Reportajes especiales

Prejuicios dificultan acceso de las familias lesbomaternales a sus derechos humanos

Las familias lesbomaternales padecen de diversos obstáculos para acceder a sus derechos humanos pese a los avances en la legislación mexicana

En una cancha de fútbol, Ivón y Erika (decidieron no dar sus apellidos) se conocieron. Desde aquel día, una conexión nació entre ellas, que las llevó a una relación de ocho años y el inicio de un proceso de fecundación para agrandar su familia. 

Una de ellas, Erika, se sometió a una técnica de reproducción asistida: fertilización in vitro, en la que se extraen óvulos de una mujer y se combinan con los espermatozoides para crear embriones. En 2020 Camila llegó a sus vidas, pero la ilusión de verla recién nacida se transformó, dice Ivón, en un calvario.

“Cuando se alivió mi pareja, yo quería ver a mi hija, pero no pude. La policía decía que los cuneros sólo eran para los papás “hombres”. Aunque le expliqué varias veces que yo era la mamá y Erika mi pareja. Ella dijo que no”, contó Ivón a Once Noticias. 

Tal situación, dijo, la llevó a un estado de desesperación porque no podía saber cómo se encontraban su hija y su pareja; la bebé había sido colocada dentro de una incubadora por nacer antes de tiempo. En vez de obtener ayuda, Ivón recibió una pila de papeles para llenar.

Para intentar convencer a la seguridad del lugar, Ivón se sometió a un interrogatorio: “¿cuándo se conocieron?, ¿si son pareja?, ¿cómo puede probar eso?, ¿si es tu hija?”, y muchas otras preguntas que cupieron en 50 minutos. 

Por el pasillo, ella veía llegar a los varones, cambiar su ropa, entregar una credencial y pasar con sus bebés, mientras ella seguía sentada a la espera de una solución, que se redujo a más trámites en el área de Servicio Social, con otra entrevista, otros formularios y un “pase especial”. 

Este proceso se repitió dos días más porque Erika estuvo hospitalizada. El último día de estancia, el director de aquel hospital público (no quisieron dar nombre) les ofreció una disculpa por los “inconvenientes”. Ellas pidieron que el personal médico estuviera más capacitado.

Para Ivón esta situación es muestra de que aún falta impulsar un cambio cultural hacia la diversidad familiar, en particular las familias lesbomaternales, en el que se entienda que todos las uniones son válidas. Cuestión que debe ser introducida en la educación. 

“Este momento también me dio mucha fortaleza. Dije: “ok, empieza mi lucha para mostrar a la sociedad que somos madres. Muy madres de nuestros bebés’. Tengo las armas para decir que yo tengo derecho a esto y a esto. Soy muy mamá. Ella es mi hija, no hay más”, resaltó. 

Actualmente, en México se reconoce que la composición de las familias es diversa en la legislación federal y local y en los tratados e instrumentos internacionales de los que es parte. En ellos no se hace referencia a un tipo específico de familia, por lo que establecen una protección general para todas las clasificaciones, sin importar cuál sea su estructura. 

Sin embargo, este avance, consideraron activistas, no ha promovido que las familias homoparentales y lesbomaternales sean más visibilizadas. Ejemplo de ello, es que aún las cifras oficiales se basan sólo en las “familias tradicionales” (hombre y mujer) y no hay datos sobre las familias que pertenecen a la comunidad LGBTIQ+.

Foto: Aline Espinosa Gutierrez

Unidas somos fuerza

Ante los altos riesgos de discriminación y trabas legales, Nahyleli y Paola, una familia lesbomaternal desde hace 17 años, se unieron como Ivón y Erika a la Red de Madres Lesbianas en México a fin de ganar fortaleza para ejercer sus derechos humanos como una familia lesbomaternal.

Esa resistencia la aplicaron por primera vez, contó Paola, al registrar a su segundo hijo, Pablo, de casi un año en el Seguro Social. Un trámite que tardaba un día pasó a ser una semana porque el hospital del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) no tenía formatos para dos mamás. 

“Daban argumentos como: ‘no sabemos pero el sistema no lo acepta’. El problema en realidad era que Nahyleli estaba registrada como mamá, pero tenía otra mamá, lo que provocaba según el personal de salud una confusión de apellidos”, detalló. 

Ambas no entendían tales confusiones, pues habían realizado los trámites con base en la experiencia obtenida con su primera hija, quien hoy tiene cinco años.  Esta misma situación, comentó, sucedió en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en Ciudad de México con el trámite de pasaporte. 

Los apellidos volvieron a ser “confusos” para las autoridades y tenían la duda sí en verdad una de ellas era la madre gestante. De nuevo parecía que Nahyleli y Paola estaban equivocadas, a pesar de haber hecho el mismo proceso con su primera hija. En otros trámites pidieron el acompañamiento de la Red para sentirse más seguras. 

Ambas consideraron que aún las y los funcionarios actúan bajo prejuicios contra las familias de la diversidad sexual, por ello es necesario un observatorio que vigile que estas actividades respeten los avances en la legislación. 

“No tendría que ser necesario que las familias lesbomaternales tengan que ir con una red de apoyo para acceder a sus derechos. Se debe comprender que cada familia es diferente y nadie está mal. Simplemente somos”, enfatizó Paola. 

Foto: Aline Espinosa Gutierrez

¡Somos familias, aquí estamos!

Los prejuicios, consideró la administradora de la Red de Madres Lesbianas, Miztli Leal, son la mayor dificultad para que las familias lesbomaternales registren a sus hijos e hijas, accedan a la salud, educación o desarrollen una vida plena.

“Las instituciones les piden comprobante de la inseminación artificial o cuestionan si no están negando el derecho de paternidad, ya que asumen que todas las lesbianas que tienen hijos tuvieron una relación con un hombre. Terminamos diciéndoles cómo deben hacer su trabajo y recordando los cambios en las leyes”, detalló Leal. 

Ante este contexto, determinó, las familias lesbomaternales deben ser más visibilizadas en todos los ámbitos para así combatir los prejuicios. “Oigan, aquí estamos, no somos moda. Aquí nos vamos a quedar. Vamos a aprovechar cada momento para hacernos visibles. Esa es la única manera de ser consideradas”, resaltó. 

Con ella coincidió la fundadora de la Red, Ana de Alejandro, quien explicó que las familias lesbomaternales deben ser nombradas para “existir” porque las palabras construyen realidades

Para la diputada de Morena y defensora de la comunidad LGBTIQ+, Ana Francis López Patiño, es necesario que los protocolos de atención sean homologados en todas las instituciones en Ciudad de México con miras a que las familias lesbomaternales reciban siempre un trato respetuoso. Dijo, debería ser introducido como agenda nacional por los poderes políticos. 

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