Irvin Ulises Torres Gutiérrez nació el 20 de agosto de 1997. La última vez que se le vio fue el 4 de septiembre de 2019, dentro de su unidad habitacional, en la alcaldía Álvaro Obregón, en Ciudad de México. Irvin quiere ser criminólogo. Ese miércoles se levantó y salió de casa con rumbo a la escuela, porque tenía que ir a ver los pagos y horario de una materia que había llevado al extraordinario. Esa misma tarde regresó a su casa en la unidad habitacional el Centenario, ahí pasó el final del día con sus amigos. Cuando cayó la noche entró a su casa y cenó, convivió con su madre y su hermana que estaba por ir al hospital para atenderse un malestar físico. A las diez de la noche dijo que saldría a buscar un pantalón a casa un compañero, a veces él regresaba pasada la medianoche porque se quedaba platicando con los vecinos. En ese momento Nayeli, su hermana, ya estaba en el hospital y fue hasta que salió del centro médico, cuando se dio cuenta que no había regresado su hermano. Después de esa noche no volvieron a ver al joven que en ese momento tenía 22 años, recién cumplidos. Antes de acudir a las autoridades decidieron a buscar con amigos y familiares. Revisaron las cámaras de la unidad habitacional.
“Con las cámaras de la unidad, vimos que estaba con una chava, seguimos buscando a la chava y cuando la encontramos ella dice que nunca estuvo con él, le avisamos a Fipede (Fiscalía Especializada en Investigación de Personas Desaparecidas) pero nunca la mandaron llamar, es más siempre que llegamos a la fiscalía nos preguntan si nosotros traemos algo nuevo, en vez de que ellos nos aporten información. Les dimos todo y no quisieron hacer nada”, relató Nayeli.La denuncia en la Fiscalía la levantaron el 6 de septiembre. Sólo entrevistaron a los familiares, incluso, según la fuente, mandaron a las víctimas a solicitar por su cuenta la sábana de llamadas del teléfono de Irvin. En ese documento de telefonía se dieron cuenta que había un número que tiene muchas llamadas al teléfono de su hermano, sin embargo, la fiscalía no les ha dado una explicación de quién y por qué hizo todas esas llamadas la noche de la desaparición del joven.
“Nosotros hicimos el informe de las llamadas y aun así no hicieron nada. Hemos estado metiendo oficios y nosotros no tenemos ningún abogado, cuando declaramos los hacemos sin un representante legal, se supone que todos deberíamos tener uno, pero no, al inicio me lo pusieron por un mes, después me lo quitaron y ya no sabemos nada del abogado”, indicó.Nayeli comentó que tras las declaraciones, no hay un proceso de investigación, “en mi caso hemos visto muchísimas anomalías, antes no sabíamos nada y era desesperante que ellos nos pidieran información”, se acercó a la fiscalía para que atendieran su caso, sin embargo, no tuvo éxito. La familia confesó que durante dos años estuvieron solas en la búsqueda, hicieron de todo para tratar de localizar al joven criminólogo, pero siempre recibieron negativas. En noviembre de 2021 lograron organizarse con el colectivo “Una Luz en el Camino” y así emprender acciones políticas y de localización en nombre de Irvin y de las tres mil 178 personas que permanecen desaparecidas en Ciudad de México.
“Hasta el momento no sabemos nada y seguimos en búsqueda de mi hermano, lo extrañamos mucho, pensamos si ya habrá comido, si estará bien, si no le falta nada, son muchos sentimientos y parece que los que no tienen a gente desaparecida no les interesa, son indiferentes. Para mí es importante buscar porque, aunque no sea mi familiar ayudamos a encontrar a otra persona, y yo sé que al rato con la ayuda de dios y de las compañeras el mío va a regresar”, expresó Nayeli.Hizo un exhorto a las autoridades para que informen a las familias de personas desaparecidas sobre los procesos que se tienen que llevar a cabo en la búsqueda de un familiar, así como a tomar en cuenta el trabajo que realizan en colectivos y brigadas para apoyar en la localización de personas.