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UNAM pide reducir contaminación lumínica y encender las estrellas

El exceso de luz artificial en el alumbrado público de las ciudades, conocido como contaminación lumínica, causa estragos negativos en la población, así lo advirtió José Franco, investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Autónoma de México (UNAM).

José Franco detalló a Once Noticias que con el exceso de luz en las ciudades “la gente no puede conciliar de una manera adecuada el sueño, no puede descansar y esto, a la larga, genera muchos problemas psicológicos y de salud debido a la falta de descanso”, explicó el investigador.

Contaminación lumínica y sus efectos

El experto añadió que en sitios donde existe poca iluminación artificial, como en las montañas o junto al mar, el descanso es mejor para las personas.

Agregó que de todos los tipos de contaminación que existen en el medio ambiente, la más sutil es la contaminación lumínica dado que pasa inadvertida, pese a los problemas que causa a las personas, a los animales y al medio ambiente.

“También los animales, insectos y las plantas, sufren por esta contaminación. Los animales e insectos nocturnos, con el exceso de luz, su ciclo de vida es perturbado. Hay efectos negativos en la biodiversidad, impactos negativos a nivel ecológico y también en la psique de los seres humanos”, insistió.

Pero este desperdicio de luz trae consigo un problema mayor: también hay un exceso de uso de energía que es generada por combustibles fósiles, por lo que se genera contaminación atmosférica.

De acuerdo con el Instituto de Astronomía (UNAM) se estima que hasta 50% de la iluminación se utiliza en zonas no deseadas o innecesarias, escapándose como contaminación lumínica.

“Si combatimos dicho efecto se puede ahorrar la mitad de la cuenta de luz si se apunta de forma adecuada y se utiliza la cantidad de luz estrictamente necesaria”, apuntó.

La misma institución detalla que un efecto adicional es que reduce hasta en 90% la cantidad de objetos celestes que se pueden observar a simple vista, además de que limita la capacidad de observación de los telescopios profesionales.

José Franco señala que la contaminación lumínica no permite que las personas que viven en grandes ciudades, como Guadalajara, Ciudad de México o Monterrey, observen las estrellas que integran la Vía Láctea.

“Esto es una tragedia porque la vía láctea ha sido una acompañante de nuestras culturas a lo largo de toda la historia, y ha sido un referente para la creación de rituales y de leyendas, y de la misma cosmovisión de los pueblos. Esta contaminación inhibe la investigación astronómica y nos preocupa muchísimo que no se estén tomando medidas para reducirlas”, indicó.

Por esa razón, José Franco hizo un llamado a los legisladores para aprobar, a nivel nacional, la Ley del Cielo que regula la iluminación artificial.

¿De qué va la Ley del Cielo?

Esta Ley es de gran importancia para favorecer la investigación astronómica y fue impulsada para preservar las condiciones naturales del cielo oscuro; también es una herramienta para reducir el consumo de energía dedicada al alumbrado exterior.

El primer antecedente legal en nuestro país se dio a nivel local en Baja California, en el año de 1975. Fue impulsada por el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), ubicado en la Sierra de San Pedro Mártir, reconocido porque cuenta con tres enormes telescopios utilizados para estudiar los enigmas del cielo y los astros. 

Tal como compartió José Franco, su objetivo fue proteger las actividades astronómicas y la investigación. Este antecedente legal se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), en ese año, y fue firmado por el entonces presidente, Luis Echeverria Álvarez.

Después, debido al crecimiento poblacional y los impactos que generó en este tipo de contaminación, el 29 de septiembre de 2006 se promulgó el Reglamento para la Prevención de la Contaminación Lumínica, en Ensenada.

Cuatro años después, en 2010, fue aprobado a nivel estatal un decreto que reforma la Ley de Protección al Ambiente para el Estado de Baja California en la que se incluye la prevención de la contaminación lumínica.

En 2011, el municipio de Mexicali aprobó su propio Reglamento para la Prevención de la Contaminación Lumínica. Más tarde, en diciembre de 2018, Tijuana aprobó su reglamento municipal sobre la materia.

No obstante, aún no es una realidad a nivel nacional, por lo que el investigador de la UNAM advierte que es un pendiente. Dijo que la ciudadanía debe unirse al llamado, para que se legisle en el país, y así regular y combatir este tipo de contaminación.

Otras normas similares se pueden encontrar en Chile, en las Islas Canarias, Hawaii, Arizona, España y Puerto Rico.

En la industria y en la calle

Por ello, el Instituto de Astronomía (UNAM) emitió algunas recomendaciones para disminuir la contaminación lumínica, por ejemplo, utilizar luz sólo en espacios en donde se requiere. Los expertos recomiendan utilizar detectores de movimiento para que se enciendan las luces sólo cuando se necesite; además, se ahorra hasta 90% en la cuenta de luz.

Asímismo, recomiendan no utilizar focos tan potentes y que la luz se enfoque al lugar donde se necesita, dado que más de la mitad de la luz se escapa hacia arriba, por lo que sugieren utilizar pantallas u otros medios para bloquear la luz y apuntarla al lugar donde sea necesario.

También recomiendan utilizar luces de sodio de baja presión, ya que es muy baja la contaminación que generan en el espectro electromagnético, y son tan eficientes como los LEDs (que son muy contaminantes).

A las industrias y entidades encargadas del alumbrado público recomiendan instalar molduras en luces públicas que dirijan la luz al suelo y que no permitan que la luz se escape en otras direcciones. También enfatizan en que no se iluminen edificios públicos con lámparas que apunten hacia el cielo.

Los expertos del Instituto de Astronomía advierten que disminuir la contaminación lumínica favorecerá para que se puedan observar mejor las estrellas en el firmamento. 

 

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