Reportajes especiales

Menstruar en la calle es el calvario que viven muchas mujeres

Rosario usa bolsas, calcetines, papel higiénico o periódico para gestionar sus menstruaciones, es decir, artículos y materiales que puede comprar con los 50 o 100 pesos que gana diario limpiando parabrisas

Paredes de láminas cubiertas por puñados de bolsas junto con lona, piso de cartón, una colchoneta y algunas cobijas forman parte del refugio de Rosario Mejía, mejor conocida como Chayo, quien vive en situación de calle desde hace 20 años, en la alcaldía Magdalena Contreras, después de que huyó de casa debido a la violencia ejercida por su padre y familiares. 

Su madre, contó, murió de cáncer cuando ella tenía 15 años y tuvo que trasladarse de Morelos a Ciudad de México para vivir con la familia de su padre. Pronto las agresiones contra ella comenzaron: insultos, empujones, pellizcos hasta llegar a los golpes. Algunas venían por parte de su padre, otras de su abuela, tías y tíos. 

Sin más parientes ni dinero, Rosario decidió tomar sus cosas en busca de ayuda a los 18 años. La primera noche la pasó en un parque, la segunda debajo de un puente y la tercera con personas en situación de calle. Decidió quedarse con ellas.

“Se convirtieron en mi familia; aquí no sufro, pero sí padezco cosas: no poderme bañar, tener ropa limpia, comprar toallas para la regla, y muchas más. Juntamos dinero para comer, pero, a veces, es comer o comprar esas cosas de la regla, yo decido comer”, expresó. 

Desde que Rosario vive en situación de calle su acceso a productos de gestión menstrual (toallas, tampones, copas, entre otros) ha sido casi nulo, así como disponer de espacios sanitarios, agua, jabón, revisiones médicas o medicamentos, por ello en ocasiones va a centros de salud, donde le brindan un paquete de toallas sanitarias que le rinde seis períodos de menstruación. 

Foto: Aline Espinosa Gutierrez
Rosario tiene una bolsa de hojas en su refugio para disminuir el calor.
Foto: Aline Espinosa Gutierrez
Rosario pone al sol sus cobijas de lana para que puedan secarse de la lluvia y no guarden olores.

De acuerdo con Menstruación Digna México, una de cada 19 mujeres no tiene acceso a una gestión menstrual en México, como consecuencia de la situación de pobreza en la que vive, ya que el gasto de obtener estos  productos representa entre 1.2% y 1.3% del ingreso mensual de un hogar. 

Una mujer, menciona la organización, necesita alrededor de 360 toallas o tampones en promedio al año. Esto puede representar hasta 720 pesos al mes, sin contar medicamentos, jabón y agua. Sustancia a la que alrededor de 36% no tuvo abasto diario en 2020. 

En la mayoría de las ocasiones, explicó Rosario, usa bolsas, calcetines, papel higiénico o periódico para gestionar sus menstruaciones, es decir, artículos y materiales que puede comprar con los 50 o 100 pesos que llega a ganar limpiando parabrisas en los semáforos, de seis de la mañana a seis de la tarde. El resto del dinero lo usa para comer, agua y jabón. 

Esta misma dinámica la lleva a cabo en todas sus menstruaciones, con una duración de siete días, pero algunos de esos días vienen acompañados de dolores menstruales “fuertes”, vómito, diarrea y escalofríos. Síntomas que imposibilitan que ella trabaje y con ello consiga medicamentos o agua. 

Foto: Aline Espinosa Gutierrez
Rosario colocó sobre las rocas los materiales que utiliza para gestionar su menstruación. Son su reserva para lo que resta del año
Foto: Aline Espinosa Gutierrez
En un pedazo de madera, Rosario aleja sus aguantes, agua, pastillas del agua que pueda caer por la lluvia. Las pastillas las usa para sus gripes y menstruación.

Durante la menstruación, si Rosario tiene dinero compra agua embotellada o acude a baños públicos para mantener su cuerpo limpio; en otros casos, pide permiso en albergues, toma agua de las fuentes públicas o donde encuentre a fin de seguir laborando sin dificultades. 

“La gente no deja que te acerques a su coche si te ven sucia. Entonces, imagínate ahora oliendo a regla o con una mancha de sangre, menos. Luego con el sol el olor es más fuerte. Es difícil. Unas veces nos cooperamos entre todas, pero nos tocan cinco toallas. Vivir en la calle es sobrevivir todos los días”, apuntó. 

En 20 años, mencionó, no ha accedido a una cita médica ginecológica, ya que no tiene seguro médico gratuito, por lo que no sabe si contrajo una infección debido a los métodos que emplea en sus menstruaciones.

“Las mujeres en esta situación no existen”

Así como Chayo, otras 40 mujeres más en situación de calle manifestaron lo siguiente: 11 negaron tener un padecimiento ginecológico, otras 20 mencionaron desconocerlo, dos no respondieron y 17.5% manifestó padecer amenorrea, miomas, ovario poliquístico y dismenorrea, documentó el informe “La Vida en Rojo” de la organización “El Caracol”, en 2021. 

El manejo de la menstruación, menciona el documento, en condiciones saludables previene otras complicaciones como infecciones o mal manejo de la dismenorrea, que es la presencia de cólicos o períodos menstruales dolorosos, malestares que contribuyen al ausentismo escolar, laboral y disminuyen la calidad de vida. 

De estas mujeres, describe el informe, 70% tiene su periodo menstrual cada 25 a 30 días, 9% no ha dejado de sangrar, y 7% se presenta cada tres o seis meses. Además, sus periodos son de una semana (35%), 17% tres días, 13% cuatro días, y 5% no sabe. 

En ese lapso de tiempo, revela el estudio, 63% de las mujeres usa toallas, 13% papel higiénico, 12% ropa, 4% tampones y 2% nada. Estas cifras son resultado de que la mayoría de ellas ganan 157 o 50 pesos al día, lo que llega a representar un gasto de 13% o de 40% en productos de gestión menstrual, respectivamente. 

Para la líder del Proyecto por una vida libre de violencia de la organización “El Caracol”, Georgina Moreno, las mujeres que viven sus menstruaciones en situación de calle se enfrentan a distintas barreras: falta de información; nulo acceso a servicios médicos, medicamentos, productos de gestión menstrual y agua; pocas ganancias económicas, entre otras más. 

Tales cuestiones, comentó, no permiten que estas mujeres puedan transitar menstruaciones dignas, pese a que el Senado aprobó la Miscelánea Fiscal 2022, como resultado, se avaló una reforma a la fracción I, del artículo 2-A de la “Ley de Impuesto al Valor Agregado” para eliminar el IVA del 16% en los productos de gestión menstrual, por lo que ahora éstos cuentan con una tasa del 0% y su costo debe ser menor. 

Cabe recordar que Menstruación Digna México y otras organizaciones civiles hicieron posible que antes de lo ocurrido en el Senado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP) retomara el proyecto para eliminar el IVA del 16% y lo incluyera en las propuestas de reformas del paquete económico para 2022.

A esta dificultad, detalló Georgina Moreno, se suman otras, una de ellas lo “cultural”, es decir estas  mujeres se aíslan durante sus menstruaciones porque no cumplen con los estereotipos de género que se les exige, como “oler bien” o “estar limpias” y son señaladas como “exageradas” según lo síntomas que padezcan en ese lapso de tiempo.

“Entonces todas las variables van de la mano: la falta de educación, saneamiento, ausencia de productos de gestión menstrual y lo cultural (tabúes) no permiten que ellas tengan una menstruación digna. El Estado es el primer responsable de garantizar esto a todas las personas, pero no es así, en la agenda, las mujeres en situación de calle no existen”, detalló.

La regla como un privilegio”

“Somos como las olvidadas por el gobierno, si vas a un hospital te sacan. Tener la regla es como un privilegio que no tenemos porque siempre andamos sufriendo, hay una señora que vende atole, ella luego nos da té para mantener el vientre caliente”, expresó Meche, amiga de Rosario, quien decidió no dar su nombre. 

Con miras a un mejor futuro, dijo “Meche”, viajó de Michoacán a Ciudad de México para laborar como trabajadora del hogar con una familia, pero vivió mal trato y decidió “escapar”. Al igual que Rosario durmió en parques e iglesias porque no encontró un empleo, pidió permiso a unas personas para “limpiar vidrios en su semáforo” y permaneció con ellas. 

De esta manera, “Meche” inició su vida en las calles. “Los peores días son cuando no hay para comer ni para agua y hace mucho calor, porque es más complicado controlar la regla. Como ya dije: ‘olvidadas estamos’, pero qué le vamos a hacer. Hay que sobrevivir”, dice mientras saca de su cama algunos calcetines y bolsas que resguarda para su siguiente menstruación. 

Foto: Aline Espinosa Gutierrez
“Meche” colgó sobre un reja algunas otras bolsas y un guante que consiguió para su siguiente menstruación.
Foto: Aline Espinosa Gutierrez
“Meche” utiliza gel antibacterial para mantener sus manos limpias a falta de agua. Este gel también lo emplea en su menstruación.

Ante este contexto, precisó la académica en Estudios de Género, Sally Santiago, es necesario comenzar a entender que la menstruación es un proceso biológico que no es opcional; las mujeres en cualquier situación se ven obligadas a comprar estos productos.

En ese sentido, agregó, la menstruación debe ser comprendida como un proceso que se relaciona con distintos derechos humanos. Por ello, las autoridades tienen que emprender campañas y proporcionar una educación sexual y reproductiva en las escuelas para que la menstruación deje de ser considerada como algo prohibido o vergonzoso.  

Además de ello, puntualizó Georgina Moreno, el gobierno tiene que desarrollar políticas públicas que pongan en el centro a las mujeres en situación de calle y que vayan acorde a los contextos reales de ellas, de manera que tanto las autoridades como la sociedad volteen a ver a estas mujeres y las escuchen, ese es el primer paso hacia una menstruación digna. 

Mañana es 28 de mayo “Día de la Higiene Menstrual”, una iniciativa enfocada en concientizar sobre los procesos menstruales de las mujeres y la necesidad de erradicar los estigmas alrededor de ellos. Se eligió el 28 de mayo porque los ciclos menstruales tienen una duración media de 28 días y las personas menstrúan cinco días al mes como promedio, y mayo es el quinto mes del año.

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