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“Lo más extraño es ver un estadio totalmente vacío”: fotógrafo en Tokio

En la Justa Olímpica los reflectores se los llevan los atletas, pero detrás de las competencias hay personajes que tienen un papel fundamental para reportar a todo el mundo lo que está aconteciendo.

Mariano Ríos es fotógrafo del Comité Olímpico Mexicano (COM) desde hace siete años, y parte de su experiencia fueron los Juegos Panamericanos y Olímpicos de Río de Janeiro en el año 2016.

Nuevamente tomó su cámara, lentes y demás equipo para ir a Tokio, Japón.

Antes de salir, se tuvo que hacer dos pruebas para descartar la presencia de COVID-19 en su cuerpo. Una es 94 horas antes y la otra 72 horas previo al abordaje del avión, cuando llegaron al país del sol los fotógrafos olímpicos son de los últimos en bajar del avión.

En el aeropuerto se acercó gente del comité organizador de la Justa Olímpica y revisaron que tuviera las dos pruebas que hicieron antes de abordar.

Les pidieron descargar una aplicación en su celular para que puedan monitorear su estado de salud y los lugares que visitan dentro del circuito olímpico. Después validan su acreditación como comunicador y una vez validada les hacen otra prueba anticovid. En ese proceso se llevan aproximadamente cuatro horas en el aeropuerto.

Después de estos filtros llegan al hotel y forzosamente se tienen que encerrar tres días, no pueden salir a más de un kilómetro de donde están instalados. 

La justa olímpica de Tokio es atípica, en medio de una pandemia se tuvo que retrasar un año su realización y tomar medidas sanitarias estrictas para evitar casos de COVID-19, una de ellas es que en los estadios no hubiera público.  

Lo más extraño que sentí fue ver un estadio totalmente vacío. Estamos acostumbrados a ver estos lugares monstruosos llenos de gente y ver solamente a los entrenadores y a las delegaciones de los mismos países es fuerte, pero hay que adaptarse y hacer el trabajo lo mejor posible y aprovechar esta experiencia de vida. La inauguración sin público me dio nostalgia, fue como ver que la humanidad está pasando por cuestiones difíciles, pero generar estos juegos a pesar de todo, es un mensaje de que la humanidad tienen que seguir adelante. Vivimos en un mundo globalizado donde la economía no puede parar, no sé si sea bueno o malo, pero así es la realidad”, explicó Mariano Ríos. 

El día de los fotógrafos olímpicos empieza una noche antes, generan la agenda que dará seguimiento a los atletas mexicanos. A veces sus jornadas laborales duran casi 24 horas, el fin y su pasión por conseguir las mejores imágenes de los deportistas. 

Como en todo el mundo, los procedimientos para ingresar a las justas deportivas son los mismos. Chequeo de temperatura, gel antibacterial, sana distancia e higiene en manos y equipos fotográficos. También tiene que hacer un registro previo dentro de las aplicaciones digitales que es dar seguimiento a su salud y su ubicación en las distintas sedes.

Tengo que mandar mi solicitud a las sedes para que me registren. Si estamos registrados en la app pasamos sin problemas, pero el cupo es limitado para prensa y ahí es donde se vuelve tedioso, todo está más controlado. Otra de las cosas que cambiaron es la posición donde nos acomodan. Dependiendo del deporte, los ‘fotomanager’ (encargados de distribuir a los fotógrafos) nos mandan a los diferentes puntos para hacer las tomas, sólo que ahora en zonas donde podían estar diez o 20 fotógrafos, ya sólo permiten cuatro y se tienen que estar rolando con los compañeros”, apuntó.

En el plano profesional Mariano Ríos dijo que es un gran aprendizaje compartir escenarios con fotógrafos conocidos a nivel global, ver sus formas de trabajo y sus resultados siempre ayuda para la cultura visual de los comunicadores con cámara. 

“Poder nutrirme del conocimiento de los fotógrafos de todo el mundo que están trabajando aquí y verlos hacer su chamba es una gran experiencia”, concluyó Mariano Ríos.

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