Reportajes especiales

Pesca indiscriminada, plastificación y cambio climático están aniquilando a los océanos

Una experta ambiental estima que en 30 o 40 años menos especies habitarán el planeta y la humanidad no va a tener las capacidades de adaptación a la vida por el ritmo de la temperatura.

A fin de salvar la vida de los océanos, desde la semana pasada se dio inicio a la última ronda de negociaciones por un Tratado Global de los Océanos, que concluirá el próximo 26 de agosto en las Naciones Unidas, en la ciudad de Nueva York.

De acuerdo con Greenpeace, el resultado de esta reunión, conocida como IGC5 (Conferencia Intergubernamental) pretende generar propuestas para que el océano obtenga las soluciones que demanda con suma urgencia.

Además, el nuevo tratado tendrá como objetivo abordar la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina en áreas del océano que van más allá de los límites de las zonas marítimas de los Estados.

Con esta convocatoria, se espera que finalmente se redacte un instrumento internacional jurídicamente vinculante al marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas más allá de la jurisdicción nacional.

“Creo que los océanos enfrentan tres grandes problemas de manera general, por un lado, estamos hablando del tema de la pesca, que ha sido una de las grandísimas actividades que afecta el balance oceánico y esto se debe a que si bien hay muchos barcos que buscan pescar, por ejemplo atún o algunas estas especies, el problema es que hacen estas grandes pescas, capturan muchas especies que rompe totalmente el equilibrio de los océanos”, explica Sandra Guzmán, fundadora y coordinadora del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe, en entrevista con Once Noticias.

La doctora en Política por la Universidad de York refiere que el conflicto pesquero en océanos se ha incrementado por las zonas de pesca permitidas, pero también por las no reguladas porque son como “zonas sin ley”, que no pertenecen a nadie y donde se puede pescar porque ahí no hay sanción.

“Aunque, hay muchos países que tienen sus aguas delimitadas, por ejemplo, los japoneses que tienen reglas muy diferentes que los rusos o los canadienses”.

Un segundo problema al que se debe dar prioridad, según su opinión, es aquel que tiene que ver con el de los deshechos y la implicación de la plastificación y que cada vez haya más islas de plásticos rodando por los océanos.

“Tuve la oportunidad de estar en la Antártida y nos decían que muchos de estos plásticos se van degradando, pero no desaparecen, se hacen pequeños plásticos. Están siendo observados en los hielos de la Antártida, hay especies que empiezan a alimentarse de estos plásticos y de desechos industriales, esto implica contaminación del mar y si a esto le sumas los derrames petroleros, hay severas consecuencias en las especies”, destacó la especialista.

Y un tercer problema es, precisamente, el cambio climático que afecta la manera en que las corrientes marinas se están comportando, además del blanqueamiento de los corales, que son la base de una cadena alimenticia.

“Este Tratado ha buscado establecer regulaciones más estrictas en estos temas. Lamentablemente no estamos viendo un acuerdo robusto; hay una petición para que se establezcan áreas marinas protegidas, que no haya pesca, que se mantengan intactas estas zonas y se proteja 30% de los océanos”.

Letalidad que erosiona a las especies marinas

La experta en temas ambientales también aboga por que haya una zona protegida en la Antártida, debido a la pesca masiva de krill, un crustáceo que sirve de alimento a pingüinos y ballenas, que con su captura rompe el equilibrio de la Antártida y ocasiona la muerte de varios pingüinos.

Añade que los tratados internacionales no están trabajando de manera sinérgica como se esperaría, ni lo están haciendo de la mano con el Tratado Antártico. Tampoco hay respuesta en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático al tocar el tema de los océanos, debido a temas burocráticos que impiden avanzar en las negociaciones, “el reto es combatir estas cuestiones”.

Para Sandra Guzmán, los países menos proactivos en el tema de la pesca, son Rusia y Japón, aunque China también tiene un rol, “pero Japón ha sido históricamente conocido porque la pesca ha sido un elemento muy importante de su economía y eso ha traído resistencia para lograr una regulación absoluta; en 30 o 40 años tendremos menos especies habitando el planeta, sí habrá especies que logren adaptarse pero bajo condiciones difíciles, la humanidad no va a tener las capacidades de adaptación por el ritmo de la temperatura”.

Subraya que, para respetar y entender a la naturaleza, la educación es crucial porque históricamente la humanidad ha crecido alejada de ese entendimiento. De esa forma, considera que era importante incluir el tema en la matrícula escolar.

“Aunque no vivamos cerca de los océanos como en Ciudad de México, no significa que no podamos hacer algo para protegerlos. Tenemos que empezar a hablar de un planeta sin fronteras, en donde entendamos que si soy de Namibia me va a afectar lo que pasa en China, que si soy de Irak me afectará lo que pase en Estados Unidos, debemos pensar en globalidad que es la que nos enseña, no en globalización, sino globalidad de la naturaleza porque es la que nos une”, señaló Sandra Guzmán. 

49 países comprometidos                                                        

Cabe destacar que en la primera semana de las negociaciones de 49 países, incluido México, ya se habían comprometido en alcanzar un Tratado ambicioso en 2022, según Ornela Garelli, campañista de Océanos en Greenpeace México.

Esta ONG ambientalista destaca que a nivel global más de cinco millones de personas se han sumado a este llamado, mientras que, en México, más de 320 mil mexicanos han exigido al gobierno que se finalice el Tratado este agosto con una respuesta positiva.

Garelli asegura que, si no se llega a un Tratado Global de los Océanos en Nueva York, entonces será imposible alcanzar el objetivo 30×30 que significa proteger al menos 30% de los océanos para 2030.

Cifras de plástico en los océanos

En abril del 2021, la ONG Alianza México sin Plástico declaró que cada año llegan 30 mil toneladas de envases de PET al océano.

Y en el Mediterráneo, el panorama no es mejor. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), una organización internacional dedicada a la conservación de los recursos naturales con sede en Suiza informó a finales de 2020 que:

  • 229 mil toneladas de plástico se vierten al Mar Mediterráneo cada año.
  • Esto es equivalente a más de 500 contenedores de transporte al día.
  • A menos que se tomen medidas significativas, la cifra será el doble por lo menos para 2040.
  • En ese mismo año, un informe llamado “Mare Plasticum: El Mediterráneo”, que fue elaborado entre UICN y la organización Environmental Action (EA), encuentra que los macroplásticos resultantes de residuos mal gestionados constituyen el 94% del total de los vertidos de plástico de 33 países de la cuenca del Mediterráneo.
  • Así mismo, el informe estima que más de un millón de toneladas de plástico se han acumulado en el Mar Mediterráneo.

 

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