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Personas con problemas de salud son más vulnerables tras tragedia en Chiquihuite

La señora Briseida Meza y su hijo Jonathan Paulino sufren insuficiencia renal, ella desde hace siete años y el joven desde hace seis meses. Son damnificados de la catástrofe del Cerro del Chiquihuite, del pasado 10 de septiembre, hasta ahora no han podido tener un lugar seguro para hacerse las cuatro diálisis que necesitan cada día.

La señora recibió una orden de “desocupación” por parte de Protección Civil del Estado de México y ha dejado todo en casa. No tiene a dónde ir y al igual que todos los damnificados no ha recibido una respuesta concreta de qué pasará con su derecho a la vivienda digna. La madre y el joven no son recibidos en los albergues pues su dieta es especializada y su tratamiento requiere un lugar cerrado y con muchísima higiene.

Para que la familia pudiera entrar a su casa y sacar algunas de las pocas cosas que necesitaban para su tratamiento y algunas prendas de ropa, las autoridades les obligaron a firmar la orden de desocupación de su vivienda.

Ningún orden de Gobierno ha podido apoyar a la familia ni la iglesia, según el testimonio recabado por Once Noticias.

“Ya no sé con quién dirigirme, porque nadie nos dice nada ni el municipio ni el gobernador ni el presidente. Nosotros pedimos un cuarto para que estemos mi hijo, mi esposo y yo. Porque si no esto va a empeorar nuestra salud”, lamentó Briseida Meza.

Madre e hijo lucen desanimados, con la piel pálida y con gestos de dolor que de repente saltan durante la charla, el cuerpo se les ve hinchado y la boca seca.

Nosotros no podemos salir porque tenemos insuficiencia renal y no sé si las autoridades no conocen la enfermedad, pero es mucha higiene la que tenemos que tener junto con una dieta especial, porque no podemos comer harinas ni enlatados ni embutidos ni nada por el estilo. Necesitamos un cuarto de diálisis donde no entre ni salga nadie. Una vecina nos adaptó un lugarcito, pero es un lugar abierto y eso no es lo más higiénico para este tratamiento. Mire mi cuerpo ya me estoy hinchando de que no me he hecho las diálisis como debe de ser. Hemos tenido infecciones sólo por la mala alimentación de estos últimos días”, explicó la señora Briseida.

La familia encontró un lugar porque una de las vecinas, la señora Guadalupe Caballero, les abrió sus puertas para que pudieran tener un espacio más cerrado, sin embargo, la circulación de gente afecta también a su salud.

“Le cargaron el peso de todo este desastre a la gente y somos los vecinos y familiares los que nos ayudamos, porque de la iglesia o de las autoridades no vemos nada para las personas que tienen problemas de salud, sabemos de gente con diabetes que necesita refrigerar su insulina y en un albergue no van a poder hacerlo, sabemos de un hombre en silla de ruedas que tampoco ha recibido algún apoyo para un lugar que atienda sus necesidades y toda esa gente está en sus casas junto a la zona cero”, explicó la señora Guadalupe, quien brindó un espacio de forma solidaria para sus vecinos con problemas de salud.

Según los testimonios recabados por Once Noticias, la mayoría de las personas que decidieron no abandonar su hogar es porque tienen graves problemas de salud y necesitan espacios que sean acordes a sus necesidades. La señora Briseida decidió regresar a su casa que se encuentra a escasos metro de la zona cero en el Cerro del Chiquihute.  

Me voy a regresar a mi casa porque no sé qué hacer, yo sé que es bajo mi propio riesgo pero esto ya no lo aguanto más. Yo estoy en protocolo de trasplante y necesito muchísimos cuidados para mantener mi lugar, pero con esto se me está complicando todo y también me da miedo perder mi lugar para el trasplante. Yo ya tengo 12 años con esta enfermedad”, concluyó la señora Griselda que se encaminó lentamente a su casa junto a la gran roca, porque ya le tocaba su tercera diálisis del día.

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