Jessica Janeth Pule Santana busca a su hermano Francisco Javier Pule Santana, desparecido el 28 de febrero de 2019, también a su primo David Pule Romo desaparecido el 27 de mayo de 2017, los dos vistos por última vez en Guaymas, Sonora.
Jessica empezó a buscar personas desaparecidas cuando su hermano no llegó a casa, como todas, inició en los hospitales, en cárceles, en los registros oficiales. Después de cuatro días que no apareció puso la denuncia, se tomó la muestra de ADN, junto con su papá y su otro hermano. Comenzó una lucha incansable que no sólo ve por sus dos familiares sino por cualquier persona que haga falta en este país.
A mi hermano lo desaparecen con una muchacha. En la mañana llega una muchacha que nos cuenta que ayer (28 feb 2019) habían levantado a su tía. Después me habla mi mamá y me pregunta por mi hermano porque ya tenía todo el día sin contestar y yo le dije que había hablado ayer en la mañana con él. En la tarde regrese a casa de mi mamá y en el semáforo de por ahí me tocó el rojo, del lado derecho veo muchas patrullas, yo me acerqué a una gasolinera a ver qué estaba pasando, vi que eran dos taxis los que estaban parados en la gasolinera, pero me seguí a casa de mi mamá. Pregunté a mis papás por el Paco (su hermano) pero me dijeron que no lo habían visto y en la noche volví a la casa y de nuevo pregunté por el Paco y me dijeron que no había venido, pero mi papá me contó que al “Tío” le habían robado su taxi en la gasolinera donde había visto las patrullas, ahí até lo cabos con lo que me dijo la muchacha de su tía. Caí en cuanta de lo que estaba pasando porque también en la mañana mi sobrino me había dicho que Francisco había salido con el “Tío”, al que le habían robado el taxi”, relató.
Le habló al señor del taxi, pero no le contestó le regresaron la llamada, pero de otro número, era la hija del señor. Le preguntó por su hermano y le dijo que no sabía nada y que su papá no le podía atender porque tuvo un accidente y estaba lastimado.
Jessica empezó a hacer llamadas y buscar algún contacto que la pudiera ayudar, porque, aunque no tenía detalles ella sabía que algo había pasado.
Le volví a llamar a la mujer y le dije que si no me decía lo que había pasado iba a llegar con la policía para que nos dijeran. Sólo así logré que me dijera que a mi hermano lo habían levantado con su papá, pero que al señor lo habían tirado muy golpeado”.
“Al otro día me tocó hablarle a mi hermano para explicarle lo que había pasado con Paco, y luego quedamos en juntarnos con mis papás para darles la noticia. Yo pensaba: si soltaron al señor lo más seguro es que a mi hermano también. Estuvimos buscando toda la noche, hasta medio día del día siguiente fuimos aponer la denuncia para que las autoridades nos ayudarán a buscar ellos quisieron encontrar al “Río” pero no lo hallaron. Nos citaron a la semana siguiente y cuándo llegó a la fiscalía me encuentro a la mujer ahí y ella me dijo que por favor no metiera su papá, porque estaba amenazado. Yo le pregunté a qué venía y me dijo que a reportar el carro como robado”, explicó.
“Cuándo yo termino de declarar salgo de la oficina y me jalaron para otro lado. Ya en la Fiscalía ataron los cabos del carro en la gasolinera, lo de mi hermano y su papá. Fue así que fueron a traer al señor para que diera su testimonio. Después de ese día ya no volví a ver al Tío”, explicó Jessica.
La investigación del caso no ha tenido avances mayores a los que la familia les aportó, los videos los pidió ella, los testimonios, los testigos, todo lo que hay en la carpeta es trabajo de la familia.
“Nunca me han hablado para darme ningún dato ni la Fiscalía ni Comisión de Búsqueda, ni nadie.
“Es muy difícil este trabajo, porque antes de lo de mi hermano yo compartía boletines y veía los videos de las Guerreras Buscadores (de Sonora) y cuando entré, también comencé a jalar la búsqueda de mi primo y puse el boletín en las redes de las buscadoras, fuimos a sacar las muestras de ADN a sus papás. Porque cuando empezamos todas las familias en esta situación, nadie nos dice que hay qué hacer, a dónde hay que ir, lo de las muestras de ADN, el boletín de búsqueda y todo lo que hay que hacer. Fue hasta que llegué a Guerreras Buscadoras cuando me llevaron de la mano, y pues cuando sabía que había otra persona en la misma situación, pues yo las apoyo”, confesó.
De esta VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, en Morelos, le avisaron el 15 de julio, ese mismo día en la noche también les confirmaron que Aranza Ramos, una de sus compañeras de colectivo, había sido asesinada en un ataque armado.
Ella entró en febrero con nosotras (Guerreras Buscadoras) y todo el tiempo se le veía ayudando con la herramienta, con las aguas, con todo. Y en el campo era una gacela, empezábamos a caminar juntas y nunca se rindió, ella decía que no quería estar encerrada en casa”, detalló la compañera de Aranza.
Una de las hermanas de Aranza se había amigado mucho con una de las compañeras del colectivo, así que pronto corrió la voz entre las Guerreras.
“Cuando me marcó una compañera y me dio la noticia, también me dijo que no saliéramos de la casa, que estuviéramos seguras. Y nosotros de volada pensamos que la siguiente podría ser cualquiera de nosotras“, dijo nuestra fuente.
La investigación ha sido muy hermética, según las entrevistas que nos dieron. Sin embargo, han visto redadas y operativos policiales en diferentes barrios, no afirman que tenga algo que ver con el caso, pero sí han visto movimiento.
Después de su muerte (de Aranza) la familia no quiso volver a hablar con nosotras (el colectivo). Ni siquiera nos dejaron ir al velorio, pero nosotros le hicimos su misa y en una junta se acordó que por seguridad ya no saldríamos a buscar y ya sobre la marcha íbamos a decidir qué hacer porque también sabíamos que Aranza estaba muy entregada a las búsquedas y pues decidimos seguir con el trabajo un par de meses después del descanso y ahora con la Brigada Nacional es nuestra primer actividad de búsqueda”, contó.
La persecución a defensores de derechos humanos en México ha culminado en crímenes impunes destinados a la represión colectiva que impiden sus labores.
En el caso de las Guerreras Buscadoras han suspendió su trabajo de búsqueda en el campo, pero no detuvieron los acompañamientos que las familias con casos actuales necesitan para tener un mínimo acceso a la justicia.