Hay quien no sólo sacrifica su salud, sino su propia vida al inyectarse sustancias modelantes como aceites comestible, de auto, de avión o de bebé para ganar una apariencia bella.
De ahí surgen complicaciones por este tipo de sustancias o productos que se aplican en algún sitio no autorizado y por personas no profesionales del sector salud.
Martín Lira Álvarez, médico cirujano y tesorero de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (AMCEPER), explica que la cirugía plástica tiene dos áreas que son: reconstructiva y estética.
La cirugía reconstructiva es la base de la formación de un cirujano plástico porque, a través de la reconstrucción, se opera a diferentes pacientes por malformaciones, mastectomía por cáncer y quemadura.
En tanto que, la estética, consiste en moldear o remodelar la cara y el contorno corporal para lograr una armonía en lo que cada quien considera que quiere mejorar alguna parte de su cuerpo.
“En ese sentido, la cirugía estética cobra un papel importante porque la gente utiliza este procedimiento como no invasivo, para sentir seguridad, poder cambiar o mejorar condiciones de su piel, sus relaciones interpersonales, de pareja, laborales”, explica en entrevista con Once Noticias.
El médico cirujano aconseja se debe acudir con un cirujano plástico certificado; buscar una segunda opinión y no irse con la opción de quién cobra más barato.
“Hay que operarse en un hospital que tenga la licencia sanitaria de la Secretaría de Salud porque de repente hay pacientes que quieren operarse en clínicas donde no hay condiciones. Eso pone en peligro la salud y vida de las pacientes”.
Reitera que si la intención es moldear la cara con algún producto, lo recomendable es buscar la asistencia de un profesional, para que se apliquen los métodos que garanticen la seguridad en la salud.
“Sólo hay dos productos para inyectarse de manera segura en el cuerpo: toxinas botulínicas y ácido hialurónico, y la grasa de tu propio organismo; todo lo demás: aceite de bebé, resinas, aceites comestibles, no”, insiste.
Daño irreversible
El cirujano afirma que el peligro es que una vez aplicado el producto hay una reacción inflamatoria de los tejidos y esa reacción se quedará de por vida.
“Cuando deciden hacerse un tratamiento para quitarse este producto ya no se puede porque la sustancia puede emigrar a algunas regiones de nuestro cuerpo, produciendo la enfermedad por modelantes inyectables”, precisa.
Apunta que en este punto cuando ya se invita a la intervención de un especialista y, aunque la paciente se someta a cirugías repetitivas, no se va a terminar de retirar todo el material porque los aceites se adhieren a los tejidos y provocan una tragedia.
“Tuvimos un caso en Morelia, Michoacán, donde inyectaron aceite en los glúteos a una persona en casa, se puso mal, llega a urgencias y fallece. El aceite hizo un tapón en los vasos sanguíneos de los pulmones, esa es la enfermedad ocasionada por los biopolímeros que se inyectan”.
Los biopolímeros son una serie de sustancias inyectables no aptas para el uso humano; afectan a diferentes tejidos, órganos y sistemas, usualmente produce lesiones irreversibles y ocasionalmente irreparables.
El papel de la sociedad
Para el cirujano, uno de los factores que influyen para que una persona opte por cambiar su cuerpo, son los estereotipos que ha marcado la sociedad, dijo, principalmente en programas de televisión y publicidad.
“Hacen creer que la mujer que no tiene labios prominentes, un cuerpo notorio y armónico, no entra en ese estereotipo; entonces las mujeres quieren pertenecer a ese segmento que están viendo en TV”.
Lira Álvarez considera delicado este punto porque cree que hay personas que no tienen ningún problema con su armonía corporal y, aun así, deciden hacerse cirugías, por lo que ante estos casos advierte que es necesario tener en cuenta el entorno social y personal del paciente.
Y recalca que, no se debe, bajo ninguna circunstancia, ponerse en manos de gente sin ética, que no son expertos o tomaron un curso en línea.
“Esos tipos sólo quieren cobrar su dinero cueste lo que cueste y poner en peligro su propia vida”.