El marfil, proveniente de los colmillos de los elefantes, es denominado como el “oro blanco” y es un artículo de gran lujo que se utiliza con fines decorativos. En 1989 se
prohibió el comercio internacional de marfil, no obstante, continúa siendo una atracción para la caza furtiva de estos enormes mamíferos y su venta ilegal en el mercado negro.
Según datos de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), hasta 2021, clasificó al elefante de África y a sus especies ya no sólo vulnerables –desde 1986 fue clasificada bajo esa categoría– sino que su situación ha empeorado.
En 1996 la situación del elefante africano fue muy crítica, en ese momento estuvo en peligro de extinción.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) aseveró que el elefante de la sabana africana y el elefante del bosque, están clasificados como
animales en peligro y en peligro crítico.
Antes, a estas especies se les denominaba como elefante africano, pero son dos especies distintas. De hecho, los elefantes se clasifican en dos géneros:
loxodonta (elefantes africanos) y
elephas (elefantes asiáticos).
Los primeros, que se subdividen en elefantes del bosque africano, viven en la selva tropical de África central y occidental. Por su parte, los elefantes de la sabana africana habitan principalmente en las sabanas boscosas y los pastizales del África subsahariana.
La organización TRAFFIC, dedicada a la conservación, señala que hay aproximadamente 350 mil paquidermos africanos en todo el continente.
En lo que respecta a los
elefantes asiáticos se extienden en el sureste asiático sobre todo en Laos, aunque también hay población en Vietnam y Camboya.
En estos continentes los paquidermos comparten las mismas amenazas: resalta el
deterioro de su hábitat provocado por la expansión agrícola y el cambio en el uso de suelo. También la caza furtiva para quitarles sus colmillos y venderlos en el mercado negro.
Aunque también se utilizan otras partes de sus cuerpos como las trompas, las colas, la piel o la carne para comerse o hasta para preparar remedios tradicionales. Durante la guerrilla en Mozambique, por ejemplo, se acostumbraba comer la carne para alimentar a combatientes.
En el mercado negro los colmillos de los elefantes pueden llegar a tener un precio hasta de
2 mil 840 dólares por kilo de marfil. En mercados asiáticos, según datos de TRAFFIC, se pagan hasta mil 500 dólares por kilo de marfil en venta al por mayor, y mil 863 dólares por kilo al menudeo.
Esta situación ha provocado que hasta 2021, en un período de 31 años, los elefantes del bosque tuvieran una disminución de 86%. En lo que respecta a la población de elefantes de la sabana africana, al menos en 50 años, disminuyó 60%.
TRAFFIC afirma que
90% de los elefantes africanos han sido asesinados en los últimos 100 años y que cada día que pasa son cazados 55 elefantes en el continente africano.
Y aunque ha disminuido el mercado ilegal de estos animales, esta organización ha detectado que aún prevalecen y que se han desplazado a otros lugares. Anteriormente la ruta era de África a Asia y viceversa. Países como China, Tailandia, Vietnam, Hong Kong, Japón y Taiwán, eran reconocidos como rutas tradicionales del tráfico de marfil. También hacia Estados Unidos e incluso Europa.
Prohibición del marfil, el esfuerzo y la ayuda de la ciencia
La prohibición de marfil nacional de China entró en vigor a principios de 2018, señala TRAFFIC. En ese año el gobierno chino cerró sus plantas de procesamiento de marfil y comerciantes de marfil en todo el país, pero provocó el desplazamiento del comercio ilegal de marfil a países como
Hong Kong, Camboya, Japón y Vietnam.
El año pasado era el límite para que Hong Kong eliminara gradualmente el mercado ilegal, según lo estipuló el panel legislativo en 2017.
En
Tailandia y Japón, el mercado del marfil tuvo gran relevancia: eran países consumidores de marfil y puntos importantes de tránsito. Para Japón tiene un papel importante en su cultura.
En 2018, TRAFFIC encontró que el comercio ilegal de vida silvestre en Vietnam se da principalmente a través de la venta en línea, por el anonimato que permite la virtualidad.
Estados Unidos implementó una prohibición ‘casi’ total del comercio de marfil de elefante, en 2016. Persiste la presión para que todos los países reconocidos en la ruta del tráfico de marfil aboguen por la prohibición total.
Otro esfuerzo importante para combatir el tráfico ilegal del marfil es el que ha realizado el investigador Sam Wasser, profesor de la Universidad de Washington, codirector ejecutivo del Centro de Ciencias Forenses Ambientales. Desde 2005 su laboratorio
se ha dedicado a analizar el ADN de los colmillos de los elefantes, así como los cuernos de los rinocerontes y las escamas del pangolín.
Con este ADN ha creado una
base de datos que rastrea dónde se caza furtivamente a los animales y dónde se trafican sus cáscaras. Es decir,
mapea las rutas del tráfico ilegal.
Su laboratorio, tal como segura el científico, es el único en el mundo que realiza este tipo de análisis de enormes incautaciones de marfil en busca de material genético.
De 2006 a 2015 realizó un análisis del ADN de colmillos recuperados en 38 enormes incautaciones. Esto conllevó a que en 2018 se identificaran a tres cárteles de contrabando de marfil en África.
“Desde 2005, nuestro laboratorio ha sido realmente el único en el mundo que analiza grandes incautaciones de marfil en busca de ADN”, explicó Wasser.
El año pasado, en Washington, la investigación de Wasser conllevó a que se detuvieran a dos hombres por tráfico de marfil de elefante, escamas de pangolín y cuerno de rinoceronte blanco desde el Congo a Seattle.
Según datos de la WWF, al menos 20 mil elefantes africanos son asesinados ilegalmente para el tráfico de marfil, por lo que urgen a que se continúe presionando para que los países lo prohíban en sus legislaciones y se abogue por la preservación de estos mamíferos.