Reportajes especiales

San Francisco Putla, un respiro a cempaxúchitl en Estado de México

Disfrutar de tradiciones, paisajes y comida típica es posible en este mágico lugar.

A menos de una hora del centro de Toluca, Estado de México, entre los constantes paisajes mexiquenses sepias, el suelo cansado y calles claroscuras, se empieza a advertir un azul celeste infinito, de ensueño. Se trata de San Francisco Putla. En la parte de abajo, multicolores y vivos matices que decoran sembradíos de enormes variedades de flores que la rica tierra de esta región de la entidad más poblada del país, y que albergaba, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), un total de 16 millones 992 mil 418, al menos en 2020. “La tradición de sembrar vegetales y lo que la tierra nos dé, viene de mis bisabuelos. No tenemos datos exactos, pero sí está claro que somos una población que predominantemente se enfoca en la siembra, cosecha y comercialización, en especial, de la flor de cempasúchil y de nube; las tradicionales del Día de Muertos. Incluso la de nube se cosecha todo el año, cuenta el mexiquense Emanuel Solano, quien con 20 años, se siente orgulloso de su herencia y está decidido a hacer compatible esta actividad con la de ingeniería agrónoma que estudia en la Universidad Autónoma del Estado de México.  

Siempre invencible

Emanuel guarda perfectamente los recuerdos de cuando tenía 5 años.
“Hemos ido de generación en generación. Desde mis bisabuelos, esta temporada de Día de Muertos, fundaron un mercado de flores con los cultivos que salían de las tierras. San Francisco Putla tiene 4 mil 200 habitantes, y son 2 mil personas las que se dedican a las tierras. Por eso es importante para nosotros conservar nuestro legado, hacer que nos vean y, sobre todo, dejar claro que nuestro cempasúchil es 100% mexicano. Eso, en estos tiempos, le da un gran valor”.
El temor es claro y cada vez más evidente: los productores mexicanos le tienen miedo a China, ya que, desde 1960, empresas mexicanas controlaron la agroindustria del cempasúchil. Empezaron el traslado de su producción a países como China, Perú e India. El bajo precio de la mano de obra es más abundante en aquellas regiones del mundo. Por eso, “nosotros exhortamos a la gente a comprar flores nacionales. Aunque las de otros países sean más baratas, nunca rendirán lo mismo. Está demostrado que esas plantas importadas no duran. Su semilla está modificada, eso hace que se van en primera instancia más llamativas, pero también que su durabilidad sea poca. “Incluso nosotros cuidamos que los fertilizantes que usamos no dañen la capa de ozono. Las empresas internacionales prestan poca atención a ese tema”, señala Emanuel, quien agrega la preocupación por el impacto del cambio climático.
“Definitivamente nos ha afectado mucho. Desde hace unos años, los fríos son más intensos, nuestros cultivos se han llegado a helar y hemos tenido hasta pérdidas totales. También la producción ha bajado. El cambio climático sí nos ha estado afectando mucho, pero no bajaremos la guardia. La calidad de nuestra flor es el sello de garantía de una tradición que no debe terminar”.
 

Amor a la tierra y a México

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural afirma que hay “evidencias arqueológicas indican que el cempasúchil se domesticó y era usado en Mesoamérica desde hace 3000 mil años. Se trata de una planta endémica del continente americano que se compone de 58 especies, de las que 35 habitan en México. La palabra viene de dos sustantivos: sempôwal, que significa 20 (o muchos), y xôchitl, que es flor. Su traducción sería “flor de 20″. Dice la leyenda que Xóchitl y Huitzilin estaban enamorados desde que eran niños y que por las tardes subían a la montaña dedicada a Tonatiuh, el dios azteca del sol, y le ofrendaban ramos de flores. Pero un día se desató la guerra y Huitzilin fue a pelear para defender las tierras aztecas y murió. Destrozada de dolor, Xóchitl pidió al dios Tonatiuh que la librara de su sufrimiento y la reuniera con su amado. El dios del sol cumplió con el pedido, dejó caer sus rayos sobre Xóchitl, y ella se transformó en una flor de color amarillo intenso. Luego un colibrí se posó en el centro de la flor y ésta abrió sus 20 pétalos liberando un aroma intenso. Siguiendo el mandato de Tonatiuh, el amor de la pareja azteca permanecerá mientras haya colibríes y flores de cempasúchil en los campos mexicanos. Actualmente su aroma significa Día de Muertos. Para algunos el llamado, para otros el ser y estar con sus difuntos. Pero sea cual sea la tradición, el cempasúchil es sinónimo de olor y sabor a México. Del sello color naranja del que se tiñen las tumbas de todo el país y, sin duda, de garantía para lugares como San Francisco Putla donde, sea cual sea la circunstancia, siempre estarán al pie del cañón.
“De hecho, el año pasado, por la pandemia tuvimos que reducir la producción al 50%. Esto, quien se atrevió a cultivar, porque Putla no debe decaer. Es como una forma de dejar claro que no queremos que se pierda el amor a la tierra. A ésta, nuestra tierra mexiquense”, concluye Emanuel Solano.
 

¿Cómo llegar a San Francisco Putla?

Se localiza a 25.5 km. de la ciudad de Toluca, circulando por la autopista Toluca-Tenango del Valle con deviación a San Francisco Putla. En la desviación que va a San Miguel Balderas se encuentra el puente que cruza la autopista a Ixtapan de la Sal, continuando por este camino se ubica la plantación.  

¿Qué hacer?

  • Visitar los sembradíos
  • Pasear por el mercado de flores en temporada del Día de Muertos
  • Disfrutar de la tradicional barbacoa de hoyo, el pulque y el dulce de calabaza, cosecha de los cultivos locales

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