Reportajes especiales

“Sin acceso a vivienda y precariedad de trabajo nos obliga a estar bajo puentes”

Bajo el puente de la gran avenida Churubusco, en su cruce con Eje 3 Oriente, en Ciudad de México, viven más de 60 personas que, de manera organizada, bajo procesos políticos y jurídicos lograron permanecer y poseer ese espacio; pero fue el pasado 28 de julio cuando un incendio arrasó con cinco de las 22 viviendas del lugar.

Este espacio lleva aproximadamente cinco años, los primeros que llegaron fueron vecinos que desalojaron de un campamento el 9 de mayo de 2016, en Iztapalapa.

Esa noche el incendio comenzó en la parte de atrás del puente, pronto se extendió y fue una de las mujeres embarazadas la que dio el aviso a todos los demás. Como pudieron salieron corriendo, el humo y el fuego se expandían muy rápido.

Braulio Rodríguez estaba en otro lado con solo 80 pesos en la bolsa, pagó el taxi que le cobró 50 y cuando llegó al bajo puente donde estaba su casa, se dio cuenta que bomberos y personal de Protección Civil ya trabajaban para sofocar el incendio. En esas labores tardaron dos horas, cuando se fueron les dijeron que nadie podía pasar hasta que peritos de la Fiscalía llegarán para iniciar alguna investigación.

Las 60 personas, de las cuales cuatro son de la tercera edad, 15 niños y dos mujeres embarazadas, durmieron en un campamento improvisado dentro de un gimnasio que el Gobierno capitalino instaló en el mismo bajo puente.

Los peritos llegaron hasta las tres de la tarde a pesar de que el incendio ocurrió a la una de la madrugada.

A las 12 del día abrimos la puerta porque sabíamos que la gente no podía dormir de nuevo en el campamento y pues nos pusimos a limpiar y acomodar las cosas para ver qué podíamos recatar de las viviendas de nuestras compañeras. Quienes perdieron todo fueron las familias con mujeres embarazadas, lo ahorros que tenían para el parto se convirtieron en carbón. Fueron cinco espacios que resultaron totalmente destruidos y cinco más con graves daños”, casi la mitad de las 20 viviendas en ese bajo puente, explicó Braulio Rodríguez en entrevista con Once Noticias.

El espacio que está bajo los puentes, comentó Braulio, pertenece a la propiedad federal, pero como en cualquier otro lugar si las personas se hacen responsables de su mantenimiento pueden abrir un proceso de prescripción o al menos proyectos temporales que les puedan otorgar derechos y responsabilidades sobre el lugar.

Los afectados pedían madera, cable, polines y clavos para rehacer sus casas. El Gobierno local llegó al lugar del incendio ofreció 80 cobijas y 40 garrafones de agua.

A la distancia se sentía el fuerte olor a quemado, el carbón seguía viéndose en el aire, sin embargo, una cuadrilla de jóvenes ya pintaba de blanco lo que el incendio tiznó. Otros tantos lavaban el piso y otros más ayudaban a escombrar los pedazos de material quemado. Incluso, llegaban con tablas y lonas para comenzar a darle forma a algunos hogares.

Las condiciones de vida de quienes estamos en bajo puentes son idénticas a las de muchas personas en todo el país. El acceso a la vivienda en esta ciudad y la precariedad de los trabajos obligaron a qué tomáramos este espacio. En este lugar vivimos trabajadores de la Central de Abastos, de la Merced, todos somos de la clase trabajadora, pero existen campañas de criminalización por la manera en la que decidimos adquirir un espacio de vivienda”, expresó Braulio.

A pesar de esta campaña de desprestigio contra las personas que ocupan los bajo puentes que los señalan como ilegales, también existen empresas que se están haciendo de estos espacios, gimnasios de lujo, tiendas de autoservicio o panaderías de grandes cadenas comerciales.

Braulio Rodríguez consideró que lo que necesitan de manera urgente es “una mesa con Martí Batres, secretario de Gobierno de Ciudad de México, para que el permiso provisional  pueda concluirse en proyectos culturales y populares”.

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