En México, dos de cada 10 personas adultas han considerado haber recibido algún tipo de discriminación, por lo menos alguna vez, entre los principales motivos están la edad, las creencias religiosas, la forma de vestir o el arreglo personal, la estatura y el peso, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (2017), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Las personas con sobrepeso se enfrentan a la
‘gordofobia’, un tipo de discriminación que tiene mayor impacto en las mujeres debido a la prevalencia de los estereotipos sobre los ideales corporales, lo que se considera violencia estética.
Una de sus consecuencias son los desórdenes alimenticios: de cada 10 casos de personas con desórdenes alimenticios, nueve fueron de mujeres, de acuerdo con el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred).
Víctima de la ‘gordofobia’
Mayra Salinas, desde pequeña, enfrentó rechazo por su cuerpo. Durante largo tiempo tuvo que tomar terapias psicológicas porque verse al espejo era una lucha cotidiana, además fue víctima de violencia y discriminación asociado al peso.
Recuerda que en la escuela las niñas le decían ‘gorda’ y no querían jugar con ella, pese a que el pediatra señalaba que su peso era normal para una niña en crecimiento.
Esa violencia creció, según lo comparte a
Once Noticias, porque las niñas se burlaban de ella. Comenzó con el rechazo y con el tiempo escaló a violencia física por parte de sus compañeras, bullying, amenazas y burlas.
“Lo recuerdo y todavía siento enojo. Nunca dije nada porque pensaba que yo sola debía resolverlo. Primero me molestaban y luego fue creciendo la violencia hasta que unas compañeras me pegaron. Mi mamá fue a reclamar a la escuela y a las mamás de las niñas, pero tenemos tan normalizada ese tipo de violencia que fue ignorada. Tuvieron que cambiarme de escuela y me volví una niña retraída e insegura. Me daba miedo utilizar la ropa de moda y hasta prefería esconderme. Fue triste”, compartió al medio.
Recuerda que las niñas con las que jugaba querían parecerse, al crecer, a las barbies tener el cabello rubio y largo, una pequeña cintura y cara feliz.
Un problema que genera estigmas
El origen de la palabra gordofobia’ viene de la expresión en inglés
fatphobia. Sin embargo, es un fenómeno con múltiples factores pero sobresalen los socioculturales, psicológicos, económicos y políticos. Es considerado un fenómeno con
alta carga de prejuicios que incitan al odio contra los cuerpos y a la estigmatización, al no cumplir con estereotipos corporales normativos.
Copred señala que el estigma que genera este tipo de discriminación deja una marca que hace referencia a un “atributo desacreditador”.
Este tipo de discriminación se cimenta sobre prejuicios respecto a los hábitos, conductas y salud de las personas gordas, en cuyas creencias resalta que el ‘cuerpo gordo’ se asocia a la falta de voluntad o de autocuidado, de no hacer el esfuerzo suficiente para ser delgado, motivo por el cual merece “castigo” o rechazo.
“Esta perspectiva, que piensa que el cuerpo gordo es producto de pereza o vagancia, no atiende a los contextos que producen o afectan a los cuerpos, ni a todos los factores que inciden en que una persona sea gorda o flaca, enferme o sane. Las condiciones económicas, culturales, genéticas, educativas y sociales son invisibilizadas u obviadas, así como la propia condición de enfermedad y tratamiento médico que pueden tener efectos en los cuerpos y en su peso”, comparte Magdalena Piñeyro Bruschi, en su guía básica sobre gordofobia, para una vida libre de violencia (2021).
En nuestro país, el peso es uno de los principales motivos de discriminación. En lo que respecta a Ciudad de México, por ejemplo, con respecto al ámbito personal, 27.6% de la ciudadanía reconoció que alguna vez habían sido discriminadas. De este porcentaje
28.5% señaló que ocurrió en la calle, 24.6% en el trabajo, 11.2% en la escuela, 11.1% en el transporte público y 7.7% en alguna institución pública.
Sobresale que el sobrepeso es el principal motivo de discriminación (10.7 %) y le sigue la forma de vestir (9.7%), el color de la piel (5.6%), la edad (5.2%) y la imagen (5.2%).
Por otro lado, Ana Celia Chapa Romero, profesora e investigadora de la Facultad de Psicología (UNAM), señala que existen diferentes formas de explicar el estigma que viven las personas con sobrepeso, ya que no solamente se habla de la talla, el peso o la dimensión corporal, sino de
profundas implicaciones que están relacionadas con construcciones sociales y culturales.
En este sentido, la diversidad de los cuerpos también tiene que ver con factores socioculturales e incluso geográficos, por ejemplo, las caderas anchas suelen ser atractivos en algunas regiones como en el Caribe. En algunos países asiáticos la delgadez se asume como un factor de belleza, que responde también al tipo de alimentación.
Se generan discursos, tal como señala la investigadora, totalizadores que suelen también reducir la aceptación de los cuerpos (idealizados estéticamente) a través del peso.
Consecuencias graves
Para Mayra la discriminación que vivió la llevó a tener desórdenes alimenticios y hasta sentir odio por su cuerpo. Aún va a terapia y ha trabajado en la idea de que su cuerpo forma parte de la diversidad y que contrario a lo que se piensa –un cuerpo delgado es sinónimo de belleza– para ella es importante que se visibilicen la diversidad de cuerpos en sus dimensiones y colores.
Aunque compartió que esas consecuencias le han dejado marcas que son difíciles de superar porque todavía hay tiendas de ropa que venden tallas 0 (o menores) y circulan en redes, ideales de mujeres con cuerpos delgados y vida
fitness.
Copred señala que una de las principales consecuencias sobre la discriminación de personas con obesidad o sobrepeso es la limitación en el acceso a sus derechos humanos.
También al establecerse ideales de cuerpo y no cumplir con estos estereotipos
puede generar impacto sobre la salud mental de las personas, puede generar que las personas sientan odio contra sus cuerpos o contra sí mismas así como rechazo social.
Otras consecuencias graves de la gordofobia son los trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia, bulimia o ‘trastorno por atracón’, tal como lo padeció Mayra durante su adolescencia.
Para el combate a este tipo de discriminación, afirma la investigadora Chapa Romero, es necesario no sólo atender políticas públicas de salud sino de justicia social.