Las trabajadoras sexuales se han enfrentado a una realidad complicada y que se ha visto mermada debido a la pandemia. De acuerdo con datos de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, A.C., ellas se han tenido que enfrentar a la extorsión por parte de la policía y grupos de la delincuencia organizada. De la misma forma, no cuentan con acceso a programas de apoyo por parte del Gobierno de Ciudad de México.
Ahí es donde interviene la Brigada Callejera. ¿Qué objetivos persigue? Engloba situaciones sobre el trabajo sexual, trata de personas, prevención del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), así como conflictos de mujeres migrantes.
Pero también, los problemas a los que se han enfrentado estas mujeres a raíz de la pandemia, etapa donde no sólo han visto caer las cifras de sus ingresos, sino también el aumento de agresiones.
32 años buscando bienestar
Esta brigada, cuyas oficinas se hallan en La Merced, en Ciudad de México, desde hace 32 años ha luchado por el reconocimiento del trabajo sexual como una labor digna, con el objetivo de que quienes lo ejerzan lo hagan libremente y que tengan acceso a beneficios laborales. Cada acción va encaminada al respeto a sus derechos sexuales, reproductivos, humanos y políticos.
Como en los últimos dos años, la pandemia ha impactado la vida social y económica a nivel mundial. La brigada no se quedó atrás, ya que ha padecido los efectos debido a COVID-19.
Se precariza este oficio
Elvira Madrid, presidente de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” A.C, indica que la pandemia ha precarizado la situación de estas mujeres porque:
“sus ingresos han disminuido hasta 70%; además, se duplicó el número de trabajadoras sexuales en las calles de Ciudad de México. Antes de COVID-19 se contabilizaban cerca de 7 mil 700 trabajadoras, la cifra más reciente suma 15 mil 200”.
Ese número se obtuvo a través de un diagnóstico implementado por la Brigada Callejera. De esa cifra, la organización estima que 40% son mujeres que habían dejado el trabajo sexual, pero ante los embates de la pandemia se vieron obligadas a retomarlo.
“Otro 40% son mujeres que iniciaron en esta actividad a raíz de la crisis y 20% restante son aquellas que no se encuentran en un punto específico, es decir, caminan en vía pública buscando clientes”, explica Madrid.
Mujeres que sostienen un hogar
Información proporcionada por la brigada documenta que del ingreso que perciben mujeres con esta actividad dependen entre cuatro y cinco personas; en su mayoría, son cabeza de familia. El reporte agrega que 70% de quienes ejercen son mujeres y 15% pertenecen a la comunidad de mujeres transgénero y el resto a hombres.
Otro de los factores que la brigada expone -con ello hace un llamado de atención a la ciudadanía- es la falta de respeto a los derechos humanos, cuya consecuencia es el incremento de la violencia hacia estas mujeres en Ciudad de México.
“Son víctimas de ataques con huevos, piedras. Les obstruyen su lugar de trabajo y las intimidan con perros; pero, además, está la falta de servicios de salud que viene afectando a mujeres transgénero y, particularmente, a quienes se han sometido a cirugías estéticas modelantes”.
Labor de la Brigada
Ante el panorama anterior, la organización civil atiende a 300 mujeres transgénero en esta situación; antes de la pandemia la atención era a 90.
La presidenta de la Brigada Callejera asegura que este crecimiento es causa de la falta de acceso a los servicios de salud y a que nosocomios -como el Hospital General- fueron convertidos a hospitales COVID, lo que generó una alarma porque no había lugares para ser atendidas.
“Hemos detectado que las cirugías modelantes afectan fuertemente los cuerpos de las compañeras transgénero que se han inyectado aceite de comida, de carro, agua mineral y otras sustancias que desconocen y que les han provocado bacterias que deterioran el tejido de su piel provocando orificios y tejido podrido”, precisa Elvira Madrid.
Además, reconoce que esas cirugías, han deteriorado hasta 50% la salud de las trabajadoras sexuales.
En cuanto al VIH/Sida, ella considera que no se trata de un problema de salud sino de desarrollo, al implementar medidas integrales para su prevención desde 1995, “lo que probablemente conducirá a que las acciones emprendidas tengan mayor impacto social”.
Conquista laboral
La labor de la Brigada se ha visto recompensada con una “conquista laboral”, como la llama Elvira. Junto con mujeres y el bufete jurídico “Tierra y Libertad” ganaron una sentencia del juicio de amparo 112/2013, donde una jueza federal del Poder Judicial de la Federación obligó, al entonces Gobierno del Distrito Federal, a reconocer como trabajadoras no asalariadas a las trabajadoras sexuales que laboran en esta ciudad.
Dicha sentencia representa un ejercicio exitoso e histórico de incidencia política en materia de derecho humano en México. “Sin embargo, ya en plena pandemia, la Secretaría de Trabajo de la Ciudad de México mantiene detenido el trámite para solicitar el tarjetón cómo trabajadoras no asalariadas”, lamenta Elvira.
El trabajo no para ahí, la Brigada Callejera ha mantenido servicios para las trabajadoras sexuales como la atención de medicina general, salud sexual y reproductiva, apicultura, atención psicológica, asesoría legal, apoyo para combatir la trata de personas y seguimiento de casos que requieren hospitalización.
Con los recursos de la organización se han otorgado despensas para garantizar la alimentación de las trabajadoras sexuales y de sus familias.
En el caso de trabajadoras adultas mayores, hay apoyo económico para que puedan generar ingresos con la venta de artículos.
El trabajo de la “Brigada callejera de apoyo a la mujer Elisa Martínez A.C. ha sido distinguida por el Gobierno Federal. Para ello, en el marco de su 20 aniversario, recibió el reconocimiento a la excelencia de la otrora Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), a través del entonces Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol).