Sobreexplotación de plantas y hongos amenaza la salud humana
El desarrollo de la medicina moderna se basa casi por completo en el estudio de plantas medicinales y microorganismos, especialmente para fabricar agentes antiinfecciosos.
Es decir, mucha de la medicina alópata moderna tiene su origen en la medicina tradicional, la cual, a su vez, surgió del conocimiento milenario de las plantas nativas de cada región.
En todo el mundo se conocen al menos 60 mil plantas y hongos con valor medicinal. Y, por desgracia, es otro gran grupo que corre el riesgo de desaparecer por completo: sólo en cuatro años, el porcentaje de este conjunto en peligro de extinción pasó del 20 al 40%.
Y sin estas plantas y hongos medicinales, el futuro de la preservación de la salud está seriamente en riesgo.
Analgésicos y medicamentos amenazados
Más de un tercio de los medicamentos modernos se derivan directa o indirectamente de productos naturales, como plantas, microorganismos y animales, y entre el 60% y el 80% de los antibióticos y medicamentos contra el cáncer son compuestos químicos que surgen del mundo natural.
En este sentido, para la farmacología moderna las plantas y los hongos medicinales son fundamentales.
Veamos algunos ejemplos: la morfina y la codeína, de los analgésicos más utilizados, derivaron de la flor de amapola. El paclitaxel (taxol) es un fármaco usado en quimioterapia para tratar el cáncer de mama, de ovario y de pulmón que proviene de la corteza del tejo del Pacífico, una conífera nativa del noroeste del Pacífico en Norteamérica.
La penicilina, uno de los primeros antibióticos, se deriva de un moho. Y los medicamentos para reducir el colesterol se basan en propiedades que se encuentran en los hongos.
Estos son sólo algunas de las miles de plantas y hongos que son un recurso vital para la industria farmacéutica mundial, valorada en 1,1 billones de dólares. Por su parte, el comercio mundial de especies de plantas aromáticas y medicinales tiene un valor de tres mil 300 millones.
Pérdida de hábitat
Como casi siempre, la extinción de la diversidad de especies animales y vegetales es resultado de la deforestación y la tala de tierras para dar paso a la agricultura y a la expansión de ciudades. En este caso, países ricos en biodiversidad como Brasil, Etiopía, India y América del Norte, han diezmado grandes extensiones de bosques y hábitats silvestres donde se encuentran estas plantas y hongos.
Danna Leaman, presidenta de la Lista Roja de especies de plantas medicinales en peligro de extinción, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), comenta que “la pérdida de hábitat es la principal amenaza que enfrentan estas especies”.
Ha habido muy poca conciencia de la amenaza real y potencial al abastecimiento de estas especies, de las cuales dependen las compañías farmacéuticas y de herboristería, y que la gente necesita para su salud”, agrega.
Dado que el 80% de estas plantas se cosechan en la naturaleza a partir de fuentes que se agotan rápidamente, una solución lógica sería que se cultivaran más de ellas.
Sin embargo, Leaman opina que “si convertir hábitats nativos a la agricultura ha generado una devastación, llevar tantas especies nativas de los bosques y otros hábitats silvestres al cultivo crearía aún más presión sobre esos hábitats.
El tiempo y el esfuerzo que se necesita para investigar y cultivar estas especies es “enorme”, lo cual está completamente en disonancia con el nivel actual de demanda mundial de plantas medicinales y hongos”, agregó.
Círculo vicioso
Además de su importancia en la generación de fármacos, estas plantas medicinales desempeñan un papel crucial para sostener la biodiversidad de su hábitat, lo cual, a su vez, es determinante para la salud humana.
Así, al sobreexplotar las especies de plantas medicinales también se dañan los ecosistemas, con lo cual no sólo se reduce el acceso a las materias primas para el descubrimiento de fármacos, la biotecnología y los modelos médicos, sino que se crean condiciones para la propagación de virus de la vida silvestre a los humanos.
La Organización de las Naciones Unidas expuso en su evaluación histórica de la biodiversidad, que los seres humanos no hemos logrado en su totalidad ninguna de las 20 metas mundiales establecidas hace 10 años.
A veces parece que no hemos hecho consciente que todos dependemos, por completo, de ecosistemas saludables y ricos en biodiversidad.