Escuchar la palabra
Tulum, remite a imaginar una tierra paradisiaca. Y lo es. Sin embargo, ecologistas y habitantes de ese municipio o en zonas colindantes, perciben un
aspecto que contrasta con los complejos residenciales de gran lujo que se construyen y venden en gran escala.
Anastasia Romero, habitante de la calle Luna, en
Tulum, por ejemplo, hace patente la falta de cultura de la sociedad en su colonia donde,
“siempre hay montones y montones de basura; bolsas y bolsas de basura, es una pestilencia, la gente no tiene la mínima idea del foco de infección que eso genera; y las autoridades hacen poco caso; ahorita con la pandemia eso nos afecta más”, dice con un dejo de hastío y decepción.
Por su parte, Lucrecia Cienfuegos, también habitante de la colonia 2 de octubre, declara que la Dirección de Servicios Públicos ha hecho caso omiso a un problema que ya se viene suscitando desde tiempo atrás.
“Por eso yo creo que los cuadros de infección están ahí por todos los desechos en domicilios y comercios; la verdad qué mala imagen se está dando a los turistas que vienen de todos lados; y las autoridades competentes nada hacen”.
Se trató de contactar con personal del municipio y de la misma Dirección de Servicios Públicos; no hubo respuesta.
Su rezago más latente es en infraestructura. De acuerdo con el ecologista Olmo Torres-Talamante, director de Razonatura, una asociación sin fines de lucro dedicada a la conservación de la biodiversidad y de la identidad cultural de las comunidades, esas faltas de servicios y atenciones hidráulicas no van de la mano con el crecimiento acelerado de la población y conglomerados.
“Podríamos decir que este municipio tiene un rezago de 20 años en toda su infraestructura, es decir, en todo aquello que le permite crecer y desarrollarse. Lamentablemente su ritmo de crecimiento no va de acuerdo con su propia inversión”, acota.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Tulum carece de la infraestructura adecuada para su desarrollo turístico y poblacional, que ha crecido a una tasa anual de 15.1%.
En cuanto a su Plan Municipal 2018-2021, resalta la ausencia de infraestructura pública donde indica que la ya existente, es crítica. La deposición de aguas negras, por ejemplo, es desechada, en su mayoría, por fosas sépticas o sumideros, señala ese documento.
¿Y el sargazo?
Se sabe que este ha sido un problema latente en varias playas de México. Tulum no queda exento de ello.
“Toneladas de sargazo son retirados de forma diaria por los hoteleros y el municipio; no se cuenta con un lugar para su disposición final por lo que el alga se deja en la costa donde se pudre”, reveló Juan Noriega, director de la Asociación de Hoteles de Tulum, en junio pasado.
En ese sentido, detalló que 97% del sargazo alrededor de las zonas de playas es retirado por el sector hotelero, pero el municipio es el encargado de las playas públicas del Parque Nacional. Sin embargo, como el ayuntamiento no cuenta con un predio, se “pasea” al sargazo de un lado a otro.
Agua, nada potable
El agua es otro conflicto. Como botón de muestra está el hecho de que en junio de 2020, el estado de Quintana Roo emitía un comunicado donde acotaba que la Comisión de Agua Potable (CAPA) abastecía de este líquido, por vez primera, un cárcamo de rebombeo.
Con ello, se beneficiaría a más de 10 mil habitantes y 300 alojamientos; la cifra contrasta con la que alberga Tulum: 432 hoteles y 632 restaurantes.
“No hay agua para todos, CAPA sabe a quién dar agua potable que, por cierto, no es tan potable, sino clorada. El drenaje pluvial y de saneamiento no están al parejo de esa áreas donde se construyen desarrolladores”, agrega el ecologista Torres-Talamante.
¿Nuevo aeropuerto?
Tulum sigue su crecimiento y desarrollo. Apenas en septiembre, el Gobierno mexicano anunció la próxima construcción de un aeropuerto que llevará aproximadamente dos años.