Hoy hace siete años nos levantaron con el timbre del teléfono para darnos noticias funestas, fuimos a la Normal de Ayotzinapa, pero no había nadie, los pocos que estaban nos dijeron que se habían ido a Iguala, cuando llegamos vimos con gusto a los sobrevivientes y les preguntábamos uno a uno a los jóvenes sobre nuestros hijos, pero nos dijeron que la policía se los había llevado”, recordó una madre de los 43 normalistas que desaparecieron en septiembre de 2014.
Pasaron siete años de aquella trágica noche del 26 de septiembre. La mitad de la plancha del Zócalo de Ciudad de México lucía llena de personas. La luz comenzaba a irse y los normalistas seguían cantando sus consignas con la misma fuerza que comenzaron.
Los padres y madres se pronunciaron ante cerca de 10 mil personas que habían asistido a la manifestación.
“No hay perdón ni olvidó, a siete años la herida sigue sangrando”, declaró una de las madres en el mitin.
Padres y madres dedicaron la marcha, que realizan cada año en Ciudad de México, a los familiares que perdieron la vida en el camino de la búsqueda de la verdad y de sus hijos: Minerva Bello Guerrero, Tomás Ramírez Jiménez, Saúl Bruno Rosario y Bernardo Campos Santo.
A menudo pasa en nuestra mente cómo estarán nuestros hijos, pensamos si los estarán torturando, o si habrán comido hoy. Nos hemos marchitado y varios de nuestros compañeros se nos adelantaron sin saber de sus hijos, otros estamos enfermos y con pocas fuerzas que las utilizamos para continuar en esta lucha. No queremos seguir muriendo sin saber con claridad qué pasó el 26 y 27 de septiembre y en dónde están nuestros hijos. Mi esposo se acaba de ir el 22 de agosto y yo sigo aquí porque antes de que muriera le prometí que aquí iba a seguir hasta dar con la verdad de nuestro hijo. En este gobierno vemos un camino empinado y lleno de espinas, en un laberinto de justicia aletargada seguimos buscando a nuestros hijos”, declaró una de las madres de los estudiantes desaparecidos.
Los familiares y el abogado del caso consideran que pese a un cambio de Gobierno aún quedan pendientes muchas respuestas.
Las mafias de la fuerza de seguridad policiacas de todos los niveles y el Ejército esa noche siniestra del 26 de septiembre de 2014 persiguieron nuestros compañeros y los desaparecieron y hasta este momento no sabemos más de ellos, por eso vamos a seguir en esta ruta de exigencia de presentación con vida de nuestros 43 compañeros. Hoy estarían llevando las letras para que los campesinos puedan sembrar la tierra, para llevar la conciencia social y aprender a solicitar sus derechos como pueblos, para llevar organización a la comunidades”, afirmó el abogado del caso, Vidulfo Rosales.
Para quienes sufren la ausencia de los desaparecidos, los avances de las investigaciones son mínimos. Señalaron que la Fiscalía General de la República (FGR) no ha ejecutado 40 órdenes de aprehensión y la extradición de Tomás Zerón, quien fuera titular de la Agencia de Investigación Criminal de la extinta PGR.
“Existe una reticencia para investigar a los militares cuando se sabe que al menos 25 estudiantes fueron detenidos y llevados al 27 batallón de infantería, y en ese lugar los estudiantes fueron interrogados y asesinados para entregarlos a los grupos delincuenciales y aun así no se ha hecho nada por investigar al Ejército”, declararon los familiares.
Al terminar el mitin hubo un pase en el que se fueron prendiendo fumarolas de color rosa por cada nombre que se mencionaba. La noche cayó y el Centro Histórico capitalino retumbó con la consigna peculiar de los normalistas: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!