Colectivos de familias víctimas de desapariciones y feminicidios se pronunciaron para que la “Glorieta de l
as mujeres que luchan” permanezca intacta y que sirva como un espacio de memoria contra los crímenes que se han cometido en México.
La
Glorieta de las Mujeres que Luchan fue un espacio renombrado el 25 de septiembre de 2021 por colectivas de víctimas de feminicidios, familiares de desaparecidos, sobrevivientes y víctimas de los crímenes de Estado. Representa la memoria de las mujeres que salieron a las calles para buscar justicia y verdad, y en dónde se reconocen las lucha pasadas y presentes de las mujeres que hacen evidente el abandono de los derechos humanos en México.
En el lugar se presentaron 18 señoras, que con su presencia parecía la fuerza de miles. Se presentaron con su nombre y el caso por el que han luchado.
Una de ellas es
Socorro Gil Guzmán, madre de Jonathan Guadalupe Romero Gil, un joven nacido el 22 de diciembre de 1992 y desaparecido presuntamente por policías municipales en
Acapulco, Guerrero, el 5 de diciembre de 2018.
Hoy Socorro llegó de Acapulco pues hace dos días se cumplieron tres años de la
desaparición de su hijo y decidió ir al lugar en donde fue desaparecido Jonathan y pintar un mural con su rostro, para después hacer una manifestación.
Jonathan era abogado y ese 5 de diciembre salió a jugar fútbol, iba acompañado de su amigo Carlos, un trabajador que pensaba demandar laboralmente a su patrón del bar “La Mandona” y le había pedido algunos asesoramientos para iniciar el proceso jurídico.
El partido donde jugarían los amigos sería a las nueve de la noche, pero a esa hora una amiga de Socorro le habló para decirle que a su hijo lo estaban revisando policías municipales en la playa Tlacopanocha, en la avenida Costera Miguel Alemán, muy cerca del zócalo de Acapulco. Desde ese día no volvió a ver su hijo, a Carlos lo encontraron asesinado al otro día.
“A mí me llamaron y en ese momento le pregunté a mi hija si me acompañaba a dónde lo estaba deteniendo, le colgué a mi amiga y le hablé a mi hijo, le pregunté qué pasaba, él me dijo que no sabía pero que lo esperara un momento. Yo le decía que no me colgara el teléfono, pero en ese momento cortaron la llamada”, explicó Socorro.
Ese día estaba descompuesto el carro de la señora y tuvieron que caminar muchísimo para encontrar un taxi, cuando llegó al lugar ya no había nadie. Fue a la cancha donde ya había comenzado el partido, y aunque no pregunto a nadie por su muchacho, se puso a ver quiénes estaba jugando, sin embargo, no localizó a Jonathan.
“Fui a preguntar a una caseta de policía a dónde llevaban a la gente cuando la detenían y
me dijeron que a los ministerios públicos, pero no estaba en ningún lugar. En la secretaría de seguridad pública me dijeron que no estaba detenido, a las doce de la noche
le hablé a la mamá de Carlos y le comenté lo que pasó y
fuimos a buscarlos a todos los lugares donde podían estar detenidos, pero no los encontrábamos”, relató.
Las madres hablaron a los amigos y conocidos a ver si sabían que había pasado, pero nada. Al otro día puso la denuncia, pero comenzaron a investigar a su hijo.
“Me preguntaban a qué a que se dedicaba, que si no salía con mujeres casadas y ese tipo de preguntas. Yo les decía que en vez de estar investigando a los policías estaban investigando a mi hijo y eso no nos iba a llevar a nada. Nosotros sabemos que la policía trabaja junto con el crimen y lo peor es que desde la fiscalía los protegen”, denunció Socorro.
La buscadora explicó que el único video que existía se veía que una patrulla del municipio iba escoltando al carro de donde aventaron a Carlos, fue desaparecido sin ninguna respuesta. Pidió que investigaran al jefe de Carlos, sin embargo, señaló, el fiscal David Muñoz no tomó la declaración.
Mencionó que aunque fue
desplazada y amenazada, no pertenece al mecanismo de protección, ni existe alguna medida que le pueda brindar seguridad.
Desplazada en Ciudad de México, Socorro habló sobre la Glorieta de “Las Mujeres que Luchan” y pidió que se
“respeten los lugares que hemos tomado para hacernos presentes y hacer memoria social de lo que ha pasado en el país, porque no sólo es en Acapulco, en todos lados hay madres víctimas de la violencia y que luchan contra ella”.
En el evento mencionaron que
cuando alguien que se ama, se convierte en memoria, la memoria de una resistencia y denuncia, en este caso de las mujeres que escriben la nueva historia en este país.
“La acción de colocar sobre un pedestal a una mujer con el puño en alto, en el sitio donde había un monumento a un europeo genocida y colonizador, representa una mirada distinta al momento histórico que estamos construyendo”, expresaron.
Las mujeres organizadas han mostrado las atrocidades de un sistema de justicia que no cumple con su principal función: el acceso a la verdad y la justicia.
“Las mujeres luchamos para que nadie más viva lo que nuestras hijas o hijos, para que nadie más tenga que buscar a las personas que el Estado desparece, por eso consideramos
que cualquier intento de remover el conjunto que forma la Glorieta de ‘Las Mujeres que luchan’ será tomado como una agresión directa a las demandas de justicia, memoria y lucha de todas la familias”, concluyeron frente a medios de comunicación.