La señora Silvia de la Cruz llegó desde Perú a México. Tiene más de 15 días tratando de que se haga una búsqueda de su hijo desaparecido en la ruta migratoria de la Sierra de Acuña, por donde hoy pasan miles de migrantes.
Su tiempo está contra reloj porque el Instituto Nacional de Migración (INM) solo le otorgó un mes de estancia dentro del país. A diferencia de los colectivos de madres centroamericanas a las que le piden una visa para entrar a México, a las personas que llegan de Perú sólo les piden un pasaporte y les otorgan una entrada de turista que por lo general dura 90 días, en este caso solamente le dieron 30.
Silvia de la Cruz es la madre de Jeancarlo Román de la Cruz, mujer de 51 años que viajó más de cinco mil kilómetros desde Huancayo, Perú, hasta Coahuila, México, para buscar a su hijo que está desaparecido desde el pasado 4 de abril.
Giancarlo, de 28 años, salió de la capital peruana el 20 de marzo rumbo a México, intentado llegar al ‘sueño americano’, en este país se quedó hasta el 31 de marzo, día que salió de una cabaña en medio de la Sierra de Acuña para cruzar a Estados Unidos.
Él ha salido de Lima sin compañía, solo con la señorita guiadora que lo vio en el aeropuerto. Hasta las 11:50 conversé con mi hijo y me dijo que si a las 11:57 le llamaba y no me contestaba es porque ya había salido en camino a la Sierra de Acuña, le marqué a las 12 y ya no me respondió. Yo esperaba que llegara a Estados Unidos, pero el 11 de abril me comunican que el grupo llegó. Salieron ocho personas, dos señoritas y seis jóvenes. A las 12 de la tarde me comunican que ya llegaron, pero no llegó mi hijo, las señoritas me dicen que el día domingo 4 de abril le dejaron como a la una de la tarde en medio de la Sierra (de Acuña) porque ya se sentía mal y no tenía agua, estaba cansado y lleno de ampollas en la planta del pie”, detalló la señora Silvia.
El grupo de jóvenes cruzó a Estados Unidos, pero Jeancarlo se quedó en el camino. Se sabe que salieron de un rancho y que siguieron caminando hasta una cantera que tiene una laguna, “es como un basural” y de ahí siguieron hasta un llano donde había muchas espinas; posteriormente ya no se sabe nada más.
Silvia pide que se agilicen los trámites para iniciar el rastreo de su hijo sobre la Sierra, y que se le gestione una visa humanitaria en México y Estados Unidos para los trabajos que tenga que hacer a lo largo de su búsqueda.
A través de redes sociales la señora contacto a colectivos de buscadores en México y todos le dijeron que tenía que venir a México para buscar. Al poco tiempo se gestionó el viaje y bajo el apoyo del colectivo Rastreadores Nacionales de Desaparecidos de Coahuila han abierto una carpeta de investigación en la Fiscalía General de la República y en la Fiscalía estatal.
A pesar de que las diferentes instituciones ya tienen conocimiento del caso de Jeancarlo Román de la Cruz, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) no ha otorgado la calidad de víctima a la señora Silvia y eso afecta en que ella pueda iniciar sus trámites migratorios.
Ninguna de las dos fiscalías le ha tomado muestras genéticas de ADN y las comisiones de búsqueda tampoco tienen un plan de localización, pues solamente los policías de la Fiscalía del estado están recabando pistas y confirmando datos.
El tiempo es vital en todos los casos de personas desaparecidas, pero en el caso de Jeancarlo Román se agrega una lucha contra la burocracia y autoridades migratorias.