cultural y natural de Baja California, ya que la bellota se utiliza en la gastronomía indígena, como el atole de bellota, una tradición del pueblo kumiai, y otras comunidades, cuya característica particular es que no lleva fécula de maíz y se lava para lograr sacar su grasa y hacer una pasta que luego será utilizada en las recetas. María Guadalupe Espinoza Arballo, lleva por apellido, en su lengua originaria, el de “águila de las alturas”, así se presenta orgullosa. Ella es artesana de la comunidad de Santa Catarina, en Ensenada, “está al norte de Ensenada a 92 km. Saliendo de Ensenada, rumbo a San Felipe, a 11 km, está la comunidad de Santa Catarina”, explica al medio. “Yo soy parte kiliwa y parte paipai: kiliwa, por parte de mi papá y paipai, por parte de mi madre”, explica a Once Noticias, mientras acomoda sus muñecas y artesanías, y es que aproximadamente tarda una semana crear una olla de barro. En su comunidad hacen también redes, sombreros, huaraches y de todo un poco, con palma y hoja de pino, así como el barro.
“Yo aprendí viendo a mis ancestros cómo lo hacían y todas esas cosas los aprendí de ellos, a la edad de 7 años”, señala.
El año pasado fue invitada a la primera edición del festival. Este año volvió a recibir invitación y decidió llevar sus collares hechos de semillas de jojoba y semilla de coyote. Al hablar sobre la importancia de la bellota para su comunidad detalla que se utiliza principalmente para hacer atole, “ese era el platillo favorito de los indígenas, nuestros ancestros, en aquellos años. También se hace café de bellota y ahorita ya hacemos collares. También es medicinal, la almendra te sirve mucho para las hemorroides“, afirma al compartir sobre los usos de la bellota.
“¿Sabe cuál es la diferencia del color? ¿Por qué hay una clara y otra oscura? La oscura es de Baja California Sur y la clara de Baja California Norte”, afirma la artesana.

Visibilizar a los pueblos indígenas

Para la indígena Norma Meza comenta que otra intención del festival es visibilizar a los pueblos indígenas de la región y que las autoridades apoyen a este tipo de eventos.
“Queremos que haya un recursos propio para hacerlo no nomás aquí sino en diversos lugares, como programa piloto. Que haya un recurso para hacer este tipo de eventos. El otro año queremos que la gente venga. Esto es para todos, los que estamos en la Baja, tenemos que cuidarlo [el encino]”, asegura.
Norma afirmó que también han iniciado una lucha para que la lengua no se pierda en los jóvenes. “Aquí estamos todavía, luchando. Nomás porque nos tienen ocupados, porque ya no podemos vivir en la comunidad, antes vivíamos en la pesca, en la caza, ya no tenemos lugares, donde hay muchos encinos ya no es de nosotros”, lamenta. Además, asegura que los kumiai ya no tienen territorio, “porque nos limitaron a 11 mil 500 hectáreas bajo bienes comunales, pero están abandonadas porque no tenemos ahí registro de pozos, ganadería, al momento de no registrar un pozo, no te pueden prestar un tractor pa’ que trabajes, no entran las siembras que vienen del gobierno porque no cumplen los requisitos, pero le vamos a luchar para obtener algo real para nosotros para que nos dejen trabajar nuestros propios recursos”. Invita a otras comunidades indígenas de la región para sumarse a la lucha.
“Porque nosotros no nos hemos acabado, aquí estamos, resistiendo. Hay invasiones de todo tipo y el que me entendió me entendió, pero nosotros hay peligro en mi comunidad, pero no nos vamos, preferimos morir, hay un arraigo fuerte, porque así nos acostumbraron donde enterramos el ombligo ahí quedamos”, concluye Norma.

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