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¿Finlandia podría ser atacada o invadida por Rusia tras su entrada a OTAN?

Suecia y Finlandia, países de paisajes atractivos, auroras boreales espectaculares, y con  índices de felicidad más altos del mundo, han sido noticia en las últimas semanas.

La nota que empezó a dibujarlos en el panorama del conflicto entre Rusia y Ucrania, se dio a conocer a finales de febrero, cuando Finlandia, por primera vez en su historia, determinó suministrar dos mil 500 fusiles de asalto, 150 mil municiones, mil 500 lanzagranadas y 70 mil raciones de campaña a Ucrania.

Hasta mediados de mayo, el siguiente anuncio fue aún más contundente: la solicitud formal de adhesión a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). De esta manera, ambos países abandonaban décadas de no alineamiento militar en Europa.

De inmediato empezaron las reacciones. Rusia empezó con advertencias de sanciones. ¿Las primeras acciones?: quitar la electricidad y posteriormente la cancelación de envío de gas a Finlandia.

“Aunque no nos afecta tanto, sí ha empezado a repercutir en los precios de ambos recursos. No tememos la carestía, creemos que en un mediano plazo las tarifas se volverán a regularizar. Contamos con las importaciones de otros países como Estonia, es un aliciente. La preocupación, actualmente, es más social”, cuenta Jukka Kaitala, originario de Tampere, Finlandia.

Un informe de 2019 del Consejo de Europa indicó que 63% de las personas de ascendencia africana experimentaron acoso racista regular en Finlandia, la tasa más alta de Europa.

“La gente negra en este país puede hablar perfectamente de xenofobia. Pero ahora que han empezado a llegar los ucranianos, y ni se diga de los rusos; incluso preocupan estos últimos. Muchos han comprado múltiples propiedades en diferentes ciudades finlandesas, los millonarios han adquirido yates y mansiones”.

“Eso representa un detonante también del racismo. Amigos refugiados me han contado cómo los finlandeses los corren, les gritan que se vuelvan a su país. No es una situación grande ni descontrolada, pero sí ha incrementado. Incluso tener nombre que no sea finlandés representa, en primera instancia, el primer obstáculo para no ser contratado en un trabajo”, describe Jukka, quien da seguimiento diario y oportuno al conflicto en Ucrania, por la cercanía laboral.

Trabaja en Yleisradio (Finnish Broadcasting Company), la compañía de radiodifusión pública de Finlandia.

¿Podrían invadir Finlandia?

Cuando México firmaba su Constitución Política –1917–, Finlandia declaraba su independencia del imperio ruso. Era la entrada del siglo XX y las calles se empezaban a retomar una autonomía por la que habían luchado. Pasados más de 100 años, las calles de muchas ciudades, incluido Helsinki, capital, aún siguen teniendo los nombres en tres idiomas: finlandés, sueco y ruso.

“Esto último no representa más que una demostración de hermandad. No se trata de un miedo o manía de que Rusia vuelva a invadirnos. A eso no le tememos los finlandeses. La entrada a la OTAN es casi un hecho”, manifiesta Jukka, quien asegura que, de haber alguna intervención, “podría ser quizás en algunas regiones cercanas a territorio ruso. Incluso a países que, históricamente, llevan reclamándole espacio. Por eso es importante que entremos al bloque”, refiere.

A mediados de mayo, Estados Unidos manifestó su beneplácito y la confianza a Finlandia y Suecia para que formen parte de la OTAN. Así, estos países nórdicos puedan ser adheridos, tendrán que someterse a un examen de acceso para convencer a cada uno de los 30 miembros de la Alianza de cuál sería su aporte y su capacidad de responder a las obligaciones del pacto común.

En contraparte, Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, ha entrado al antagonismo para que Finlandia y Suecia puedan entrar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Acusa a los dos países nórdicos de acoger y no castigar en su territorio a miembros del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), considerado organización terrorista por Ankara, Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

“Ése es un simple pretexto. Ni han podido demostrarlo y tampoco hay manera de que lo hagan. Lo que quieren es que Finlandia les entregue a los kurdos, principalmente a quienes están encarcelados. También están exigiendo que se les venda armas –situación que jamás se ha dado–. Incluso en Helsinki hay un grupo de jóvenes kurdos, Milan Jaff, que han estado involucrados en ataques violentos en todo Finlandia”.

 

“Un líder del grupo está detenido por violencia y abusos sexuales a una niña. Podría estar encarcelado hasta por más de siete años. Él no tiene que ver con la política. Eso demuestra que todo el que comete algún delito en Finlandia, paga por ello. No es necesario que sean enviados a Turquía”, subraya el residente de Tampere, ciudad denominada capital administrativa del país nórdico.

Con un aumento en alimentos de entre 20% y 30%, las gasolinas en incremento, pero una estabilidad política que se refleja en informes como el de Worldwide Independent Network of Market Research, que indica que, de entre 24 países encuestados, la confianza hogar sobre una recuperación económica –bajo las coyunturas de la pandemia y la situación en Ucrania– es de 79%, mientras que la de su país es de 61%. Jukka Kaitala es parte de estos números.

“Confío en mi país, en mi gobierno y en mis gobernantes. Ésa es la percepción de la mayoría de la gente. Sabemos que están haciendo y harán lo mejor para que tengamos la estabilidad de la que siempre hemos gozado. Es incierto aún lo que va a pasar en todos los tópicos. Lo único que en este momento nos queda claro es que las autoridades están haciendo todo lo que esté en sus manos para mantener a Finlandia en paz”. 

“Sanna Marin, primera ministra –controversial ante el mundo por su edad y ser hija de una pareja de lesbianas, pero algo normal entre los finlandeses–, se ha estado reuniendo con autoridades de Ucrania. Incluso ya visitó al presidente Volodímir Zelenski. Le manifestó el apoyo de Finlandia ante la situación con Rusia. Eso nos deja claro que las cosas estarán bien, que la paz llegará a Ucrania, y a Finlandia la estabilidad que siempre le ha caracterizado”, concluye Jukka.

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