Reportajes especiales

Ser fixer en México: “el éxito está en las reglas en el campo de investigación”

Un periodista independiente, quien ha realizado esta labor desde hace 14 años, relata los retos a los que se enfrenta la figura del ‘fixer’.

El periodismo en México se ha convertido en una profesión con riesgos para ejercer, como lo han considerado diversas organizaciones, entre ellas Reporteros sin Fronteras.

Y es que, de acuerdo con cifras recopiladas por la organización Propuesta Cívica, 159 comunicadores han sido asesinados desde 2007, además 17 informadores continúan desaparecidos.

Mientras que reportes de la agrupación defensora de la libertad de expresión, Artículo 19, señalan que en México se registra por lo menos un ataque contra periodistas o medios de comunicación cada 14 horas y las entidades en donde se han documentado más agresiones son: Ciudad de México, Yucatán, Michoacán, Tamaulipas, Chiapas, Guerrero y Veracruz.

Lo cierto, es que a pesar de los comunicadores se encuentran expuestos, día a día cumplen sus labores y en algunas ocasiones con la tarea de “fixers”, personajes que son un ‘faro’ cuando de investigaciones riesgosas se trata.

Once Noticias platicó con Benjamín Alfaro, periodista independiente, que ha realizado esta labor desde hace 14 años con televisoras mexicanas, estadounidenses, de América Latina, Turquía o Polonia.

Alfaro explica que el término “fixer”, traducido del inglés al español, consiste en ser un arreglador y en términos prácticos, quien se dedica a esta labor es un excelente conocedor en el terreno de un tema para investigaciones periodísticas internacionales relacionadas con seguridad, migración o tráfico de drogas, entre otros temas.

“El fixer debe de conocer el tema al 100 por ciento porque de eso depende su seguridad física y su seguridad a futuro y hay temas tan delicados que por eso necesitan a uno (…) Él debe de tener muy claras las reglas en el campo”, expresó.

El experto en este tema comparte que los periodistas internacionales sin la ayuda de un “fixer” podrían verse envueltos en medio de un conflicto armado. Citó, como ejemplo, el ejercicio de investigaciones en el estado de Guerrero, entidad conocida por ser el segundo estado de la República Mexicana más peligroso para ejercer el periodismo debido disputas entre cárteles de la droga.

Con ello, a decir de Benjamín, trabajos y documentales internacionales han visto la luz a partir del respaldo de estas personas, que se convierten de manera indirecta en productores en campo, pues “arman la historia y disponen de los elementos”.

“Normalmente, el éxito de un ‘fixer’ depende de su trabajo en campo, de qué tan librado salga, de que tan consistente sea la historia, de que tan verídica y que tanto impacto tenga, sobre todo es eso, porque los periodistas van pidiendo recomendaciones con otros para poder llegar hacia ti”, relata.

La seguridad para un fixer

En México, a decir de Benjamín Alfaro, no hay garantías, ni políticas públicas para los periodistas y a esto se suma el descrédito de la sociedad “que a veces no valora la información”, por ello en el campo es claro con las reglas.

“Yo he sido muy claro con los periodistas extranjeros, si nos tenemos que ir porque siento que corremos peligro, nos tenemos que ir, o sea, no nos jugamos la vida, si se puede grabar, se puede grabar, si no, no, si solo se graba una vez, solo se graba una vez y no se puede repetir”, expresa.

Alfaro detalla que en la labor es consciente de las condiciones en campo, por ello con cada investigación deberán de tomarse ciertas reglas mismas que dependerán de diversos factores como la pelea de territorios, por las propias condiciones del conflicto o barreras del lenguaje, costumbres o por todo el contexto.

“Realmente hasta hoy no he corrido ningún riesgo inminente, dirigido, por parte de las comunidades, por parte de los pueblos, por parte de las manifestaciones públicas, he podido encontrar el equilibrio para dialogar  y sumergirnos e interactuar en estos escenarios”, dijo.

Aunque aclaró que durante su desempeño de manera constante padece acoso u hostigamiento, vigilancia, monitoreo, incluso agresiones físicas por parte de los policías; en su caso, al ofrecer sus servicios para cubrir las caravanas de migrantes de origen centroamericano existe el riesgo de ser confundido con un traficante de personas, un delito penado en México de 10 a 20 años de prisión y de 5 mil a 50 mil días de multa.

Su labor en la sombra o en la luz

Alfaro es considerado, en el medio, como “el mejor fixer en la zona sur”. Señala que de manera previa existen acuerdos con las televisoras, casas productoras o con los periodistas para lograr que su trabajo sea o no identificado y reconocido de algún modo, “dependiendo el tipo de riesgo es como lo valoras”, explica.

 “Muchas veces para el fixer es mejor que no salga su nombre en una publicación, en mi caso a mí me ha favorecido que no salga mi nombre en algunas publicaciones, pero en el caso de otros compañeros que conozco que cubren narcotráfico también les funciona o a veces hay trabajos en los que uno está de acuerdo en que se pueda publicar el nombre, porque bueno son trabajos que todo el mundo hace y vale la pena alguna mención para seguir teniendo trabajo”, explica.

De manera desafortunada, en México, no existen normas legales para proteger la labor de estos “productores en campo” y esto podría ocasionar abusos, sobre todo a la hora de cubrir sus honorarios, por ello han buscado agruparse para fomentar de manera legal su labor.

México en el periodismo

Para Benjamín Alfaro resulta decepcionante que nuestro país no logre afianzar la seguridad para los informadores.

“Es triste, es triste que México no logre consolidar una protección para sus periodistas. Que Presidentes vayan, que organizaciones estén y nada mejore para los periodistas, en campo, he visto esfuerzos en este gobierno, pero yo he dicho que hay un discurso por arriba de la mesa y se te patea por debajo”, reconoce.

 

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