Reportajes especiales

Pueblos indígenas conmemoran sus raíces a 500 años de la caída de Tenochtitlan

Círculos de danzantes y cantantes prehispánicos se reunieron en el Zócalo de Ciudad de México para hacerle una velada a lo que fue la gran Tenochtitlan hace 500 años.

Las personas caminaban en medio de la noche con la vestimenta típica de sus pueblos, algunos venían de Hidalgo, Tlaxcala y hasta de Michoacán con coloridos trajes y una carbonera que soltaba humo y aromatizaba el ambiente a copal y a hierbas finas.

Frente a la Catedral capitalina colocaron un altar denominado Tlalmanali. Fuego, maíz, agua y flores abren los portales de los cuatro puntos cardinales.

Entre el denso humo y cánticos la gente bailó. La noche nublada de vez en cuando dejaba caer algunas gotas de lluvia en la conmemoración de la caída de Tenochtitlán.

Gabriel Sandino, uno de los danzantes, afirmó que estos 500 años también son “el despertar de los mexicanos, para que podamos retomar nuestras raíces, porque todo fue destruido por esos europeos. No sólo nos deben una disculpa, sino que tienen que pagar por el daño a nivel cultural que nos hicieron”.

La ceremonia que hicieron entre veladoras, copal, maíz y flores, es un ritual que duró toda la noche dedicado a la Madre Tierra

Aprender a vivir con la naturaleza es uno de los principales mensajes, nosotros somos de la tierra, no la tierra es del hombre. Pero también estamos de gozo por ver gente de otros estados, y los que traemos el espíritu de la mexicanidad estaremos unidos en este rezo durante toda la noche”, explicó el danzante a Once Noticias.

Durante la ceremonia se prendieron las luces de los edificios que rodean al Zócalo capitalino, las luces, el fuego y el humo hicieron de este lugar algo único e histórico, aunque los participantes detallaron que fue poco el espacio que les otorgaron para este evento, pues el lugar donde se hacen las danzas ya estaba ocupado por decenas de casas de campaña, que albergan a los bailarines que llegaron de los diferentes  estados.

Las autoridaes de Gobierno y organizadores no los dejaron participar en el evento oficial, “a pesar de que somos nosotros los que traemos y expandimos la cultura mexicana no pudimos pasar del otro lado de las vallas metálicas, no es justo que no se nos tome en cuenta y se nos siga excluyendo cómo desde hace 500 años”, denunció Sandino.

 

 

“No estamos de fiesta, estamos de protesta”

La inauguración del evento por la “Caída de Tenochtitlan” también tuvo un sentido de protesta con danzantes y cantantes prehispánicos que explicaron algunos disgustos.   

Mapichihuitl Sánchez, directora de la casa de cultura con el mismo nombre en la calle de Tacuba, cantaba frente al Templo Mayor y explico que ese canto no era de festejo sino de protesta.

Estamos conmemorando tristemente los 500 años de asedio que tuvo el pueblo tenochca en lo que hoy es Ciudad de México. Recordamos a nuestros ancestros que pelearon para no ser invadidos. Una noche como esta hace 500 años estaban deliberando qué hacer para rescatar lo poco que quedaba del pueblo tenochca, y decidieron el 13 de agosto entregarían las armas para no hacerle más daño de su pueblo. Estamos conmemorando el decreto que dejó Cuauhtémoc cuando dijo que ‘el sol se está ocultando pero volverá a renacer y ese día nos corresponde a nosotros compartirle a los hijos de los hijos de nuestros hijos, esa cultura ancestral que defendemos”.

Mencionó que es una protesta por el “nulo mantenimiento” que le dan al verdadero Templo Mayor y puso como ejemplo  el colapso del techo en el templo de las Águilas. Hasta ayer pusieron una manta donde impiden el paso y dicen que están trabajando.

“Cómo colonas del centro y como difusoras culturales estamos exigiendo al Gobierno que con nuestros  impuestos reparen el lugar original y sagrado. No es posible que se tenga una estructuras súper caras, súper lindas, y el poquito espacio que nos dejan esté en malas condiciones (…) No son tiempos para hacer estos eventos y esos dineros invertidos son una burla porque es sorprendente ver estás figuras, pero si todo ese presupuesto lo hubieran metido al lugar original otra historia sería”, expresó Mapichihuitl Sánchez.

Con una cinta delimitadora mantiene alejadas a las mujeres que cantan para demostrar que la cultura mexica sigue viva.

“A pesar que estamos detrás de su línea vienen a intimidarnos personas y policías del templo mayor, pero nosotros vamos a permanecer aquí porque no estamos de fiesta, estamos de protesta”, dijo la cantante.

Fue la última noche, hace 500 años, en la que México era un pueblo libre y soberano sin conquistadores ni intervenciones extranjeras.

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