
Dos años de pandemia por COVID-19 han dejado a diversos sectores de la población sin empleo. No obstante, cuando se trata de una mujer, no hay nada que la detenga en su afán por triunfar; ese es el caso de la cooperativa ‘Khoti’ de San Ildefonso Tultepec, conformada por 20 mujeres artesanas, de la población otomí del estado de Querétaro.
La idea de esta cooperativa nace por la necesidad de contar con ingresos, luego de que la pandemia había arrebatado el sustento a esposos de las mujeres otomíes y porque, tras tocar varias puertas en el municipio y gobierno de esa entidad, para solicitar apoyo, la respuesta siempre era la misma: “ahorita no hay nada”, “aunque pagues ya no hay lugar” (para vender en los eventos de ese municipio).
Un factor determinante, fue también rescatar la tradición otomí. El proyecto arrancó con 12 personas y ahora ya suman 20.
“Nuestra cooperativa nace por la necesidad económica, sí, pero también para rescatar nuestras tradiciones y nuestra lengua materna (otomí) que ya se están perdiendo, pero más que nada, por la necesidad, esa es la verdad”, dice María de Lourdes Pérez Jacinto, una de las integrantes de este grupo de artesanas, en entrevista con Once Noticias.
La trabajadora artesanal detalla cómo es que la pandemia llevó malas noticias a sus hogares.
“A mi esposo de repente lo ‘descansaron’; a los de otras, les daban las gracias porque la empresa cerraba ‘temporalmente’. Entonces dijimos, ‘no pos, vamos a hacer el negocio’ y, precisamente, comenzamos con los cubrebocas, ya después salieron otras artesanas reconocidas a las que les dieron difusión, pero la idea fue de nosotras. Ya luego, nuestros esposos, se involucraron porque ellos no tenían trabajo; cuidaban a los niños, a los animales, y hemos funcionado bien, gracias a Dios”.
Las 12 mujeres se organizaron hasta para cubrir ventas en distintas celebraciones en Querétaro.
“Nos apoyamos en hacer las cosas. Ya cuando nos invitan a eventos a vender, vemos quien va, quien se queda; porque se trata de no descuidar a nuestros hijos, hay apoyo entre todas; ahora, nos traemos a nuestros hijos al taller, esa es la idea, porque vemos que luego hay artesanas que sí descuidan a sus hijos y nosotros no”, expresa María de Lourdes Pérez Jacinto.
La voz de María de Lourdes se suaviza para indicar desánimo, cuando se le cuestiona si las autoridades encargadas de ese rubro, mostraron interés en ayudar a impulsar su emprendimiento.
“No, ¡qué va!; nadie nos ayudó. A su vez, agradecemos a la pandemia que nos dio este ingreso, si no, no sabríamos donde ‘meter la cabeza’, usted sabe, el agua, la luz, no saben de pandemia, llegan los cobros puntuales […] Yo les digo a mis compañeras que debemos estar contentas de que cada paso que hemos dado ha sido por nosotras, y no por un gobierno que ni nos ha empujado”.
Mi satisfacción como mujer es habernos dado a conocer sin ayuda del Gobierno, porque siempre andamos innovando.
¿Qué productos elaboran?
El trabajo de estas 20 mujeres indígenas consiste en la creación de muñecas, blusas, vestidos, cubrebocas, manteles, fundas, bufandas y sandalias. Además, artículos para mascotas como correas y moñitos; no obstante, detalla que están en constante innovación elaborando ropa juvenil.
“Estamos actualizándonos, sobre todo, por la juventud, que ya no quiere ponerse el traje típico, porque con el tiempo de calor, no se sienten cómodos porque la ropa es caliente; innovamos con blusas más modernas, vestidos de temporada; con el bordado que se puede poner con un short o minifalda, pero es más ligerito; siempre con el toque de nuestro bordado. Hay jovencitas que no se van a querer un traje por ejemplo un fin de semana”, comenta María de Lourdes Pérez Jacinto.
El vestuario al que se refiere María de Lourdes se basa en utilizar colores turquesa combinados con rosa, café, morado y naranja “que aportan un toque alegre cuando los portan las jovencitas”.
Ventas inconsistentes
Aunque la idea nació por la pandemia, han tenido que sortear los estragos de la misma al no vender como ellas quisieran.
“Yo creo que la recuperación a nivel nacional apenas se está dando, se supone que este era un buen año para nosotros por los eventos, pero ahorita por lo que pasó en (el estadio) La Corregidora, sí nos ha pegado un poco porque nos han cancelado eventos. Ahorita ya estamos invitados a otros por el Día del Artesano, pero no nos han confirmado”.
María de Lourdes comprende que, si esas ventas no han sido óptimas, es porque hay gente endeudada y sin empleo. “Nosotros como artesanos la padecimos, nos quedamos en cero y lo entendemos”.
Los artículos de la cooperativa ‘Khoti’ van de los 300 hasta los 380 pesos, dependiendo el trabajo o si lleva bordado o un arreglo extra: “creo que es lo mismo de una tiendita, pero aquí lo que rescatamos es que es hecho por manos artesanas con un bordado y color que tienen su significado”.
Para quien desee conocer de cerca los artículos de ‘Khoti’ y apoyar al sustento de 20 familias de mujeres otomíes, puede hacerlo a través de la cuenta de Facebook de Esperanza Pascual o comunicarse al teléfono 448 108 27 05.