La hemorragia obstétrica es la segunda causa de muerte materna en México, de acuerdo con el Informe Semanal de Notificación Inmediata de Muerte Materna, de la Secretaría de Salud, sin embargo, se trata de un padecimiento completamente prevenible.
La doctora Marilyn Mendoza, especialista en hematología y asesora científica en Enfermedades Raras de Novo Nordisk, platicó con Once Noticias sobre este padecimiento y aseguró que existen cuatro causas de la hemorragia obstétrica:
- Incapacidad del útero para contraerse después del alumbramiento (atonía del útero)
- Lesión del útero o del canal vaginal del parto
- Retención de placenta
- Enfermedades de la coagulación
Y es precisamente ésta última a la que no se le ha puesto la suficiente atención ni por los médicos ni por las propias pacientes, dice la doctora Mendoza, pues los problemas de coagulación pueden surgir incluso durante el embarazo.
“Hay mujeres que pudieran tener una enfermedad en la coagulación sin detectar, y al no funcionar ésta, en el parto va a tener pérdidas excesivas de sangre. Pero hay otro grupo de mujeres que son completamente sanas y no padecen nada, y el embarazo es desencadenante del trastorno de coagulación. El propio embarazo lo puede desencadenar y se manifiesta en parto o cesárea”, aseguró la especialista.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los cambios hemodinámicos y hematológicos durante el embarazo son protectores contra la pérdida de sangre durante el parto. En su documento “Diagnóstico y Tratamiento del Choque Hemorrágico en Obstetricia” explica que el volumen de sangre materna aumenta 45%, aproximadamente de mil 200 a mil 600 mililitros por encima de los valores en mujeres no embarazadas, creando un estado hipervolémico.
El volumen de plasma aumenta desproporcionadamente en comparación con el aumento de la masa de glóbulos rojos, lo que disminuye la viscosidad de la sangre. La resistencia vascular disminuye, lo que ayuda a la perfusión uterina.
La doctora Marilyn Mendoza explicó también que durante el embarazo sí hay características de exámenes de sangre que sí orientan a que la mujer podría presentar alteración en la coagulación. Por ello, dijo la experta, es importante que las mujeres acudan al examen prenatal, pues hay enfermedades que se pueden desarrollar en asociación con el embarazo como la diabetes estacional, también trastornos de presión como preeclampsia o eclampsia, o las enfermedades de coagulación.
Incluso, la experta afirmó que existen fármacos para poder detener el sangrado en esas pacientes. Dichas medicinas hacen que la persona pueda coagular y detener el sangrado.
La doctora aseveró que en el IMSS e ISSSTE cuentan con dichos fármacos que son una proteína factor 7 recombinante activado, y el otro es un complejo de cuatro proteínas que ayudan a coagular, ambos tienen efectividad de 93% para detener el sangrado, explicó.
“Es importante que las personas que tengan enfermedad de la coagulación acudan al hematólogo porque hay que restablecer el sistema de coagulación. Esas enfermedades se curan, hay tratamientos para poder curarlas, así es que lo mejor es realizar los estudios para poder detectarlas antes de que en el parto ocurra una hemorragia”, añadió la especialista.
¿Cómo detectar un trastorno de la coagulación en la vida diaria?
“En la vida diaria hay señales de alarma que indican que las personas pueden padecer algún trastorno de la coagulación, como la aparición espontánea de moretones o equimosis en varias partes de cuerpo sin causa aparente; sangrado de la nariz; sangrado posterior a procedimientos dentales, que puede prolongarse durante 2 días; menstruaciones abundantes, con períodos de siete días o más de duración, o dos periodos al mes”, abundó la Marilyn Mendoza.
Señaló que los médicos deben poner atención en las hemorragias postparto. Las mujeres con hemofilia adquirida pueden presentar los síntomas después del nacimiento del bebé y, en este caso, es importante que busquen atención médica de inmediato.
En la hemofilia adquirida, añadió, si bien esta enfermedad puede causar que la paciente muera, también es curable. Lo que se necesita es precisión en el diagnóstico y tratamiento. Los pacientes también deben ser proactivos y preguntar a sus médicos; todo paciente tiene derecho a preguntar.